Allende, ?mito o inspiraci¨®n?
Siempre nos quedar¨¢ la duda de c¨®mo hubiese podido evolucionar Chile, ese primer ensayo latinoamericano de tr¨¢nsito desde la democracia al socialismo
Cincuenta a?os despu¨¦s de la muerte de Salvador Allende, en ese funesto 11 de septiembre de 1973, Gabriel Boric, el actual presidente chileno, reivindica su herencia y se abre paso como una de las figuras m¨¢s relevantes de la nueva izquierda latinoamericana. Es casi inevitable, por tanto, indagar qu¨¦ es lo que queda de aquel legado, en qu¨¦ se asemeja lo nuevo a lo viejo. Operaci¨®n dif¨ªcil donde las haya, porque, para empezar, la figura de Allende est¨¢ envuelta en el mito. Un mito, por cierto, que se erigi¨® m¨¢s por su suicidio durante el asedio de las tropas de Pinochet al palacio de La Moneda que por sus pol¨ªticas concretas, frustradas de cuajo por la asonada militar. Y por ese emocionante discurso final: ¡°Estas son mis ¨²ltimas palabras. Tengo la certeza de que mi sacrificio no ser¨¢ en vano. Tengo la certeza de que por lo menos ser¨¢ una lecci¨®n moral que castigar¨¢ la felon¨ªa, la cobard¨ªa y la traici¨®n¡±.
Siempre nos quedar¨¢ la duda de c¨®mo hubiese podido evolucionar ese primer ensayo latinoamericano de tr¨¢nsito desde la democracia al socialismo. En parte tambi¨¦n, porque su labor de gobierno fue boicoteada desde el inicio por los poderes f¨¢cticos del pa¨ªs. Lo que es indudable es el ejemplo de coherencia y coraje que mostrara el personaje, que prefiri¨® la muerte a la indecorosa huida que le ofrecieron los golpistas. La connivencia de los Estados Unidos de Nixon/Kissinger con el golpe mostr¨®, adem¨¢s, c¨®mo en 1973 todav¨ªa reg¨ªa el esquema geopol¨ªtico de las ¨¢reas de influencia. Con la perspectiva que dan los a?os, este es quiz¨¢ el rasgo m¨¢s relevante. La gran potencia del Norte pas¨® de ejercer el malsano intervencionismo de otrora a la mayor de las indiferencias hacia sus vecinos del Sur. Y en esto tuvo mucho que ver el propio fenecimiento del modelo cubano y la frustraci¨®n y la ca¨ªda en el descr¨¦dito de los experimentos bolivarianos. Por otra parte, el medio de control m¨¢s eficaz de la izquierda han resultado ser los ¡°imperativos sist¨¦micos¡±, la imprescindible adaptaci¨®n al entorno econ¨®mico de la globalizaci¨®n.
Y esto nos remite a Boric, el personaje m¨¢s interesante de la izquierda latinoamericana y un convencido dem¨®crata. Contrariamente a la ¨¦poca de Allende, la disyuntiva hoy no es entre socialismo y capitalismo, sino entre democracia y autocracia. Lo que qued¨® abierto de este ¨²ltimo personaje, sin embargo, es si hubiera sido capaz de un tr¨¢nsito hacia el socialismo dentro de la institucionalidad democr¨¢tica. Recordemos que siempre se declar¨® defensor de la legalidad constitucional y que el mismo d¨ªa del golpe, ante la amenaza militar, ten¨ªa previsto anunciar un plebiscito sobre su persona. ?Cu¨¢l es entonces el margen de maniobra de Boric para crear algo as¨ª como una socialdemocracia latinoamericana, emancipada de los fantasmas castristas, todav¨ªa tan presentes en Allende, o de las tentaciones populistas bolivarianas? Para empezar, cuenta con un pa¨ªs excepcional en la regi¨®n, cuyo ¨ªndice de pobreza, seg¨²n el Banco Mundial, pas¨® del 68% que registraba en 1990 al 7% en 2022. Lo que ignoramos es la permanencia en su cultura pol¨ªtica de la oscura sombra del antimito, Augusto Pinochet.
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