Pla habla con Hitler y explica a Milei
A pesar de la crisis, en Buenos Aires cada vez hay m¨¢s restaurantes. La clase media depauperada ha asumido que tiene que gastarse lo ahorrado
¡°El camarero dej¨® los platos y sali¨® corriendo como un loco hacia la calle¡±. La escena la describe Josep Pla, corresponsal en Berl¨ªn. Hace exactamente un siglo. Cada art¨ªculo que enviaba era una cr¨®nica que mostraba c¨®mo la crisis econ¨®mica iba corroyendo a una sociedad y la pol¨ªtica no lograba estar a la altura de las circunstancias. Por ejemplo, 2 de octubre de 1923 en el Grill Room Haader de la calle Nuremberg. Ahora en la p¨¢gina 207 del librazo que es La inflaci¨®n alemana (Destino). El joven Pla est¨¢ ensayando el estilo para contar la ciudad moderna. Su campo de pruebas es una gran capital en crisis. Se hab¨ªa fijado en el gesto de un comensal sentado en una mesa cercana a la suya. Entre plato y plato usaba un mondadientes para limpiarse. Lo que hac¨ªa no era tan raro, pero cada vez m¨¢s infrecuente. Desde hac¨ªa pocos meses no era extra?o ver a un cliente en un restaurante que se limpiaba los dientes con un cepillo con la mano derecha mientras con la izquierda se tapaba la boca para ocultar la operaci¨®n dental. Pero el vecino de Pla s¨ª hab¨ªa usado palillos. Pag¨® y se fue. El camarero recog¨ªa la mesa, vio que el cliente hab¨ªa usado tres palillos y sali¨® disparado a buscarle. ¡°Valen un mill¨®n y medio de marcos¡¡±. Sobre la mesa dej¨® un mont¨®n de billetes.
A pesar de la crisis financiera que atraviesa el pa¨ªs, en Buenos Aires cada vez hay m¨¢s restaurantes. El 19 de junio de este a?o lo cont¨® un reportaje de The New York Times. M¨¢s restaurantes, mejores y llenos. La clase media depauperada ha asumido que tiene que gastarse lo ahorrado, seg¨²n explicaba Natalie Alcoba. Ni de co?a podr¨ªa comprarse un coche o irse de vacaciones con la inflaci¨®n disparada (un 140% antes de las elecciones), pero antes del colapso mejor pulirse los pesos. Nadie sab¨ªa qu¨¦ costar¨ªa una buena cena el d¨ªa de ma?ana, pero s¨ª sab¨ªan que ser¨ªan menos clase media y que cada vez hay m¨¢s pobres. En una cadena de restaurantes, ya que la carne puede subir un 20% de un d¨ªa para otro, solo usan c¨®digos QR para modificar el precio de los platos para no tener que renovar las cartas cada dos por tres. Este viernes, otro reportero de The New York Times empezaba su art¨ªculo con un carnicero que vot¨® a Javier Milei y que asum¨ªa que no vender¨ªa su mejor carne porque tras la elecci¨®n hab¨ªa subido un 5%. La vida ca¨®tica titul¨® Pla un art¨ªculo en Alemania. ¡°El catastr¨®fico descenso del marco empieza de verdad a dar a la vida en este lugar un aspecto ca¨®tico y fant¨¢stico. No hay ning¨²n precio seguro¡±.
¡°Debido a que los alemanes tienen que echar la culpa de la majestuosa y apocal¨ªptica bajada del marco a alguien han encontrado en los jud¨ªos a quien cargar el muerto¡±. No era solo Hitler, ni mucho menos, pero al poco de llegar, Pla ya hab¨ªa presentado el l¨ªder fascista a sus lectores. ¡°Es un hist¨¦rico del nacionalismo. Es un hombre sin preparaci¨®n alguna, es un botarate, pero a veces tiene golpes geniales y ataca con gran furor¡±. A finales de noviembre de 1923, Pla les dijo que lo hab¨ªa logrado entrevistar. ¡°Es dif¨ªcil ver a Hitler. Como buen revolucionario es un hombre de vida irregular y de actividad constante y desquiciada¡±. Aquel candidato a ser el hombre fuerte que parte del pa¨ªs ped¨ªa, hab¨ªa dado el paso al dar un golpe de Estado fallido en una cervecer¨ªa de M¨²nich. Pla lo cont¨® como si hubiese estado all¨ª, pero es dudoso. Al cabo de pocos d¨ªas, el periodista public¨® un mon¨®logo de Hitler construido con declaraciones que habr¨ªa obtenido gracias a haber elogiado al general golpista Primo de Rivera. Es improbable. Apuesto por qu¨¦ mont¨® el art¨ªculo haciendo patchwork con textos le¨ªdos aqu¨ª y all¨ª, pero era tan sagaz que acert¨® al descubrir cu¨¢l era la oscura conexi¨®n que el personaje quer¨ªa establecer con aquel pa¨ªs ca¨®tico. ¡°En todas partes del mundo han triunfado los hombres de orden, de pu?o de hierro, los patriotas, los verdaderos amigos de su pa¨ªs. Aqu¨ª estamos a¨²n dominados por una serie de experimentadores siniestros, vendidos al extranjero, marxistas y jud¨ªos. Todo esto se debe expeler¡±.
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