Su pr¨®ximo CEO ser¨¢ un robot

OpenAI, la empresa detr¨¢s de ChatGPT, ha perdido una gran oportunidad. La compa?¨ªa despidi¨® a Sam Altman, su consejero delegado (CEO en ingl¨¦s). Como explicaba Marta Peirano en su art¨ªculo del lunes, el despido vino tras un enfrentamiento entre el sector m¨¢s conservador de la compa?¨ªa y el que encabeza Altman, que quiere avanzar m¨¢s deprisa hacia una inteligencia artificial general. Vamos, que aspira a seguir el camino habitual de las tecnol¨®gicas: primero, romper cosas y, despu¨¦s, pedir perd¨®n por los despidos, la polarizaci¨®n, la difusi¨®n de noticias falsas, el ascenso del populismo o lo que toque en cada momento.

A m¨ª me hac¨ªa m¨¢s gracia otro escenario, que alguno tambi¨¦n ha propuesto en Twitter: que la empresa hubiera reemplazado a Sam Altman con una inteligencia artificial. Un GPCEO: Generative Pre-trained Chief Executive Officer. No es una idea tan extra?a: llevamos a?os leyendo la amenaza de que la IA nos va a sustituir a todos porque es m¨¢s barata. Tendr¨ªa sentido empezar el experimento con los entusiastas de esta tecnolog¨ªa, como Altman, y en empresas que se dedican justo a esto, como OpenAI.

De hecho, no es absurdo defender la idea de que los empleos que corren m¨¢s peligro no son ni los mec¨¢nicos ni los creativos: a quien se puede reemplazar con m¨¢s facilidad es a los directivos y consejeros, y no solo de compa?¨ªas tecnol¨®gicas. En Twitter se comparte a menudo el pantallazo de un art¨ªculo de The New Statesman publicado en 2021: ¡°Los CEO son tremendamente caros. ?Por qu¨¦ no automatizarlos?¡±. En este texto, entre la provocaci¨®n y la cr¨ªtica, Will Dunn plantea que es mucho m¨¢s barato, seguro y eficiente dejar la toma de decisiones en manos de algoritmos, si luego hay espacio para debatirlas. Tambi¨¦n cita ejemplos de empresas como Google e IBM, que lo hacen en algunos casos.

Forbes publicaba otro art¨ªculo similar en 2020, aunque era m¨¢s compasivo con los ejecutivos. Su autor, Terry Walby, defend¨ªa que la IA no los reemplazar¨¢, sino que les ayudar¨¢ a trabajar mejor. Que no se f¨ªen los consejeros delegados: eso es justo lo que se nos dice a todos, aunque suena a excusa para que sigamos madrugando sin quejas hasta que llegue el momento de los despidos.

Hace apenas unas semanas, el periodista Ed Zitron publicaba en Insider otro compartid¨ªsimo art¨ªculo en la misma l¨ªnea. Zitron era adem¨¢s muy cr¨ªtico con los CEO que aspiran a ser ¡°hombres de ideas¡±, al estilo de Elon Musk y Steve Jobs. Sobre todo porque no pagan las consecuencias cuando estas ideacas dan resultados catastr¨®ficos, como bien saben los extrabajadores de Twitter. Estos ejecutivos tienen, asegura el autor, ¡°el trabajo m¨¢s f¨¢cilmente automatizable de la historia¡±.

En realidad, mucha gente ya est¨¢ al servicio de algoritmos e inteligencias artificiales: desde los trabajadores que cobran c¨¦ntimos por corregir los datos que alimentan a estos sistemas, a los repartidores y conductores de plataformas que deben seguir sus instrucciones. Incluso podemos mencionar a los influencers que intentan seguir las reglas opacas de las redes sociales para que sus publicaciones lleguen a m¨¢s gente.

Ya lo dec¨ªa William Morris en El arte bajo la plutocracia (1883): ¡°La frase ¡®maquinaria que ahorra trabajo¡¯ es el¨ªpitica y significa ¡®maquinaria que ahorra el coste del trabajo¡¯, no el propio trabajo, que se invertir¨¢, en caso de ahorrarse, en servir a otras m¨¢quinas¡±. Desde la Revoluci¨®n Industrial hemos pasado de trabajar para telares mec¨¢nicos a hacerlo para ordenadores y m¨®viles, y ahora llegan los algoritmos a amenazar nuestros empleos o ¡ªno s¨¦ qu¨¦ es peor¡ª a convertirse en nuestros jefes. A no ser que recordemos que nada de esto es inevitable, que la tecnolog¨ªa se puede regular y que podemos decidir c¨®mo y cu¨¢ndo usarla, sin necesidad de que Altman, o quien sea, lo haga por nosotros.