Maleta o ata¨²d
Armenia ha entrado en un ciclo de sufrimiento colectivo bien conocido y antiguo. Una nueva Jerusal¨¦n se instalar¨¢ en la mente de gran parte de los que han partido
Nagorno Karabaj es una patria vac¨ªa. El ¨¦xodo de su poblaci¨®n, unos 120.000 habitantes, se ha completado en una semana. Tres d¨¦cadas ha durado la ficci¨®n de una independencia que nadie reconoc¨ªa, ni siquiera la rep¨²blica matriz de Armenia. Quedan en esta monta?osa comarca un pu?ado de ciudadanos que no han podido huir, los pueblos desiertos y los monumentos de su remoto pasado.
Hubo muertos armenios, alrededor de 200, en la breve campa?a con la que el ej¨¦rcito de Bak¨² se hizo con el control del enclave, pero no los ha habido despu¨¦s, cuando la poblaci¨®n tuvo que escoger entre quedarse, tal como formalmente le requer¨ªa el Gobierno de Bak¨², o partir con lo puesto antes de que llegaran las tropas. Sab¨ªan que no tardar¨ªan en llegar tambi¨¦n los expulsados hace 30 a?os, tras la primera guerra en la que fue armenia la victoria y azerbaiyano el ¨¦xodo. Al cambiar las tornas, la opci¨®n era entre la maleta y el ata¨²d.
Armenia ha entrado en un ciclo de sufrimiento colectivo bien conocido y antiguo. Una nueva Jerusal¨¦n se instalar¨¢ en la mente de gran parte de los que han partido. Todas las historias nacionales cuentan con una cuna de donde naci¨® la patria hist¨®rica, sea inventada o sea real, como es el caso del enclave en tierra azerbaiyana. Su p¨¦rdida suele convertirse en una herida incurable que se transmite de generaci¨®n en generaci¨®n a trav¨¦s de los siglos.
El significado de esta huida vertiginosa desborda los l¨ªmites del diminuto pa¨ªs que acaba de desaparecer. Es un episodio m¨¢s de un enfrentamiento secular, en el que se han desplegado casi todos los grados del horror y del exterminio por ambas partes. Para los armenios es un cap¨ªtulo a?adido a su martirio nacional entre 1915 y 1923, cuando perecieron entre 600.000 y 1,2 millones en las matanzas organizadas por el agonizante Imperio Otomano, una tragedia que inspir¨® la idea jur¨ªdica misma del genocidio como delito.
El s¨²bito vaciamiento de una entera regi¨®n, cercada por un ej¨¦rcito victorioso, tiene todos los visos de una limpieza ¨¦tnica intencionada. Seg¨²n un dictamen de quien fue el primer fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, es posible calificar de delito de genocidio el asedio al que se ha sometido a la poblaci¨®n durante nueve meses de privaci¨®n de suministros, desde noviembre pasado hasta ahora. En un gesto a?adido de la creciente distancia entre Rusia y Armenia, Erev¨¢n acaba de ratificar su adhesi¨®n a la CPI, la instancia judicial que trata precisamente sobre este tipo de cr¨ªmenes y que cuenta con Putin como imputado por la guerra de Ucrania.
Rusia ha perdido toda su autoridad en el C¨¢ucaso meridional. El tratado de defensa mutua que la vinculaba con Armenia es papel mojado. Su fuerza de mantenimiento de la paz en Nagorno Karabaj solo ha protegido la huida de los expulsados. Es el precio pagado por la ventaja estrat¨¦gica que espera obtener en Ucrania.
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