Cat¨¢strofe humana en Gaza
Los civiles de la Franja no pueden pagar por los cr¨ªmenes de Ham¨¢s. Israel debe respetar el derecho internacional
Que Ham¨¢s no es Palestina ni representa a todos los palestinos es una premisa asumida por la comunidad internacional y por una parte de la sociedad de Israel, pero el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, act¨²a como si fueran exactamente lo mismo. El injustificable castigo colectivo al que est¨¢ sometiendo a los 2,2 millones de palestinos que viven en Gaza va m¨¢s all¨¢ del derecho a la leg¨ªtima defensa. Su respuesta a los salvajes ataques del 7 de octubre resulta absolutamente desproporcionada.
Hacinados en un territorio con una de las mayores densidades de poblaci¨®n del mundo, los gazat¨ªes est¨¢n atrapados entre dos amenazas letales. Por un lado, el encierro total al que los ha sometido Israel desentendi¨¦ndose de su responsabilidad como potencia ocupante desde 1967, aunque no est¨¦ sobre el terreno desde 2005. Por otro, los incesantes bombardeos, que est¨¢n causando un creciente n¨²mero de muertos, especialmente ni?os. Desde el comienzo de la ofensiva israel¨ª, 6.500 personas han perdido la vida en la Franja; de ellos, 2.700 menores. Son cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por la organizaci¨®n islamista, pero son tambi¨¦n las que manejan las entidades de Naciones Unidas. A ellos habr¨ªa que sumarles m¨¢s de 17.000 heridos. El martes, seg¨²n la misma fuente, fue el d¨ªa m¨¢s tr¨¢gico hasta el momento: 750 muertos (344 ni?os).
En las ¨²ltimas dos semanas, los palestinos no han recibido agua, electricidad, alimentos o medicinas. Una medida de asedio que no distingue entre culpables e inocentes. Los escas¨ªsimos camiones con ayuda humanitaria que han conseguido entrar en Gaza desde Egipto suponen apenas una gota de agua en un oc¨¦ano de imperiosa necesidad. Los centros m¨¦dicos, sobrepasados por la continua llegada de heridos, no pueden hacer funcionar los aparatos indispensables para mantenerlos con vida, neonatos incluidos. Tampoco cuentan con combustible para poner en marcha los generadores el¨¦ctricos: Israel ha prohibido su entrada dentro de la exigua ayuda autorizada a cruzar el paso fronterizo de Rafah. Tras las amenazas del Gobierno israel¨ª, cientos de miles de gazat¨ªes se han desplazado al sur de la Franja, a veces hostigados por los bombardeos ordenados por el mismo ej¨¦rcito que los oblig¨® echarse a la carretera. Las im¨¢genes que salen de Gaza muestran un reguero de infraestructuras destruidas, los colegios de la ONU se han convertido en masivos campamentos de refugiados y muchas personas han comenzado a beber de pozos de agua salada, con el consiguiente riesgo para su salud. Asistimos a una cat¨¢strofe humana sin paliativos.
Lo que est¨¢ sucediendo con los civiles palestinos de Gaza no forma parte del derecho de Israel a defenderse tras el b¨¢rbaro ataque de Ham¨¢s. La condena de los actos terroristas que acabaron brutalmente con tantos civiles israel¨ªes y la solidaridad con sus familiares y vecinos, en comprensible estado de shock, no obliga a cerrar los ojos sobre lo que est¨¢ ocurriendo desde aquel d¨ªa en la Franja. En manos de Benjam¨ªn Netanyahu est¨¢ poner fin a esta situaci¨®n. Los pa¨ªses con influencia en Israel, especialmente Estados Unidos, no pueden limitarse a expresar su preocupaci¨®n por la situaci¨®n humanitaria mientras el primer ministro israel¨ª contin¨²a con su estrategia, desafiando incluso al secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, por limitarse a ofrecer el contexto de un conflicto que tiene m¨¢s de 70 a?os. Los palestinos no son Ham¨¢s. No deben pagar por los cr¨ªmenes de una organizaci¨®n que comete actos terroristas.
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