Pedro S¨¢nchez y la ¡°Operaci¨®n Tiesto¡±
El PSOE est¨¢ facilitando que se reabra esa ag¨®nica herida nacionalista al no haber planteado una defensa firme y honesta del Estado del 78
As¨ª la denominaron: Operaci¨®n Tiesto. Faltaban cinco d¨ªas para la Navidad de 2018. Los equipos hab¨ªan dedicado las jornadas previas a negociar, m¨¢s que el contenido, la log¨ªstica del encuentro entre Quim Torra y Pedro S¨¢nchez. Lo cuenta Lola Garc¨ªa en El muro. Estaba claro que no pod¨ªan mantener la reuni¨®n en el Palau de la Generalitat. En el balc¨®n estaba colgada la pancarta que denunciaba la existencia de presos pol¨ªticos, el s¨ªmbolo de la presidencia de Torra. Era inimaginable que el presidente del Gobierno de Espa?a pasase por aquel tubo. Se opt¨® por el Palacio de Pedralbes. Tambi¨¦n se discuti¨® sobre fotograf¨ªas: si los dos equipos aparec¨ªan sentados, parecer¨ªa un encuentro entre gobiernos del mismo rango; si, por el contrario, se les ve¨ªa de pie, todo parecer¨ªa menos serio y formal. Pero hubo un detalle que no consensuaron. Las poinsetias. En la hora H del d¨ªa D, el equipo de Moncloa comprob¨® que, sobre las mesillas junto a los sof¨¢s, las hojas de esas plantas navide?as solo eran amarillas, el color de los lazos que miles de catalanes a¨²n llevaban en la solapa como s¨ªmbolo de protesta contra el encarcelamiento de los l¨ªderes del proc¨¦s. Con rapidez se consiguieron poinsetias con las hojas rojas y con eficiencia se colocaron junto a las amarillas. Se hab¨ªa ejecutado la que se denomin¨®, con iron¨ªa, Operaci¨®n Tiesto.
Parece el gag de una comedia de enredo sobre c¨®mo banalizar la pol¨ªtica. Fue otra escenificaci¨®n con af¨¢n performativo, aunque con una capacidad menguante para que el relato de la confrontaci¨®n impactase en la realidad. Pero all¨ª estaba Pedro S¨¢nchez. Porque ya era, y volver¨¢ a ser, presidente gracias al apoyo de los diputados independentistas. Desde la moci¨®n de censura, el l¨ªder socialista ha asumido, m¨¢s por pragmatismo que por convicci¨®n, que su acci¨®n de gobierno ser¨ªa duradera si daba respuesta a ¡°un conflicto pol¨ªtico¡± ¡°en el marco de la seguridad jur¨ªdica¡±, como puede leerse en la Declaraci¨®n de Pedralbes. Aunque no se dijese su nombre para poder incorporar a la contraparte, el marco era y es la Constituci¨®n. El conflicto realmente existente era y son las consecuencias penales de unos hechos ilegales que mayoritariamente han sido interiorizados como una rebeli¨®n contra la naci¨®n espa?ola y precisamente por ello, por su dimensi¨®n identitaria, las penas desproporcionadas impuestas por el Tribunal Supremo a los l¨ªderes del proc¨¦s apenas fueron cuestionadas o a¨²n no han saltado las alarmas ante las muestras de neofranquismo que se suceden cada noche ante las sedes socialistas. La amnist¨ªa, recorrida sobre brasas, deber¨ªa cerrar esa deriva.
Para que eso fuera factible era necesario defender un relato alternativo tanto al que despacha lo ocurrido en 2017 como un golpe de Estado ¡ªuna forma de externalizar todas las responsabilidades¡ª como al relato mitol¨®gico que permite al independentismo m¨¢gico vivir todav¨ªa hoy en su realidad paralela ¡ªcomo repiten diputados y voceros de Junts¡ª. Pero el PSOE no ha realizado ese ejercicio formal e ideol¨®gico, limit¨¢ndose a hacer de la necesidad, virtud, y fundar su actuaci¨®n en la ¨²nica idea que todo puede hacerse mientras sea legal. Y es necesario algo m¨¢s, adem¨¢s de la ambig¨¹edad ret¨®rica, para que los ciudadanos, muchos de sus votantes, se sientan vinculados a las decisiones de sus representantes. Es probable que en la exposici¨®n de motivos de la ley de amnist¨ªa, seg¨²n se va sabiendo poco a poco, los diputados socialistas en el Congreso propongan un relato que mire hacia adelante a trav¨¦s de la Constituci¨®n no solo para vencer sino para convencer. Pero durante las ¨²ltimas semanas, en especial tras el acuerdo con el partido de Carles Puigdemont, su posici¨®n est¨¢ facilitando que se reabra esa ag¨®nica herida nacionalista al no haber planteado una defensa firme y honesta del Estado del 78. Mientras el jueves Santos Cerd¨¢n dejaba que en el acuerdo con Junts se colase la menci¨®n al lawfare y un relato falaz del proc¨¦s, se mustiaban las poinsetias rojas de Pedralbes. Mientras va adquiriendo forma un movimiento antisistema cuyo prop¨®sito es la deslegitimaci¨®n de parte de nuestro entramado institucional.
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