La hora m¨¢s oscura

Biden hermana dos causas. Quiere m¨¢s ayuda militar para Israel y para Ucrania a la vez, para forzar as¨ª al irresponsable Partido Republicano que le bloquea los presupuestos. Si fracasa, Putin se frotar¨¢ las manos, encantado con lo que est¨¢ sucediendo en Gaza. Distrae esfuerzos, energ¨ªas e incluso suministro de armas a Ucrania. Propulsa los precios de la energ¨ªa, para provecho de las maltrechas arcas del Kremlin. Aleja al sur global de Washington y de Bruselas, siempre sospechosos de la doble vara de medir que condena con firmeza a Hamas y reprocha suavemente los excesos de Israel. Es una derrota para Zelenski, m¨¢s estrat¨¦gica cuanto m¨¢s cruel se hace el asedio medieval al que Netanyahu somete a los gazat¨ªes, aumentan las v¨ªctimas civiles de unos bombardeos de dudosa eficacia para terminar con Ham¨¢s o se aprovecha la crisis para incrementar las ocupaciones y la presi¨®n sobre los palestinos en Cisjordania.

Esta es la cara tenebrosa del astuto hermanamiento presupuestario entre ambas causas. Se hace cada vez m¨¢s n¨ªtida la divisi¨®n del mundo en dos campos de una delirante polarizaci¨®n entre occidentalistas proisrael¨ªes y antioccidentalistas propalestinos. Como si no fuera posible abrazar a la vez dos causas justas, la israel¨ª y la palestina. Como si ambas estuvieran a las ¨®rdenes de dos totalitarismos enfrentados, un supremacismo blanco occidental, anti¨¢rabe y antimusulm¨¢n, y un antioccidentalismo de ra¨ªces anticoloniales y sovi¨¦ticas, c¨®ctel de resentimientos rojos y pardos, igualmente identitarios y populistas.

Israel, como Ucrania, tiene todo el derecho a existir. Y la obligaci¨®n de defenderse ante quienes, como Ham¨¢s y Putin, quieren terminar con ella. Hasta aqu¨ª el paralelismo. A partir de ah¨ª, en nada se asemejan. Ucrania no niega la existencia de Rusia ni pretende liquidarla, que es lo que quiere hacer el expansionismo de Netanyahu con Palestina. En los bombardeos urbanos y en el desprecio por la poblaci¨®n civil, son Putin y Netanyahu los que hacen pareja.

Defender a la vez a Israel, Palestina y Ucrania es lo propio de quienes est¨¢n a favor de la vida y la libertad y contra la tiran¨ªa. No es el caso de Trump, amigo de dictadores, carcomido por los celos hacia Biden e irritado con Netanyahu. A poco que se descuiden, los republicanos se ver¨¢n arrastrados a los infiernos, junto a Ham¨¢s, Putin y cuantos sacan provecho de estas guerras, como Ir¨¢n y Corea del Norte.

El momento tambi¨¦n es propicio para el teatro oportunista. Rishi Sunak y Netanyahu celebran su narcisismo compartido con frases de pretensiones churchillianas sobre la hora m¨¢s oscura. Contrastan con Biden, el primer presidente desde Lincoln que se arriesga a visitar zonas de guerra, dos en su caso, Ucrania e Israel, con un mensaje de solidaridad, pero tambi¨¦n de contenci¨®n y de paz. La hora m¨¢s oscura no es propiedad de nadie. Lo es sobre todo para los gazat¨ªes. Y para todos. ?Cu¨¢ndo, por fin, se levantar¨¢ el d¨ªa?