Ya veremos, le dijo el PSOE a Junts
M¨¢s all¨¢ de alguna concesi¨®n vergonzosa, la lectura del documento del acuerdo entre ambos partidos no vaticina un apocalipsis legal. Tan solo contiene tiempo, el que se ha comprado a Puigdemont
Se habla mucho de las desilusiones de la maternidad, del descubrimiento masculino de la paternidad como forma sublime de vivir y de un mont¨®n de cosas que van de la poes¨ªa a la psicolog¨ªa m¨¢s ratonera, pero se insiste muy poco en uno de los aspectos fundamentales del hecho de ser padre: la negociaci¨®n. Tener un hijo consiste en una negociaci¨®n continua. Quien tenga hijos con alma litigante y vocaci¨®n de tribuno, como es mi caso, se ver¨¢ discutiendo eternamente sobre asuntos que no le importan pero que, por lo visto, son cruciales para la convivencia, el futuro y no s¨¦ cu¨¢ntas cosas m¨¢s. Para sobrevivir en ese clima, hasta los padres m¨¢s dialogantes recurren al ¡°ya veremos¡±. Es decir: se aceptan los t¨¦rminos del contrario, pero de forma vaga y ambigua. Los hijos picajosos no suelen comprar los ¡°ya veremos¡± y exigen concreci¨®n, que se vea ahora lo que veremos, no sea que luego nos desdigamos. El refranero espa?ol replica as¨ª la frase: ¡°Ya veremos, dijo un ciego y nunca vio¡±.
La lectura del acuerdo entre Junts y el PSOE es un ¡°ya veremos¡± can¨®nico. Asume como cierta la versi¨®n parcial y manipulada de los independentistas sobre el per¨ªodo comprendido entre 2010 y la actualidad, con una ¨²nica excepci¨®n: el PSOE no est¨¢ de acuerdo con que el refer¨¦ndum de 2017 fuera legal ni leg¨ªtimo, y manifiesta otros desacuerdos que no se concretan. Eso hacemos los padres ante una rabieta: compramos al ni?o su versi¨®n de los hechos, con la esperanza de que deje de berrearlos. Para ti la perra gorda, dec¨ªa mi madre, que se quedaba con la perra chica, de menor valor en apariencia, pero mucho m¨¢s decisiva.
Es en la calderilla donde acuerdos como este encuentran su esencia, y las perras chicas no est¨¢n en el pomposo, muy discutible y, desde mi perspectiva, falaz pre¨¢mbulo, sino en la enumeraci¨®n de acuerdos. Estos solo contienen un punto claro y una propuesta concret¨ªsima. El acuerdo claro es la investidura de Pedro S¨¢nchez con el apoyo de todos los diputados de Junts. La propuesta concret¨ªsima, la voluntad del partido de Puigdemont de transferir todos los impuestos a Catalu?a (ya veremos, responde el PSOE). El resto de los puntos, incluido el de la amnist¨ªa ¡ªmuy en especial el de la amnist¨ªa¡ª, son ¡°ya veremos¡± cl¨¢sicos.
El relator o mediador ¡ªesa concesi¨®n vergonzosa que valida la falacia de que Espa?a no cuenta con garant¨ªas democr¨¢ticas¡ª va a tener un trabajo enorme, pues casi toda la negociaci¨®n depende de su interpretaci¨®n. Los motivos que acreditar¨ªan a una persona beneficiaria de la amnist¨ªa son tan ambiguos que podr¨ªan absolver a un borracho que hubiera roto una farola si aduce que su borrachera celebraba la libertad de Catalu?a. Lo mismo sucede con la ampliaci¨®n de la influencia de las instituciones catalanas en Europa: a saber qu¨¦ significa eso. Que ya veremos.
Me preocupa el desprecio expl¨ªcito que el texto manifiesta a los tribunales y al sistema judicial, como si este no formara parte imprescindible de una democracia, que por algo se llama Estado de derecho, pero la lectura fina de este documento, en principio, no vaticina un apocalipsis legal. Tan solo contiene tiempo, el que pap¨¢ PSOE le ha comprado a Puigdemont. Si ser¨¢ el instrumento de concordia que venden unos o el hacha que decapite la Constituci¨®n del 78 que dicen otros, es muy pronto para saberlo: ya veremos.
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