Demagogia en Argentina
El nuevo presidente argentino, Javier Milei, no ha moderado su discurso, solo ha asumido que sus promesas econ¨®micas eran imposibles de cumplir
Javier Milei es desde este domingo el presidente de Argentina. La distancia entre sus promesas de campa?a y la realidad ya son evidentes. El 55,7% de los argentinos, casi 14,5 millones de personas, votaron por la dolarizaci¨®n de la econom¨ªa, el cierre del Banco Central y la reducci¨®n del Estado al m¨ªnimo, v¨ªa la privatizaci¨®n de empresas y una pol¨ªtica de recortes dr¨¢sticos. Los primeros pasos de Milei, aun antes de llegar a la Casa Rosada, han ido en varios aspectos en la direcci¨®n contraria.
Economistas de todo el mundo ya hab¨ªan advertido de la imposibilidad de dolarizar una econom¨ªa cuyas reservas internacionales est¨¢n en rojo. Hoy sabemos adem¨¢s que el Banco Central seguir¨¢ abierto y que el peso sobrevivir¨¢ al nuevo Gobierno. Suponer que es posible reducir 20.000 millones de d¨®lares de gasto p¨²blico de la noche a la ma?ana era una promesa que se sab¨ªa imposible de cumplir, es decir, una mentira. Sea cual sea la cifra, el ultraliberalismo ya ha demostrado el precio de esta receta en la vida de los m¨¢s necesitados y en la propia econom¨ªa.
Los argentinos esperaban este lunes un paquete de medidas econ¨®micas que permitiesen anticipar, al fin, qu¨¦ les deparar¨¢ el futuro. No hubo tal. El plan que Milei aseguraba tener listo desde hace meses se ha limitado hasta ahora a la reducci¨®n del n¨²mero de ministerios de 18 a 9, uno m¨¢s de los que acompa?aron las presidencias de Ra¨²l Alfons¨ªn (1983-1989) y Carlos Menem (1989-1999), y a la advertencia de que se exigir¨¢ el 100% de trabajo presencial a los funcionarios. Para evitar que los mercados se impacientasen por la demora, el Gobierno decret¨® un festivo bancario encubierto, con limitaciones extraordinarias a las transacciones de cambio de divisas.
El discurso inaugural de Milei troc¨® el lema electoralista ¡°la casta tiene miedo¡± por ¡°no hay plata¡±. No es la primera vez que un Gobierno prepara a la poblaci¨®n para un escenario de sudor y l¨¢grimas. Alfons¨ªn hablaba de ¡°econom¨ªa de guerra¡±, Menem prometi¨® ¡°cirug¨ªa mayor¡± y Mauricio Macri (2015-2019) dec¨ªa que la ¨²nica salida era el d¨¦ficit cero, lo mismo que Fernando de la R¨²a en 2000, antes de la crisis del corralito. Javier Milei agita ahora la posibilidad de una inflaci¨®n del 15.000%, un porcentaje que multiplica por cinco el 3.000% registrado en 1989, el mayor de la historia argentina.
La distancia entre las promesas de campa?a y los hechos evidencia una peligrosa demagogia. En el caso de Argentina, es doblemente dolorosa. M¨¢s del 40% de la poblaci¨®n es pobre y la inflaci¨®n, que ya supera el 140%, recorta a diario la calidad de vida de los argentinos. Anticipar que el pr¨®ximo a?o ser¨¢ una dura traves¨ªa del desierto no reduce la responsabilidad de un Gobierno que ha llegado al poder con la promesa de que ¡°hay luz¡± al final del t¨²nel.
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