Brecha entre generaciones
Las pol¨ªticas p¨²blicas deben abordar con decisi¨®n la creciente desigualdad entre j¨®venes y mayores de 65 a?os
Las sociedades occidentales asisten en los ¨²ltimos a?os a un notable aumento de la desigualdad socioecon¨®mica. A las persistentes brechas de renta, g¨¦nero o territorial se ha sumado otra generacional que ha incrementado la vulnerabilidad econ¨®mica de los j¨®venes con respecto a la poblaci¨®n mayor. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, los hogares espa?oles cuyo cabeza de familia tiene m¨¢s de 65 a?os han visto crecer su renta sin sufrir ca¨ªdas por la crisis de 2008, lo que s¨ª ha ocurrido en los dem¨¢s tramos de edad, especialmente entre los menores de 35 a?os, seg¨²n un reciente informe de la Fundaci¨®n Afi Emilio Ontiveros. Tasas de desempleo m¨¢s elevadas ¡ªm¨¢s del doble entre los menores de 40 a?os que entre quienes superan dicha edad¡ª y una diferencia salarial entre j¨®venes y mayores que ha aumentado de forma significativa en la ¨²ltima d¨¦cada contribuyen a esta situaci¨®n.
Pero sobresale un hecho repetido en todos los an¨¢lisis: las barreras econ¨®micas y la incertidumbre laboral est¨¢n minando la capacidad de muchos para acceder a una vivienda propia. Los hogares menores de 35 a?os con una casa en propiedad han ca¨ªdo de casi el 70% en 2011 a un 36% en 2020, seg¨²n dicho informe. Cada vez se independizan menos j¨®venes ¡ªla edad media supera ya la treintena¡ª, y quienes lo hacen tienen menos renta y no pueden acceder a un domicilio propio, en especial cuando suben la inflaci¨®n y los tipos de inter¨¦s.
La inequidad intergeneracional es una cuesti¨®n esencial en la lucha contra la desigualdad que debe abordarse sin demora. La carencia de un sistema de protecci¨®n para los m¨¢s j¨®venes conduce a un pa¨ªs en el que estos pueden sentirse marginados. Los familiares de mayor edad se han ido convirtiendo en un colch¨®n econ¨®mico cuando la crisis ha arreciado. Un 37% de los progenitores mayores de 60 reconoce haber ayudado en el ¨²ltimo a?o a sus hijos a llegar a fin de mes, seg¨²n otro estudio de la Fundaci¨®n BBVA.
Factor clave es que el sistema de impuestos y prestaciones redistribuye, como es normal, m¨¢s entre los mayores que entre los j¨®venes por el peso de las pensiones. Esta evidencia no debe plantearse como una pugna entre grupos de edad, sino como una desigualdad que requiere soluciones que impliquen tanto a los poderes p¨²blicos como a la empresa privada. El debate no es contraponer pensiones de jubilaci¨®n a magros salarios juveniles ni polemizar sobre qu¨¦ grupo de los dos recibe m¨¢s atenci¨®n por parte de gobiernos y partidos, sino abordar de forma decidida pol¨ªticas concretas que combatan la precariedad laboral, fomenten el empleo digno de los j¨®venes y atajen problemas que les afectan claramente, como el de la vivienda. Las prestaciones por desempleo no pueden seguir siendo la principal parte del gasto social dirigido a la juventud.
Los j¨®venes que han crecido durante las sucesivas crisis de los ¨²ltimos a?os afrontan grandes dificultades para emanciparse y desarrollar sus proyectos vitales, su mayor prioridad junto a la mejora de las condiciones laborales. Enfrente, los mayores de 65 a?os, un grupo clave para el mantenimiento de familias enteras, han soportado mejor los embates de dichas crisis. Implicar a las nuevas generaciones en el sistema solidario que apuntala el Estado de bienestar sin restar derechos a sus antecesores supone un reto que compete a todos en un pa¨ªs envejecido que se asoma a una nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica llamada a cambiar en un futuro inmediato las formas de empleo y de vida. Pocos desaf¨ªos resultan tan estrat¨¦gicos como mejorar el porvenir de nuestra sociedad mejorando el de nuestros j¨®venes.
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