Bienvenidos a la euroesfera
Mientras la Uni¨®n Europea se prepara para las elecciones del a?o que viene, el reto que tiene por delante es c¨®mo gobernar una comunidad democr¨¢tica multinacional con 24 lenguas oficiales
¡°?C¨®mo se va a gobernar un pa¨ªs con 246 tipos de queso diferentes?¡±, se preguntaba Charles de Gaulle, el primer presidente de la V Rep¨²blica Francesa. Ahora, mientras la Uni¨®n Europea se prepara para las elecciones del a?o que viene, el reto que tiene por delante es todav¨ªa mayor: c¨®mo gobernar una comunidad democr¨¢tica multinacional con 24 lenguas oficiales. Y recordemos que la UE se dispone a emprender una d¨¦cada de ampliaciones, en las que podr¨ªan entrar Ucrania, Moldavia y Georgia, adem¨¢s de seis pa¨ªses de los Balcanes Occidentales, con lo que el n¨²mero de lenguas oficiales se acercar¨ªa a 30. Si nos fijamos en toda Europa, el n¨²mero de lenguas es a¨²n mayor: entre 64 y 234, seg¨²n un experto.
Este es un aspecto importante. La pol¨ªtica tambi¨¦n es teatro. Los pol¨ªticos son actores a los que contemplamos en el ¡°escenario¡± nacional e internacional. Y la democracia consiste en que las personas debatan unas con otras. ?Qu¨¦ pasa cuando no entendemos nada de lo que dicen?
Europa tiene tres respuestas a esta pregunta: el multiling¨¹ismo, la traducci¨®n y la lengua inglesa. Seg¨²n la web oficial de la UE, el multiling¨¹ismo es ¡°uno de los principios fundacionales de la Uni¨®n Europea¡±. Esta diversidad ling¨¹¨ªstica policrom¨¢tica ¡ªen comparaci¨®n y en contraste con Estados Unidos¡ª es una de las cosas que hacen que Europa sea siempre tan fascinante.
En el Parlamento Europeo una persona puede hablar en cualquiera de esas 24 lenguas, que ser¨¢n traducidas a las dem¨¢s por el equipo de expertos int¨¦rpretes m¨¢s fant¨¢stico que hay aparte del de la ONU. ¡°La lengua de Europa es la traducci¨®n¡±, dijo en una famosa frase el escritor italiano Umberto Eco. Pero, si la poes¨ªa es lo que ¡°se pierde en la traducci¨®n¡±, tambi¨¦n lo es la pol¨ªtica. Hay palabras clave, ecos, connotaciones y tipos de ret¨®rica que afectan a las emociones y son diferentes en cada caso. Los discursos de Winston Churchill no tienen la misma fuerza en esloveno, ni los de De Gaulle en alem¨¢n.
As¨ª que, si se quiere llegar a m¨¢s gente y conquistar los corazones, adem¨¢s de las mentes, no hay nada como estar presente en todos los idiomas posibles. Por eso, intento que mis comentarios aparezcan en una gran variedad de peri¨®dicos y revistas europeos y por eso est¨¢n ahora en preparaci¨®n aproximadamente veinte ediciones europeas de mi historia personal de Europa, Homelands. Las distintas ediciones y los debates que mantengo cuando voy a hablar a cada pa¨ªs revelan diferencias sutiles pero profundas entre las respectivas formas de experimentar Europa e incluso, como la otra cara de la misma moneda, entre c¨®mo piensan unas y otras sociedades sobre s¨ª mismas. Es un fen¨®meno que empieza ya con la propia palabra ¡°patria¡±. La p¨¢trias portuguesa no es exactamente lo mismo que la Kodumaad estonia; y Heimat, en alem¨¢n, no queda bien en plural.
No obstante, la mayor¨ªa de nosotros no podemos hablar los idiomas de los dem¨¢s y nadie puede hablarlos todos. Adem¨¢s, los simples mortales tampoco podemos permitirnos tener int¨¦rpretes y traductores (el coste anual de esos servicios para las instituciones europeas es de alrededor de mil millones de euros).
As¨ª que recurrimos al ingl¨¦s. ?O deber¨ªa decir al euroingl¨¦s? Porque, aunque el ¡°ingl¨¦s¡± figura como lengua oficial de la UE, desde que Gran Breta?a abandon¨® la Uni¨®n, los ¨²nicos Estados miembros en los que es lengua oficial son Irlanda y Malta (junto con el irland¨¦s y el malt¨¦s).
El ingl¨¦s es, con diferencia, la lengua m¨¢s utilizada, tanto en la UE como en el resto de Europa. Seg¨²n un estudio de 2012, cuatro de cada diez ciudadanos de la UE hablaban ingl¨¦s (sin contar a los hablantes nativos brit¨¢nicos, que en aquellos lejanos y felices d¨ªas todav¨ªa eran ciudadanos europeos). La proporci¨®n es ahora seguramente mayor. Es decir, el ingl¨¦s es lo que el lat¨ªn fue para Europa durante siglos, salvo que m¨¢s, puesto que el lat¨ªn estaba reservado a una ¨¦lite culta relativamente peque?a.
He estado reflexionando sobre este tema porque The Guardian ha hecho esta semana algo que yo deseaba que hubiera hecho hace mucho tiempo: publicar una edici¨®n digital europea, que se a?adir¨¢ a las tres ediciones anglosajonas ya existentes: la brit¨¢nica, la estadounidense y la australiana.
The Guardian ya tiene una difusi¨®n ¨²nica en la Europa continental: m¨¢s de 250 millones de visitas a sus p¨¢ginas el a?o pasado y casi 25 millones de navegadores ¨²nicos mensuales. Si esos 25 millones de lectores habituales de The Guardian constituyeran un Estado, ser¨ªan el sexto pa¨ªs m¨¢s poblado de la UE. The Guardian va a ampliar su cobertura informativa europea contratando a nuevos periodistas de todo el continente para que informen sobre medio ambiente, deporte, cultura y asuntos comunitarios, con la incorporaci¨®n de nuevos y magn¨ªficos comentaristas de toda Europa y la puesta en marcha de un blog europeo en directo. Este nuevo blog se suma al ya existente sobre Ucrania, que est¨¢ en activo de forma ininterrumpida desde que Vlad¨ªmir Putin invadi¨® el pa¨ªs en febrero del a?o pasado y, con ello, puso fin al periodo europeo posterior a la ca¨ªda del Muro. Todo este material ser¨¢ ¨²til como fuente para los futuros historiadores de este nuevo periodo ¡ªsea cual sea el nombre que reciba¡ª tan dram¨¢tico y peligroso.
Por supuesto, The Guardian no est¨¢ solo en la euroesfera angl¨®fona. La edici¨®n europea de Politico hace un trabajo excelente, igual que sitios web como voxeurop.eu, euractiv.com y eurotopics.net. Financial Times es el p¨²lpito preferido de las ¨¦lites pol¨ªticas, diplom¨¢ticas y empresariales europeas. Los grandes peri¨®dicos y revistas continentales tienen sus propias webs en ingl¨¦s.
Est¨¢ claro que The Guardian va a tener un papel importante, tanto en cantidad como en calidad. Pero, en las conversaciones que he tenido con ellos, los responsables han hecho hincapi¨¦ en que no pretenden suplantar a ninguno de los dem¨¢s. Cuantos m¨¢s, mejor. Y eso es lo fundamental: incluso aunque esta edici¨®n digital europea tenga un ¨¦xito espectacular y despu¨¦s se le unan otras grandes empresas, es casi indudable que el n¨²mero de lectores mensuales, en total, seguir¨¢ siendo muy inferior al 10% de la poblaci¨®n de la UE y una proporci¨®n mucho menor de todos los europeos.
Por consiguiente, la esfera p¨²blica europea seguir¨¢ siendo tridimensional: numerosas lenguas individuales (sean o no lenguas oficiales de uno o varios Estados), la ¡°traducci¨®n¡± de Eco y el ingl¨¦s.
Algunos quiz¨¢ se quejen ¡ªo al menos se extra?en¡ª de que una publicaci¨®n con sede en la Gran Breta?a del Brexit se lance tan decididamente a la euroesfera. Es una objeci¨®n absurda. Una confluencia excepcional de circunstancias hacia el final de la d¨¦cada de 2010 hizo posible que un grupo de h¨¢biles aventureros pol¨ªticos sacara al Reino Unido de la UE, pero no se puede sacar a Gran Breta?a de Europa ni a Europa de Gran Breta?a. La geograf¨ªa, la historia, la cultura y la pol¨ªtica dicen que ah¨ª es donde Gran Breta?a siempre ha estado y seguir¨¢ estando.
De todos modos, si hubiera dependido de The Guardian, Gran Breta?a nunca habr¨ªa abandonado la UE. Y precisamente porque el pa¨ªs ya no tiene una integraci¨®n institucional en el n¨²cleo de la comunidad pol¨ªtica europea, es todav¨ªa m¨¢s importante reforzar todos los dem¨¢s v¨ªnculos a trav¨¦s del canal de la Mancha.
Por eso les invito a que digan conmigo Bienvenidos, Willkommen y Vitajte a este nuevo valor de la euroesfera y la democracia europea.
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