Turismo sostenible o insostenible
La recuperaci¨®n del sector insta a abordar cuanto antes los efectos m¨¢s nocivos de la masificaci¨®n
La recuperaci¨®n del turismo en Espa?a ¡ªel verano cerr¨® con un crecimiento del 17,3% con respecto a 2019, en gran medida por la inflaci¨®n¡ª supone una buena noticia para un sector que representa el 12,2% del PIB nacional y m¨¢s del 11% del empleo. Las perspectivas para todo 2023 son igualmente positivas: la patronal Exceltur ha revisado al alza el crecimiento del PIB tur¨ªstico hasta los 183.078 millones, casi tres puntos m¨¢s que en julio. Son datos que invitan al optimismo econ¨®mico, pero plantean de nuevo la necesidad de conseguir un modelo sostenible cuyo ¨¦xito no se consiga a costa del bienestar de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
Decisiones recientes y contradictorias de administraciones locales, las m¨¢s concernidas, abren la reflexi¨®n sobre la necesidad de una pol¨ªtica de Estado que, respetando las distintas competencias, armonice conceptos ante desaf¨ªos que han ser abordados cuanto antes. Barcelona quiere llevar a sus presupuestos para 2024 un aumento de las tasas, incluyendo apurar el m¨¢ximo legal para cobrar por los cruceros de corta estancia. Mientras, Sevilla concedi¨® en julio 16 nuevas licencias para reformar edificios con apartamentos tur¨ªsticos. El barrio sevillano de Santa Cruz es el primero de Espa?a con m¨¢s pisos tur¨ªsticos que de residentes. Y en una ciudad cuyo casco hist¨®rico ¡ªuno de los mayores de Europa¡ª ve convertidas buen n¨²mero de calles en una sucesi¨®n de terrazas de bar. Mientras San Sebasti¨¢n se plantea modificar el plan urban¨ªstico para declarar saturada su zona centro, el Gobierno balear derogar¨¢ la moratoria que proh¨ªbe crear nuevas plazas hoteleras hasta 2026. Por su parte, su hom¨®logo valenciano pretende eliminar la tasa tur¨ªstica aprobada en noviembre.
La saturaci¨®n de muchas ciudades es tal que se hace urgente una regulaci¨®n m¨¢s estricta, en especial con los pisos tur¨ªsticos ¡ªuno de los mayores focos de gentrificaci¨®n¡ª, si no queremos llegar a un modelo de prohibicionismo total. Las limitaciones de Nueva York a Airbnb, en la estela de grandes urbes como Par¨ªs, ?msterdam o Londres, certifican que el exitoso modelo de plataformas est¨¢ en el l¨ªmite de lo sostenible. Otro tanto sugiere el numerus clausus que empiezan a aplicar monumentos como el Parten¨®n.
El sector es consciente del reto, por lo que habr¨¢ que estar atentos al proyecto anunciado por la patronal para impulsar, con la vista puesta en 2024, una industria tur¨ªstica m¨¢s ligada a la ciudadan¨ªa. El espacio p¨²blico es de todos y de todos es la obligaci¨®n de evitar que se convierta en otro bien de usar y tirar. Autonom¨ªas y ayuntamientos deben reaccionar a los efectos m¨¢s perversos del turismo con legislaciones razonables. Entre la turismofobia y las expectativas de un sector econ¨®mico clave, entre la libertad de quien viaja y la de quien se ve expulsado de su ciudad, ha de encontrarse un camino por el que avanzar con responsabilidad si no queremos que el modelo acabe muriendo de ¨¦xito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.