Las lecciones de las otras invasiones de Gaza
La operaci¨®n militar israel¨ª en la Franja sigue la doctrina, incuestionada, de tratar a todos los civiles en la zona de avance como enemigos y causar todo el da?o que sea necesario para evitar bajas. La experiencia demuestra que eso por s¨ª solo no sirve al objetivo de la seguridad a largo plazo
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Han pasado m¨¢s de cinco semanas desde el brutal ataque de Ham¨¢s contra Israel, el pasado 7 de octubre. Familias enteras ejecutadas, ni?os peque?os masacrados, mujeres violadas, v¨ªctimas torturadas y descuartizadas. Murieron aproximadamente 1.200 personas, en su mayor¨ªa civiles, y se llevaron a 240 personas israel¨ªes y de otras nacionalidades como rehenes a Gaza. Desde entonces, Ham¨¢s est¨¢ disparando cohetes a diario contra ciudades y pueblos de Israel, que a su vez bombardea desde el aire y con artiller¨ªa la franja de Gaza. El 27 de octubre, Israel comenz¨® la invasi¨®n terrestre, que a¨²n contin¨²a. Seg¨²n la ONU, en Gaza han muerto hasta ahora alrededor de 11.000 personas, hay 1,5 millones de desplazados y el 45?% de las viviendas han quedado destruidas o da?adas. En la ONG Breaking the Silence (Romper el silencio) hemos estudiado desde hace a?os testimonios de soldados que participaron en anteriores campa?as israel¨ªes en Gaza. Volver la vista atr¨¢s puede ayudarnos a ver con m¨¢s claridad las opciones que tenemos hoy.
Las campa?as militares que ha llevado a cabo Israel en Gaza hasta ahora se han guiado por dos principios fundamentales. El primero es el que a veces se conoce como ¡°ning¨²n riesgo para nuestras fuerzas¡±: la m¨¢xima prioridad es la seguridad de los combatientes israel¨ªes. La idea puede parecer razonable, pero esta teor¨ªa a?ade que, para que los soldados est¨¦n m¨¢s seguros, hay que transferir el riesgo a la poblaci¨®n civil de Gaza, aunque no tenga nada que ver con las hostilidades. El segundo principio es la denominada doctrina Dahiya, llamada as¨ª por un barrio de Beirut que sufri¨® intensos bombardeos de Israel durante la guerra del L¨ªbano de 2006. La doctrina Dahiya afirma que, en un conflicto asim¨¦trico contra un adversario no estatal, es posible crear un periodo de calma si se causan da?os desproporcionados en el equipamiento militar y las infraestructuras y propiedades civiles. Se supone que una acci¨®n de ese tipo tiene efectos disuasorios y pone a la poblaci¨®n civil en contra de la organizaci¨®n no estatal que tiene la base en ese territorio. Estos dos principios, el del ¡°riesgo cero¡± y el de Dahiya, han inspirado todas las campa?as militares de Israel en Gaza desde la Operaci¨®n Plomo Fundido, en 2008-2009.
Veamos algunos ejemplos. El 21 de octubre, el ej¨¦rcito israel¨ª arroj¨® sobre el norte de Gaza unas octavillas en las que aconsejaba a los residentes que abandonaran de inmediato la zona, les advert¨ªa de que su vida corr¨ªa peligro y dec¨ªa expresamente que ¡°a cualquiera que decida no marcharse del norte de la Franja [de Gaza] al sur de Wadi Gaza podr¨¢ consider¨¢rselo c¨®mplice de una organizaci¨®n terrorista¡±. Las alertas de evacuaci¨®n de este tipo tambi¨¦n se utilizaron en campa?as militares anteriores, en las que se ordenaba abandonar sus hogares a los civiles que resid¨ªan en zonas que las fuerzas terrestres iban a invadir. Cumplido el plazo concedido para la evacuaci¨®n, esas zonas sufrieron un intenso fuego a¨¦reo y de artiller¨ªa con el prop¨®sito, en general, de suavizar la zona: repeler a los combatientes enemigos, destruir las estructuras que pod¨ªan constituir una amenaza para las fuerzas terrestres y dejar claro a los civiles que no hubieran obedecido la orden de evacuaci¨®n que no ten¨ªa sentido que se quedaran all¨ª. Desde el punto de vista de Israel, las advertencias separaban a los civiles de los combatientes y ¡°convert¨ªan¡± las zonas civiles en campos de batalla donde, en teor¨ªa, no hay necesidad de contener el uso de la fuerza.
La idea del campo de batalla dejaba margen para seguir unas reglas de combate m¨¢s permisivas. En las zonas convertidas, donde se hab¨ªa advertido a los residentes que se fueran, las ¨®rdenes de los soldados sol¨ªan ser que no corrieran riesgos y trataran a todos como militantes de Ham¨¢s. Los soldados que participaron en anteriores invasiones terrestres cuentan que les dec¨ªan: ¡°Cualquiera que est¨¦ all¨ª, para el ej¨¦rcito est¨¢ condenado a muerte¡± y ¡°disparad a todo lo que se mueva¡±. Como explic¨® un soldado: ¡°Se trata de pensar que cualquiera puede ser un terrorista¡±. Y otro a?adi¨®: ¡°Nos dijeron que se supon¨ªa que no deb¨ªa haber civiles. Si ve¨ªamos a alguien, hab¨ªa que dispararle¡±. Estas ¨®rdenes no quer¨ªan decir ¡ªni los soldados pensaban que quisieran decir¡ª que hubiera que disparar incluso a una persona indudablemente inofensiva; quer¨ªan decir que, si hab¨ªa dudas sobre si era inofensiva o no, hab¨ªa que considerarla hostil. Las ¨®rdenes proteg¨ªan a los soldados contra posibles amenazas a expensas de las personas inocentes que se hab¨ªan quedado atr¨¢s y a las que se consideraba ¡°c¨®mplices de una organizaci¨®n terrorista¡±, como dec¨ªan los panfletos arrojados hace unas semanas. Para luchar contra Ham¨¢s en las zonas urbanas, se invirti¨® la presunci¨®n de inocencia por la que, hasta entonces, se reg¨ªa la Fuerza de Defensa Israel¨ª en la guerra urbana. En Gaza, cualquiera que no se marche es culpable hasta que se demuestre su inocencia.
Una vez completada la transformaci¨®n conceptual de los pueblos y los barrios en campos de batalla, las tropas israel¨ªes atacan como si libraran una guerra convencional. Los miembros del cuerpo de ingenieros y las excavadoras acorazadas despejan el camino para las tropas de tierra y, de paso, destruyen todo lo que encuentran a su paso: carreteras, coches, edificios de apartamentos, tierras agr¨ªcolas. Los tanques Merkava avanzan junto a la infanter¨ªa, disparando sin cesar contra todo lo que parece una amenaza. Un soldado nos describi¨® el avance conjunto de las excavadoras y los carros de combate: ¡°Disparaban, destru¨ªan, disparaban, destru¨ªan, y as¨ª avanz¨¢bamos [...]. Casas en lugares estrat¨¦gicos que no ¨ªbamos a capturar, objetos peligrosos. [...] Lo arrasaron todo¡±. Los soldados dicen que hubo fuego continuo, sin descanso: ametralladoras, morteros, M16, artiller¨ªa, fuego a¨¦reo. Todo se consideraba un objetivo leg¨ªtimo: ¡°Si est¨¢s en Gaza, disparas contra todo¡±. El objetivo de toda esa potencia de fuego era proteger a los soldados y el de toda esa destrucci¨®n era eliminar posibles amenazas. Proteger a los soldados era la m¨¢xima prioridad. Por consiguiente, arrasar barrios enteros era un efecto secundario de ese deseo de protecci¨®n, aunque al mismo tiempo, de acuerdo con la doctrina Dahiya, fuera uno de los objetivos de la operaci¨®n.
Una vez dentro de la Franja, la misi¨®n de los soldados es encontrar e incapacitar a combatientes de Ham¨¢s o, como en 2014, encontrar y demoler los t¨²neles utilizados por Ham¨¢s para invadir Israel. Algunas de las casas de las que se apoderaron pasaban a ser centros de mando o alojamientos provisionales. Cuando las tropas de tierra, por fin, se retiraron de la Franja, los ingenieros volaron gran parte de los edificios en los que se hab¨ªan alojado, mientras la aviaci¨®n bombardeaba los barrios que hab¨ªan ocupado. Fue una aplicaci¨®n evidente de la doctrina Dahiya, que exig¨ªa la destrucci¨®n de las zonas civiles independientemente de que supusieran o no un riesgo para los soldados. Un militar describe as¨ª la retirada: ¡°Una hora u hora y media antes de que empezara el alto el fuego, aparecieron los aviones y, en sucesivas pasadas, bombardearon todas las casas que ten¨ªan alguna relaci¨®n con el enemigo [...] Las bombas ca¨ªan y eliminaban una casa detr¨¢s de otra. Est¨¢bamos a trescientos o cuatrocientos metros. En cuanto confirm¨¢bamos que todo el mundo hab¨ªa salido, los aviones llegaban y las destru¨ªan. La casa se derrumbaba. Desaparec¨ªa. Se convert¨ªa en polvo¡±.
Como demuestran estos ejemplos, los principios que rigen las operaciones militares de Israel en Gaza entra?an mucho da?o a la poblaci¨®n civil y a las propiedades e infraestructuras civiles. Aunque las campa?as militares anteriores no impidieron que Ham¨¢s reanudara las hostilidades, Israel ha mantenido una firme adhesi¨®n a estos principios. Al contrario, con cada nueva ola de violencia, se ha interpretado que los dos principios permit¨ªan y recomendaban un uso cada vez mayor de la fuerza y la potencia de fuego. Las lecciones extra¨ªdas de los conflictos pasados siempre han tenido que ver con la forma apropiada de aplicar estos dos principios. Nunca se ha puesto en tela de juicio su validez como tales. La experiencia solo nos ense?a lo que nuestras ideas preconcebidas nos dejan ver.
El espantoso ataque del 7 de octubre dej¨® muy claro que la defensa de Israel exige una estrategia diferente. Debemos cuestionar nuestros esquemas: la lecci¨®n que nos ense?an las guerras del pasado es que la fuerza, por s¨ª sola, no basta para ofrecernos a los israel¨ªes la seguridad que merecemos. La ¨²nica forma de defender las fronteras y a los ciudadanos de Israel es una soluci¨®n pol¨ªtica que aborde las ra¨ªces del conflicto. Debemos alcanzar acuerdos vinculantes que garanticen los derechos, la seguridad y la libertad de israel¨ªes y palestinos por igual y la autodeterminaci¨®n de los dos pueblos.
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