Chile, lejos del consenso

Chile intenta, por segunda vez en solo cuatro a?os, reemplazar su Constituci¨®n. Y nuevamente la amenaza de un fracaso ronda una iniciativa que deber¨ªa suscitar el mayor de los consensos. La realidad es que el texto presentado esta semana, y que ser¨¢ sometido a refer¨¦ndum el pr¨®ximo 17 de diciembre, es un espejo de la fractura que sufre el pa¨ªs. Tanto su votaci¨®n final en el Consejo Constitucional (con 33 votos de la derecha a favor y 17 de la izquierda en contra) como su contenido, con un fuerte sesgo conservador, han convertido el proyecto en un catalizador de la divisi¨®n y en otro fiasco para el Gobierno de Gabriel Boric, que buscaba una Constituci¨®n nacida en democracia.

La actual Ley Fundamental, que tiene su origen en la dictadura de Augusto Pinochet, ha sido reformada unas 60 veces desde 1989. Las transformaciones de mayor calado se produjeron en 2005, durante el Gobierno del socialista Ricardo Lagos, por lo que el articulado actual lleva su firma. El texto necesita cambios evidentes, un reto incapaz de culminar hasta ahora por la clase pol¨ªtica, con el consiguiente hartazgo social. Durante el estallido social de 2019, el Gobierno conservador de Sebasti¨¢n Pi?era y la mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n en el Congreso ofrecieron a la ciudadan¨ªa un camino constituyente para reconducir el conflicto por la v¨ªa institucional. El primer proceso fracas¨® en septiembre pasado, cuando un 62% del censo rechaz¨® un proyecto redactado por una Convenci¨®n Constitucional dominada por grupos independientes, pero de una izquierda identitaria y radical que apostaba por reformar la institucionalidad chilena seg¨²n sus postulados. Este segundo intento ha tenido caracter¨ªsticas diametralmente diferentes. Para evitar el fiasco anterior, los partidos y el Congreso han tenido un papel protagonista desde el principio. Pero nadie contaba con que el Partido Republicano de extrema derecha, liderado por Jos¨¦ Antonio Kast, obtendr¨ªa 22 de los 50 esca?os del Consejo Constitucional en las elecciones de mayo pasado. Unido a la derecha tradicional, que alcanz¨® 11 consejeros, es el partido que ha liderado el proceso. La izquierda, con 17 puestos, se qued¨® sin derecho a veto y con pocas posibilidades de influir en el resultado final.

Tras cuatro meses de trabajo, ni unos ni otros han logrado acordar un texto que interprete las nuevas demandas de la sociedad chilena. El pr¨®ximo 17 de diciembre, 15 millones de electores, de forma obligatoria, acudir¨¢n de nuevo a las urnas. Pese a ciertos avances en torno a la modernizaci¨®n del Estado, a la descentralizaci¨®n y al sistema electoral, el nuevo texto es un retrato demasiado tradicional de una sociedad cada vez m¨¢s liberal, sobre todo respecto a los derechos de la mujer. El resultado est¨¢ abierto, aunque con ventaja para el no. Sea cual sea la opci¨®n ganadora, mostrar¨¢ un Chile dividido y sin consenso en torno a las reglas b¨¢sicas de convivencia.