23-J: certezas, seguridades, autoestima

Espa?a aborda las elecciones generales del 23 de julio en un momento decisivo de nuestra historia. Estamos en un momento bisagra entre las crisis consecutivas que han sacudido a nuestro pa¨ªs, al conjunto de Europa y al mundo, y las transformaciones econ¨®micas y sociales que definir¨¢n nuestra sociedad durante d¨¦cadas.

Han pasado tres d¨¦cadas desde que Francis Fukuyama pretendiera certificar el fin de la historia. Esa ret¨®rica se equipar¨® a que solo hab¨ªa una forma de abordar las cosas, y particularmente las pol¨ªticas econ¨®micas. El tiempo nos ha demostrado que esto no es as¨ª.

Sin ir m¨¢s lejos, las respuestas dadas en Espa?a y en Europa a las ¨²ltimas crisis han sido bien distintas. Es cierto que eran crisis de caracterizaciones diferentes. Pero tambi¨¦n que se ha demostrado que se pod¨ªa elegir, y que los resultados cuando se hacen cosas distintas pueden ser distintos. Si tras la crisis de deuda de 2011 se facilitaron los despidos, los contratos precarios y la ca¨ªda salarial, tras la pandemia las cosas no han discurrido por esos derroteros.

Los ERTE, la reforma laboral y las subidas del SMI de un 47% han sido compatibles con que Espa?a hoy tenga el mayor n¨²mero de cotizantes a la Seguridad Social en toda nuestra historia. Que la tasa de temporalidad haya ca¨ªdo a la mitad. Que las brechas salariales hayan disminuido. Todo ello obtenido en el marco del di¨¢logo social, con una inspiraci¨®n sindical evidente, y el aval de una mayor¨ªa progresista en el Gobierno y en el Congreso.

Si en la anterior crisis la UE fue un agente decisivo en impulsar pol¨ªticas de austeridad y de empobrecimiento, en este momento se han suspendido los l¨ªmites de d¨¦ficit y deuda. Esto ha salvado a nuestro pa¨ªs. Volver apresuradamente a pol¨ªticas de ajuste fiscal solo supondr¨ªa volver a viejas f¨®rmulas cuyos resultados ya conocemos: pobreza, desigualdad, desvertebraci¨®n social.

Si hace diez a?os se decretaba una reforma unilateral de pensiones que condenaba al empobrecimiento a las actuales y futuras personas pensionistas, hoy este colectivo ha visto revalorizada su pensi¨®n en la misma cuant¨ªa que la evoluci¨®n media de los precios.

Se han puesto en pie los fondos de recuperaci¨®n europeos (NGUE) y se ha avalado la ¡°excepci¨®n ib¨¦rica¡± que ha disminuido nuestra inflaci¨®n desde el 8,4% medio en 2022, a estar por debajo del 2% en este momento. Y sin duda la obstinaci¨®n del Gobierno de Espa?a ha sido determinante en todas estas orientaciones.

No. No estaba todo escrito. Ni lo est¨¢. En Espa?a sigue habiendo problemas, desigualdad, pobreza, bajos salarios, insuficiencia en la aportaci¨®n fiscal de las rentas del capital y las rentas altas. Eso es evidente. Pero abordar estos ¨²ltimos cuatro a?os desde los presupuestos ideol¨®gicos de las derechas (por no hablar ya de la ultraderecha) hubiera sido un desastre para las mayor¨ªas sociales de nuestro pa¨ªs.

Hoy lo que est¨¢ en juego es c¨®mo abordamos los retos, oportunidades y riesgos que ponen encima de la mesa las transformaciones en el modelo energ¨¦tico, en la digitalizaci¨®n aplicada a los procesos productivos, en la recomposici¨®n del contrato social del siglo XXI. En un contexto incierto en el plano geoestrat¨¦gico y econ¨®mico.

Necesitamos certezas. En un momento en el que las pol¨ªticas p¨²blicas, industriales y sectoriales son claves para tratar de reindustrializar nuestro pa¨ªs. Europa modifica la forma de suministrarse energ¨ªa y esto abre una oportunidad in¨¦dita para Espa?a. Crear empleos asociados a las nuevas formas de producci¨®n y acumulaci¨®n es posible con el concurso colaborativo del sector p¨²blico.

?Va a gestionar esta oportunidad quien a?ora volver a las pol¨ªticas de austeridad, de recorte de gasto, como se?alaba recientemente Aznar? ?Lo va a hacer quien directamente se sit¨²a en el negacionismo y en el antieurope¨ªsmo?

Necesitamos seguridades. Y no hay mayor seguridad para las mayor¨ªas sociales que reforzar un contrato social que, junto con los servicios p¨²blicos cl¨¢sicos como la ense?anza o la salud, acometa una estrategia integral sobre los cuidados o el acceso permanente a la formaci¨®n o a la vivienda. Y para ello hace falta una pol¨ªtica fiscal ambiciosa y no desarmar al Estado, condenando a la ciudadan¨ªa a que tenga que cubrir las contingencias de la vida en un mercado del que las clases populares acabar¨¢n por verse expulsadas en sus necesidades b¨¢sicas, o arrebatada buena parte de sus rentas disponibles en precios abusivos y trampas de cr¨¦dito.

Necesitamos autoestima. Espa?a es un pa¨ªs que puede liderar. Posiciones progresistas y de integraci¨®n europea. Agendas de derechos civiles que de verdad permitan vivir en libertad e igualdad a lo que es desigual y diverso. Hablamos de pol¨ªticas feministas y con perspectiva de g¨¦nero, hablamos de derechos LGTBI, pero hablamos de pol¨ªticas igualitarias en general porque la libertad de las condenadas y condenados a la desigualdad solo es una ret¨®rica tramposa para defender la ley de la selva.

Por todas estas cuestiones y muchas m¨¢s, CC OO y UGT llamamos a la clase trabajadora a votar. A votar por lo que le incumbe y no por la agenda fake a la que se quiere vincular el 23 de julio. A votar opciones progresistas.