En defensa de Ucrania hasta la muerte¡ de los ucranios
La guerra es un conflicto por correspondencia entre la OTAN y Rusia que tiene ra¨ªces muy anteriores a la invasi¨®n y cuya consecuencia inmediata ha sido el sometimiento del proyecto de la UE a los objetivos de la alianza militar
La Universidad Complutense y el Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos organizaron en julio un curso sobre ¡°Los efectos de la Guerra de Ucrania¡±. Impart¨ª la lecci¨®n inaugural sobre una cuesti¨®n que hubiera merecido am¨¦n de argumentos acad¨¦micos una discusi¨®n parlamentaria en profundidad. Estamos ante un tema trascendental para el futuro de Europa sobre el que la clase pol¨ªtica ha evitado en las recientes campa?as electorales cualquier debate, pese a las implicaciones para la seguridad y el desarrollo de nuestro pa¨ªs.
Para analizar los efectos de la guerra es preciso remitirse a sus causas, las lejanas y las m¨¢s pr¨®ximas. Comenc¨¦ evocando a John L. O¡¯Sullivan, periodista americano que en 1845 proclam¨® el ¡°destino manifiesto¡± del todav¨ªa inexistente imperio americano. Dicho destino era extenderse por todo el continente, ¡°asignado por la providencia para el desarrollo de un gran experimento de libertad y autogobierno¡±. As¨ª justific¨® la anexi¨®n de Texas, la de Oreg¨®n y California, antes de que Estados Unidos se apoderara de m¨¢s del 50% del territorio de M¨¦xico e interviniera en las revoluciones cubana y filipina contra la corona espa?ola.
A partir de entonces hubo numerosas operaciones b¨¦licas americanas en el extranjero. Los presidentes Wilson y Roosevelt justificaron su participaci¨®n en las guerras mundiales en nombre de la defensa de la democracia y no cabe duda de que Europa occidental contrajo una deuda de gratitud con el pueblo y el Gobierno de Estados Unidos. Hubo otras intervenciones menos brillantes, como la de Vietnam y las invasiones de Rep¨²blica Dominicana, Panam¨¢ o Granada. O las aventuras en Libia, Sud¨¢n, Afganist¨¢n, Siria, y la invasi¨®n de Irak. Condoleeza Rice felicit¨® entonces al presidente Bush por el nacimiento de una nueva democracia en Bagdad. Pero el conflicto, tras causar medio mill¨®n de muertos, no evit¨® que Irak siga siendo hoy un r¨¦gimen autoritario. Para no hablar de Kabul, donde Washington y la OTAN protagonizaron una vergonzosa huida abandonando a su suerte al pueblo afgano. Tambi¨¦n las rep¨²blicas nacidas en los Balcanes tras el bombardeo sobre Serbia protagonizan hoy severas deficiencias en el ejercicio democr¨¢tico, especialmente Bosnia-Herzegovina, un r¨¦gimen h¨ªbrido como lo era ya antes de la guerra la propia Ucrania.
Para especular sobre las consecuencias de esta guerra es preciso resaltar la existencia de Eurasia, un gigantesco continente hurtado a la conciencia de sus ciudadanos e hist¨®ricamente dividido administrativa y pol¨ªticamente en dos: Europa y Asia. Seg¨²n el pionero de los estudios geopol¨ªticos Halford Mackinter en Eurasia, a la que describ¨ªa como la Isla Mundial, reside el coraz¨®n del mundo. En la Conferencia de Paz de 1919 explic¨® que ¡°quien domina el coraz¨®n continental controla la Isla Mundial, y quien domina esta controla el mundo¡±. Dicha tesis hab¨ªa sido ya asumida por los Romanov y fue aprendida por Stalin. El debate en la sociedad rusa ha sido siempre su voluntad de ser considerada europea y el rechazo del resto de Europa a reconocerla como tal. Tambi¨¦n la creencia de que su pa¨ªs est¨¢ rodeado de enemigos exteriores, lo que le ha llevado de continuo a alejar de sus fronteras cualquier amenaza.
El Consejero de Seguridad Nacional con el presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn defini¨® el papel esencial de Ucrania, pese a su reci¨¦n estrenada independencia, en la construcci¨®n de la nueva Europa y abog¨® por su incorporaci¨®n a la UE y a la Alianza Atl¨¢ntica. Seg¨²n ¨¦l, el futuro de Eurasia pasaba por el ensanchamiento de la OTAN. Especulaba, no s¨¦ si ingenuamente, con la posibilidad de que la nueva Federaci¨®n Rusa renunciara a sus viejos sue?os imperiales. Pero reconoc¨ªa que la opini¨®n p¨²blica rusa y amplios sectores de la sociedad ucrania consideraban indestructible la unidad de origen, y por tanto de destino, de ambos pa¨ªses. En ese ambiente hubo cuando menos un acuerdo verbal entre Estados Unidos y Mosc¨² que garantizaba la no incorporaci¨®n de Kiev a la Alianza, como condici¨®n no escrita a la pronta reunificaci¨®n alemana. Brzezinski defini¨® que el nuevo marco de seguridad europeo se basaba necesariamente en la alianza estrecha entre Francia, Alemania, Polonia (su pa¨ªs natal) y Ucrania. Esa ser¨ªa la manera de dominar el coraz¨®n de Eurasia. Por tanto, de controlar el mundo. En ese camino andamos.
La OTAN y Rusia firmaron un acuerdo de cooperaci¨®n, pero en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich en 2007 Putin lanz¨® serias advertencias respecto al programa de Washington de crear un escudo antimisiles que supon¨ªa la instalaci¨®n de bases en Polonia y la Rep¨²blica Checa. Como repuesta, un a?o m¨¢s tarde, en la cumbre de Bucarest, el presidente Bush invit¨® expresamente a Georgia y Ucrania a integrarse en la Alianza. La contestaci¨®n de Mosc¨² fue una ¡°operaci¨®n especial militar¡± en Georgia bajo el pretexto o con el motivo de proteger a la poblaci¨®n ruso parlante de Osetia del Sur. El conato de esa guerra fue atajado por la mediaci¨®n de Francia mientras creci¨® la sensaci¨®n en el Kremlin de que la decisi¨®n de acercar bases de la OTAN a las fronteras rusas estaba tomada. En 2013, la Casa Blanca auspici¨® el golpe de Estado y la revoluci¨®n popular de Euromaid¨¢n contra el prorruso presidente ucranio. La respuesta de Mosc¨² fue la invasi¨®n de Crimea en 2014. Ese mismo a?o fue nombrado secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, que ha llevado a cabo una pol¨ªtica oportunista de declaraciones de cooperaci¨®n con Rusia y despliegue de fuerzas en los pa¨ªses de Europa central, pese a la convicci¨®n, expresada entre otros por Kissinger, de que ning¨²n gobierno en el Kremlin permitir¨ªa la instalaci¨®n de bases potencialmente ofensivas a 300 kil¨®metros de Mosc¨². Rusia es un pa¨ªs en declive, con una poblaci¨®n y un producto interior bruto decrecientes, pero sigue siendo la primera potencia nuclear del mundo. Como dice el mismo Kissinger en su libro sobre Liderazgo, la guerra de Ucrania encarna el fracaso del di¨¢logo previamente intentado por las partes, que no son Kiev y Mosc¨², sino la Casa Blanca y el Kremlin.
Consecuencia inmediata de esta guerra ha sido la absorci¨®n de la Uni¨®n Europea, un proyecto de paz y cooperaci¨®n a trav¨¦s de las leyes, por una alianza militar. De modo que pa¨ªses con profundos desajustes democr¨¢ticos como Hungr¨ªa o Polonia son aceptados y hasta lisonjeados por Occidente igual que la Casa Blanca parece decidida a blanquear incluso al r¨¦gimen tir¨¢nico de Venezuela. La cronificaci¨®n de la guerra ha tenido otros efectos como la creaci¨®n de un tri¨¢ngulo entre Estados antiguamente enfrentados, Ir¨¢n, China y Rusia, dos de los cuales son potencias nucleares. Ha potenciado igualmente el protagonismo de Turqu¨ªa, aliado fundacional de la Alianza, que dif¨ªcilmente puede ser calificado de democracia y que no aplica sanciones al pa¨ªs agresor.
Tanto desorden amenaza los proyectos multilaterales y anuncia una gobernanza global en manos de un imperio en incipiente decadencia, enormemente armado, y otro emergente que trabaja a marchas forzadas por armarse. Adem¨¢s, somos presa de la propaganda y la mentira. No hay informaciones fiables sobre el n¨²mero de bajas de los contendientes, pero podemos suponer que los muertos se cuentan ya por m¨¢s de cien mil. Y mientras los gobernantes de la Europa del bienestar prometen la victoria total sobre Putin, sus ciudadanos se marchan a disfrutar de las playas de moda.
Esta no es una guerra entre Rusia y Ucrania, sino una guerra por correspondencia entre la OTAN y Rusia. Ninguna de las dos puede ser perdedora absoluta si aspiramos a una paz duradera en Europa y que el conflicto no degenere en una tercera conflagraci¨®n mundial. Pero las voces en pro de un alto el fuego parecen no conturbar a los gobernantes de la Europa democr¨¢tica, los nuestros incluidos, dispuestos como est¨¢n a defender a Ucrania hasta que muera el ¨²ltimo ucranio.
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