El proceso de escucha del PSOE

Durante los ¨²ltimos a?os, tras la concesi¨®n de los indultos, la conversaci¨®n espa?ola desconect¨® del ep¨ªlogo del proc¨¦s. La sensaci¨®n era que ese episodio cr¨ªtico agonizaba, aunque no estaba enterrado. Es verdad que para el nacionalismo espa?ol aquella agresi¨®n al orden constitucional no ha dejado de ser una herida luminosa, que ...

Durante los ¨²ltimos a?os, tras la concesi¨®n de los indultos, la conversaci¨®n espa?ola desconect¨® del ep¨ªlogo del proc¨¦s. La sensaci¨®n era que ese episodio cr¨ªtico agonizaba, aunque no estaba enterrado. Es verdad que para el nacionalismo espa?ol aquella agresi¨®n al orden constitucional no ha dejado de ser una herida luminosa, que estas noches brilla en la calle de Ferraz, pero para la mayor¨ªa su relaci¨®n con esos d¨ªas de 2017 era una mezcla de hartazgo y desinter¨¦s. La estampa que mejor ilustra esa fatiga se produjo en el Senado durante la pasada legislatura. Una senadora de ERC repet¨ªa el discurso sobre la represi¨®n. Al escucharla, la vicepresidenta Yolanda D¨ªaz, sentada en los esca?os del Gobierno, suspir¨® como cuando un colega te vuelve a recordar otra vez que hace mucho pas¨® algo malo y que a¨²n no lo hab¨¦is solucionado. La ministra ten¨ªa a su lado al presidente. Se gir¨® hacia ¨¦l y, casi sin poder evitarlo, clam¨® cansadamente un ¡°?otra vez!¡±. El acuerdo suscrito entre el PSOE y Junts nos est¨¢ obligando a escuchar otra vez el relato independentista con su lenguaje, sus hitos y una visi¨®n de la historia que nos remonta del fin del Antiguo R¨¦gimen al presente. Digamos que Santos Cerd¨¢n, para conseguir el s¨ª quiero, debe de haber estado sometido a un proceso de escucha intensivo y no ha priorizado la defensa del justo relato constitucionalista y la potente vinculaci¨®n de miles de catalanes a su significado democr¨¢tico. Su posici¨®n se ha limitado a afirmar que su partido no comparte la interpretaci¨®n independentista. Es poco. Es poqu¨ªsimo para el PSC.

Para seguir con ese inc¨®modo proceso de escucha de todas las propuestas de Junts, que ha sido condici¨®n obligada para la investidura, el PSOE ha aceptado tomar una decisi¨®n de enorme trascendencia: el impulso de una ley de amnist¨ªa. En el punto del acuerdo dedicado a esta ley ya pactada, pero que a¨²n deben validar los partidos que en teor¨ªa la apoyar¨¢n, se incluye un concepto que un partido de Estado no deber¨ªa tolerar: la noci¨®n de lawfare, la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica. Agradezc¨¢moslo al cameo inesperado que el juez Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n hizo durante el proceso de negociaci¨®n para intentar que descarrilase. Pero m¨¢s all¨¢ de esa cl¨¢usula excepcional, lo que el acuerdo representa es la disposici¨®n del PSOE a seguir escuchando al independentismo para resolver un conflicto pol¨ªtico que en el texto se sit¨²a en el nudo territorial que cre¨® la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Como hemos desconectado, lo hab¨ªamos olvidado, pero en realidad el proyecto de Pedro S¨¢nchez en relaci¨®n con la crisis constitucional es seguir materializando lo que se esboz¨® hace ya casi cinco a?os en la Declaraci¨®n de Pedralbes: sacar el conflicto de la judicializaci¨®n, devolverlo a la pol¨ªtica dentro del marco legal y as¨ª desactivar la pulsi¨®n unilateral a trav¨¦s de la negociaci¨®n de una agenda auton¨®mica que el independentismo no puede denominar con esta palabra claudicante. Es verdad que esa realidad pol¨ªtica no se explicita y as¨ª son posibles todo tipo de interpretaciones pactistas y ag¨®nicas. Pero lo cierto es que el independentismo, revitalizado, ha vuelto a la Constituci¨®n.