Movimientos ca¨®ticos en la inteligencia artificial
La jungla financiera de OpenAI no es m¨¢s que un signo de la verdadera guerra que enfrenta a las dos grandes tendencias actuales del sector: los catastrofistas y los pragm¨¢ticos
La compa?¨ªa estrella de la inteligencia artificial, OpenAI, despidi¨® el viernes a su director ejecutivo, Sam Altman, con el argumento de que estaba ¡°despistando¡± al consejo de administraci¨®n. Bill Gates, uno de los accionistas de la compa?¨ªa, se despist¨® tanto que el domingo contrat¨® a Altman para Microsoft, el mayor fabricante de software del mundo. Tambi¨¦n se despistaron los 770 empleados de OpenAI, que amenazaron a la firma con largarse si no restitu¨ªa a Altman de inmediato. Cosa que, en efecto, la empresa ha hecho este mi¨¦rcoles.
Despu¨¦s de una semana de movimientos empresariales ca¨®ticos, incompetencias del Consejo de Administraci¨®n y otros rasgos de incertidumbre cu¨¢ntica en Silicon Valley, el campo de la IA parece haberse posado en el mismo paisaje del que hab¨ªa despegado una semana antes. Ni ChatGPT podr¨ªa entender esto, ?no creen?
Hay un truco para entender las cuestiones espesas y plagadas de detalles indomesticables. Redondeando un poco, lo invent¨® Einstein en su annus mirabilis de 1905. Se llama heur¨ªstica, y es un concepto fundamental y escurridizo. El problema en 1905 era explicar el efecto fotoel¨¦ctrico, por el que un rayo de luz arranca electrones a un metal, pero de un modo que no depende de la intensidad de la luz, como indicar¨ªa el sentido com¨²n, sino de su color. La luz azul genera electrones de mayor energ¨ªa que la luz roja. Esto era incomprensible para la ciencia de la ¨¦poca, pero Einstein hall¨® un atajo asombroso.
El efecto fotoel¨¦ctrico se pod¨ªa explicar con una ecuaci¨®n insultantemente simple, pero solo si se asum¨ªa antes que la luz estaba hecha de corp¨²sculos, lo que ahora llamamos fotones. Como un fot¨®n azul tiene m¨¢s energ¨ªa que uno rojo, el enigma quedaba explicado al instante. Einstein titul¨® su paper: ¡°Un punto de vista heur¨ªstico sobre la producci¨®n y transformaci¨®n de la luz¡±. Quiere decir: si no puedes resolver el problema particular (el efecto fotoel¨¦ctrico), resuelve primero el problema general (la naturaleza de la luz). Un buen consejo, aunque no el m¨¢s f¨¢cil de seguir.
La jungla financiera de OpenAI se entiende mejor mir¨¢ndola desde un piso m¨¢s arriba, porque no es m¨¢s que un signo de la verdadera guerra que enfrenta a las dos grandes tendencias actuales del sector: los catastrofistas y los pragm¨¢ticos. Los primeros parecen convencidos de que las m¨¢quinas van a adquirir una forma de consciencia y van a acabar tomando el mando. Y los segundos ponen el foco en las grandes oportunidades que la IA abre para la ciencia, la educaci¨®n y la econom¨ªa. Altman es m¨¢s bien de estos ¨²ltimos, y el Consejo de Administraci¨®n que lo despidi¨® nombr¨® a un nuevo director ejecutivo, Emmett Shear, que es m¨¢s bien de los primeros. La restituci¨®n de Altman revela que los pragm¨¢ticos est¨¢n en alza.
Yo soy un pragm¨¢tico por dos razones. En primer lugar, s¨¦ que la IA es un poderoso vector para el avance cient¨ªfico, como est¨¢n mostrando en la biolog¨ªa molecular y la medicina. Y la segunda es que el catastrofismo est¨¢ desviando la atenci¨®n p¨²blica de los problemas reales, como su uso generalizado para contratar y despedir gente. Los inversores exhiben a menudo un comportamiento gallin¨¢ceo. Bienvenido sea Sam Altman al puesto que nunca debi¨® abandonar.
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