Palestina agujerea el negocio de la vigilancia israel¨ª
El pa¨ªs m¨¢s militarizado del mundo no se entera de un complot capaz de atravesar su muralla con miles de cohetes y de milicianos armados, matando y secuestrando a cientos de personas
El pa¨ªs m¨¢s militarizado del mundo no se entera de un complot capaz de atravesar su muralla con miles de cohetes y de milicianos armados, matando y secuestrando a cientos de personas. Se les escapa un plan que viene a destruir parte de la infraestructura multimillonaria de 65 kil¨®metros, en el 50 aniversario de la guerra de Yom Kipur. Casi dir¨ªa que el Gobierno de Israel est¨¢ tan centrado en el negocio de la vigilancia que ha ca¨ªdo presa de las mismas fuerzas que destruyen la sanidad madrile?a: avaricia y privatizaci¨®n.
Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Alemania venden el 76% de las armas del mundo, pero Israel es el l¨ªder comercial de tecnolog¨ªas de control y vigilancia a nivel planetario y utiliza los territorios ocupados como laboratorio de ensayos y como piso piloto para su promoci¨®n. Al mismo tiempo, ha privatizado las operaciones log¨ªsticas de todas sus fronteras.
El Ministerio de Defensa ya no pone militares jud¨ªos en los puntos de control de Gaza, por donde han entrado las milicias de Ham¨¢s. Ahora son puestos de seguridad civil para inmigrantes e israel¨ªes empobrecidos, un negocio que recibe contratos gubernamentales por valor de 200 millones de d¨®lares anuales. El nuevo Gobierno de ultraderecha ha movido gran parte de sus recursos militares hacia la anexi¨®n del territorio ocupado de Cisjordania, que reclama como tierra ancestral del pueblo jud¨ªo y un territorio estrat¨¦gicamente vital para su autodefensa. Todos sus dem¨¢s recursos est¨¢n ocupados monetizando la ocupaci¨®n.
El posicionamiento de Israel en el mercado b¨¦lico internacional no es secreto. El uso de la ocupaci¨®n como feria permanente de sus productos es la tesis del periodista jud¨ªo Antony Loewenstein en The Palestine Laboratory, publicado recientemente por Verso Books. Silicon Wadi ¡ªel valle jud¨ªo¡ª vende sus tecnolog¨ªas a 130 naciones en todo el mundo: drones, antia¨¦reos, vallas inteligentes, reconocimiento biom¨¦trico y plataformas como Pegasus. Anuncian sus productos como ¡°testados en combate¡±. El material triunfa especialmente en Estados que, como la propia Israel, quieren limpiar sus tierras de ¡°indeseables¡± y/o controlar permanentemente al menos a un porcentaje de su poblaci¨®n.
Sus primeros clientes fueron el Shah de Ir¨¢n en los setenta y la junta militar de Guatemala en 1982. Ahora los Emiratos ?rabes, Bar¨¦in, y Marruecos se quedan el 24% de su cat¨¢logo, seguidos de EE UU (11%), ?frica y Latinoam¨¦rica (3%). La tecnolog¨ªa israel¨ª ayuda a Narendra Modi a espiar musulmanes en Cachemira y al Gobierno de M¨¦xico a vigilar periodistas, l¨ªderes ind¨ªgenas y abogados de derechos humanos. Tambi¨¦n ayuda a Frontex, nuestra agencia fronteriza, a mantener a los inmigrantes lejos de las fronteras y costas de los Estados de la UE.
El a?o pasado, export¨® 12.556 millones de d¨®lares de productos de defensa, un 50% m¨¢s que los tres a?os anteriores y el doble de la d¨¦cada anterior. La l¨®gica de la ocupaci¨®n se expande como un meme, infectado silenciosamente a gobiernos de todas partes. Este s¨¢bado su piso piloto le ha estallado en las narices, poniendo en duda la competencia de su brillante coraza tecnol¨®gica. La respuesta no ser¨¢ proporcionada. El castigo por perjudicar su negocio ser¨¢ descomunal.
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