La Uni¨®n Europea en tiempos de la nueva Guerra Fr¨ªa. Un manifiesto
Siete propuestas pueden constituir la base de un nuevo contrato pol¨ªtico capaz de restablecer la confianza de la UE, reforzar su solidaridad, impulsar su capacidad para actuar en beneficio de todos sus ciudadanos y potenciar su protagonismo en el mundo
Anticip¨¢ndose a las elecciones al Parlamento Europeo del pr¨®ximo mes de junio, un grupo de distinguidos ex altos responsables de la pol¨ªtica europea, personalidades ilustres y acad¨¦micos destacados ofrecen su interpretaci¨®n de los desaf¨ªos a los que se enfrenta la Uni¨®n Europea y trazan un ambicioso camino a seguir. Los autores, que escriben a t¨ªtulo personal, exponen siete elementos clave que podr¨ªan constituir la base de un nuevo contrato pol¨ªtico capaz de restablecer la confianza, reforzar la solidaridad, impulsar la capacidad de la Uni¨®n para actuar en beneficio de todos sus ciudadanos y potenciar el protagonismo de la UE en el mundo. Aunque los firmantes apoyan plenamente las l¨ªneas generales de este manifiesto, no est¨¢n necesariamente de acuerdo sobre cada aspecto espec¨ªfico.
La prolongada guerra en Ucrania y la intensificaci¨®n del conflicto entre Estados Unidos y China son los acontecimientos que definen nuestra ¨¦poca. Se est¨¢ gestando un nuevo orden mundial y, si la Uni¨®n Europea (UE) sigue siendo una construcci¨®n a medio hacer, no desempe?ar¨¢ ning¨²n papel en su configuraci¨®n. Estados Unidos y China son zonas econ¨®micas y pol¨ªticas, pero la UE no lo es. Un tercer actor mundial dar¨ªa m¨¢s estabilidad al sistema internacional. La UE deber¨ªa esforzarse por dar una nueva oportunidad al multilateralismo y evitar una l¨®gica pura de poder en las relaciones internacionales que empeorar¨ªa la situaci¨®n de todos.
El posicionamiento geopol¨ªtico y la funci¨®n de la UE depender¨¢n primordialmente de la conciliaci¨®n de sus programas nacionales e internacionales. Para ello, los dirigentes europeos deben reconocer que el actual modelo socioecon¨®mico, institucional y, en ¨²ltima instancia, pol¨ªtico de la UE no es sostenible en un mundo pospand¨¦mico caracterizado por guerras calientes y fr¨ªas.
Desde un punto de vista socioecon¨®mico, la dependencia de la demanda externa, el progresivo alejamiento de la frontera tecnol¨®gica, el riesgo de perder el liderazgo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, una demograf¨ªa estancada y el gradual debilitamiento de la cohesi¨®n social est¨¢n poniendo en entredicho los principales postulados del modelo econ¨®mico y social europeo.
En el ¨¢mbito institucional, un proceso de toma de decisiones que ¨²nicamente produce avances notables durante las crisis graves ¡ªy que est¨¢ sujeto a la anulaci¨®n de las decisiones cuando la presi¨®n disminuye¡ª es incompatible con la necesidad de proyectar una postura coherente en el plano nacional y mundial.
Dos conflictos persistentes tensan hasta el l¨ªmite el tejido pol¨ªtico de la UE: el tradicional conflicto de intereses Norte-Sur en torno a la solidaridad y la responsabilidad, al que se a?ade un conflicto de valores Este-Oeste en relaci¨®n con la integraci¨®n y la soberan¨ªa nacional. Los recientes cambios pol¨ªticos en varios Estados miembros aumentan la complejidad geogr¨¢fica de estos choques.
Las debilidades en los planos econ¨®mico y social, la incoherencia institucional y las tensiones pol¨ªticas est¨¢n destinadas a aumentar y provocar la par¨¢lisis de la UE ante la perspectiva de su ampliaci¨®n a m¨¢s de 35 miembros.
Se requiere una nueva s¨ªntesis que conduzca a un nuevo contrato pol¨ªtico.
Un punto de partida ¨²til es identificar las v¨ªas que no deben seguirse. La negaci¨®n del desaf¨ªo clim¨¢tico, la miop¨ªa de un mercantilismo de retaguardia, las tentaciones del proteccionismo tecnol¨®gico y la salida de las cadenas de valor internacionales, las sirenas de la autarqu¨ªa demogr¨¢fica y la externalizaci¨®n de la defensa y la seguridad equivaldr¨ªan a la desaparici¨®n de la UE y a su irrelevancia en la gobernanza mundial. Estas falsas soluciones no solo obstaculizar¨ªan cualquier evoluci¨®n positiva, sino que tambi¨¦n postrar¨ªan los puntos fuertes de la UE, como el funcionamiento del mercado ¨²nico y las ventajas comparativas en lo que se refiere a normas medioambientales, Estado del bienestar y regulaci¨®n.
Buscar un nuevo camino es esencial no tanto para el bienestar superior de Europa, sino para permitir a sus miembros perseguir eficazmente sus objetivos internos y externos a largo plazo. Ha llegado el momento de reconocer que el nacionalismo es contrario al inter¨¦s nacional, que la soberan¨ªa nacional de los Estados miembros es ineficaz a menos que se redefina en t¨¦rminos de soberan¨ªa europea, y que el suministro de bienes p¨²blicos europeos es crucial para satisfacer las demandas nacionales de seguridad econ¨®mica, social y pol¨ªtica.
Para hacer frente a los principales retos actuales, es imprescindible adoptar un planteamiento que abarque la dimensi¨®n europea. Alcanzar la frontera tecnol¨®gica exigir¨¢ la movilizaci¨®n de recursos privados y p¨²blicos que ning¨²n Estado miembro puede aportar por s¨ª solo. Para llevar a cabo eficazmente la transici¨®n en los ¨¢mbitos ecol¨®gico, digital y de la inteligencia artificial, necesitamos completar la uni¨®n bancaria y hacer operativa la uni¨®n de mercados de capitales para asignar recursos p¨²blicos y privados a proyectos para los que ¡°sobran ideas y faltan avales¡±. Ser¨¢ necesario aunar fuerzas y fondos a escala de la UE para hacer frente a la inmensa tarea de reconstruir Ucrania. Garantizar la seguridad de Europa en un mundo cada vez m¨¢s sometido a las amenazas y las tentaciones aislacionistas y avanzar hacia la autonom¨ªa estrat¨¦gica exigir¨¢ compartir la soberan¨ªa a escala europea en materia de defensa y seguridad.
Para atajar eficazmente el reto de la inmigraci¨®n, ser¨¢ necesario establecer una nueva relaci¨®n entre la UE y ?frica. Esta relaci¨®n deber¨¢ basarse en acuerdos de cooperaci¨®n que no pueden reducirse a limitar las salidas de inmigrantes, y en un nuevo modelo de inclusi¨®n creado en los Estados miembros de la UE, concretamente a trav¨¦s de la educaci¨®n, la cualificaci¨®n y las oportunidades de empleo.
En todas estas cuestiones, los Estados miembros deber¨¢ decidir colectivamente si quieren ser l¨ªderes unidos o seguidores aislados. Si optan por el liderazgo, ser¨¢ necesario dotar a la UE de los medios necesarios. Esto no significa avanzar r¨¢pidamente hacia una federaci¨®n europea poco realista, sino que m¨¢s bien exige una nueva vertebraci¨®n de las pol¨ªticas nacionales (coordinaci¨®n horizontal) y entre los planos nacional y de la UE (coordinaci¨®n vertical). A esta evoluci¨®n se le podr¨ªa denominar ¡°federalismo gradual y pragm¨¢tico¡±.
Durante los ¨²ltimos 15 a?os, la UE se ha visto afectada por una serie de crisis ex¨®genas, en parte comunes a las dem¨¢s zonas y en parte idiosincr¨¢sicas. La UE ha aprendido que las respuestas err¨®neas o inoportunas a estas crisis conllevan un coste enorme. Responder a la pandemia y a las secuelas de la guerra y la crisis energ¨¦tica con pol¨ªticas fiscales proc¨ªclicas y gravosas pol¨ªticas monetarias, como en el periodo 2011-2019, habr¨ªa sido un craso error. En su lugar, la UE adopt¨® una mezcla radicalmente nueva de pol¨ªticas y varias innovaciones institucionales. Con la centralizaci¨®n del suministro de vacunas, la creaci¨®n del Plan de Recuperaci¨®n Next Generation de la UE, la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas energ¨¦ticas nacionales, las medidas clim¨¢ticas Objetivo 55 y los programas conjuntos para apoyar a Ucrania ha pasado al primer plano un nuevo sistema de gobernanza multinivel de la UE.
Lo que ha surgido es una compleja red de relaciones entre los Estados miembros y la Uni¨®n. Se ha atribuido a la Comisi¨®n un protagonismo aumentado y s¨®lido, basado en el art¨ªculo 122 del Tratado, que faculta a la UE para adoptar medidas excepcionales en situaciones excepcionales. Esto ha creado un v¨ªnculo que ni siquiera los gobiernos m¨¢s euroesc¨¦pticos pueden pasar por alto. El aspecto positivo es la confirmaci¨®n de que la UE tiene la voluntad y los recursos (as¨ª como una inventiva renovada) para recuperarse en situaciones de tensi¨®n extrema. El aspecto negativo es la fragilidad de una estructura institucional desbordada por la falta de tiempo, el car¨¢cter transitorio de las tareas y la consiguiente b¨²squeda de compromisos a corto plazo.
El aumento de la incertidumbre y de la inestabilidad a causa de la dependencia de recursos puntuales pone de relieve este aspecto negativo. Un problema menos evidente pero aun m¨¢s importante es el intento sistem¨¢tico de crear procedimientos ad hoc para suplir la falta de competencias jur¨ªdicas e institucionales.
Para hacer frente a los desaf¨ªos actuales y futuros, la UE tendr¨¢ que dotarse de un marco normativo estable combinado con competencias presupuestarias adecuadas. Ejes de intervenci¨®n abiertos hace tiempo, como la uni¨®n bancaria y la uni¨®n de los mercados de capitales, deber¨¢n concluirse de forma positiva, superando el est¨¦ril debate sobre reparto de riesgos frente a reducci¨®n de riesgos. M¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s del lanzamiento del euro, hay que poner sobre el tapete el objetivo de lograr la uni¨®n fiscal. De lo contrario, la UE no lograr¨¢ ejecutar sus agendas verde y digital y seguir¨¢ estando a merced de los acontecimientos externos, por lo que seguir¨¢ siendo vulnerable en el plano interno y en la escena mundial.
Un federalismo gradual y pragm¨¢tico deber¨ªa incluir los siete elementos siguientes:
1. Una reforma fundamental del presupuesto de la UE basada en una capacidad fiscal central permanente, o al menos recurrente, para suministrar bienes p¨²blicos europeos en la triple transici¨®n verde, digital y social, respaldada por recursos propios cre¨ªbles. Deber¨¢n asignarse fondos adecuados y estables a la reconstrucci¨®n de Ucrania.
2. Nuevas normas fiscales para perseguir la convergencia econ¨®mica y social en la UE y cumplir las condiciones necesarias para el crecimiento econ¨®mico a largo plazo y la sostenibilidad de las finanzas p¨²blicas.
3. Un avance decisivo hacia la construcci¨®n de unos mercados financieros europeos integrados y amplios, basados en la emisi¨®n de un activo seguro europeo y en la definici¨®n de un sistema de gesti¨®n de crisis en toda regla.
4. Una pol¨ªtica industrial que fomente el cambio hacia un nuevo ¡°modelo empresarial¡± de la UE que combine producciones innovadoras, servicios eficaces, sistemas educativos de alta calidad y trabajadores bien formados, bas¨¢ndose en los ¨¦xitos del programa SURE lanzado durante la pandemia.
5. Una pol¨ªtica renovada de ayudas estatales destinada a reforzar ¡ªy no a socavar¡ª el mercado ¨²nico y nuevas herramientas europeas para salvaguardar el papel de la UE en las cadenas de valor internacionales. En definitiva, el objetivo no debe ser ¡°fabricado en Europa¡±, sino ¡°fabricado con Europa¡±.
6. Una estrategia com¨²n de educaci¨®n y formaci¨®n, as¨ª como programas concretos para incluir a los inmigrantes en los mercados laborales de la UE, como piedra angular de una pol¨ªtica de inmigraci¨®n de la UE.
7. Una pol¨ªtica de seguridad y defensa de la UE en el marco de la OTAN, pero con suficiente autonom¨ªa y visibilidad, que resista las posibles nuevas tendencias aislacionistas de Estados Unidos despu¨¦s de las elecciones de noviembre de 2024.
Para llevar a cabo este ambicioso programa ser¨¢ necesario restablecer la confianza entre los Estados miembros de la UE; entre los Gobiernos nacionales, la Comisi¨®n Europea y el Parlamento Europeo, y, en ¨²ltima instancia, entre las instituciones europeas y los ciudadanos europeos. En este empe?o, deber¨ªa desempe?ar un papel clave la generaci¨®n Erasmus, que es la embajadora m¨¢s eficaz de Europa.
Reconstruir la confianza en la UE supondr¨¢ reconocer que los vencedores de ayer no son los vencedores de hoy ni de ma?ana. En un mundo de incertidumbre end¨¦mica y crisis repetidas, para evitar los juegos de suma cero es necesaria una solidaridad basada en garant¨ªas, en la que el apoyo dependa de qui¨¦n se vea m¨¢s afectado por las crisis.
La confianza mutua, la solidaridad bidireccional, una capacidad fiscal central permanente que suministre bienes p¨²blicos europeos econ¨®micos y no econ¨®micos, una nueva pol¨ªtica industrial que refuerce la autonom¨ªa estrat¨¦gica de la UE y la inclusi¨®n social de los componentes m¨¢s d¨¦biles de la sociedad son los ingredientes para construir gradualmente un federalismo pragm¨¢tico. Este ¨²ltimo no puede ponerse en marcha mediante acuerdos puntuales basados en disposiciones puramente intergubernamentales que solo se activen en circunstancias extremas. Se necesitan competencias nuevas y estables de la UE, respaldadas por los recursos adecuados en los ¨¢mbitos mencionados.
Una premisa esencial para un federalismo gradual y pragm¨¢tico ser¨¢ el replanteamiento del sistema de votaci¨®n en el Consejo de la UE: para evitar la par¨¢lisis en el proceso de toma de decisiones, es necesario reformar la votaci¨®n antes de las futuras ampliaciones de la UE. Tengamos en cuenta que existen formas flexibles de permitir que la disidencia aislada no se convierta en veto, protegiendo al mismo tiempo al miembro disidente de los efectos de la decisi¨®n. La reforma institucional tambi¨¦n deber¨ªa incluir la posibilidad ¡ªen ¨¢mbitos bien identificados en los que haya necesidad, pero no exista todav¨ªa un consenso para impulsar la frontera de la integraci¨®n¡ª de proceder con una geometr¨ªa variable y clubes de Estados miembros.
En este manifiesto sostenemos que avanzar hacia un federalismo escalonado y pragm¨¢tico es clave para el futuro de la UE dentro y fuera de sus fronteras. Esto no puede hacerse a hurtadillas mediante una especie de r¨¦gimen de un art¨ªculo 122 permanente. La plena aplicaci¨®n de la agenda exigir¨¢ cambios en el Tratado, pero tambi¨¦n pueden darse pasos importantes antes de proceder a esa reforma. No puede hacerse de golpe. Cuando las agendas normativa, institucional y pol¨ªtica est¨¦n claras, los l¨ªderes nacionales y de la UE deber¨¢n explicar a los ciudadanos europeos por qu¨¦ la creaci¨®n de instituciones de la UE m¨¢s eficaces y eficientes no es una prerrogativa de ¡°Bruselas¡± poco clara, sino un avance decisivo para salvaguardar el futuro de nuestras comunidades, y muy especialmente el de las generaciones j¨®venes.
La campa?a para el pr¨®ximo Parlamento Europeo nos brinda esta oportunidad. No debemos desaprovecharla.
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