Los l¨ªmites al Gobierno de Milei
El nuevo Ejecutivo argentino nace con mucha legitimidad, pero d¨¦bil por diversas razones que obligar¨¢n al presidente ultra a dejar de ser ¨¦l mismo
El desenlace de las elecciones presidenciales en Argentina ha dejado dos r¨¦cords hist¨®ricos pero contradictorios: nunca antes un candidato hab¨ªa recibido tantos votos (Javier Milei, 14,4 millones) y nunca antes el ganador de las elecciones hab¨ªa llegado a la presidencia con tan poco poder.
A pesar de que el 56% del apoyo popular en la segunda vuelta le otorgue al nuevo Gobierno de Javier Milei una fuerte legitimidad pol¨ªtica, su Ejecutivo nace con muchos l¨ªmites para desplegar un programa propio.
El primer y principal obst¨¢culo a la gobernabilidad de Milei es su exigua fuerza en las c¨¢maras legislativas. Argentina tiene un sistema de gobierno presidencialista, en donde la legitimidad del Ejecutivo no emana del Legislativo ¡ªcomo en los sistemas parlamentarios¡ª, sino que cada poder tiene su propia fuente de legitimidad, lo que le otorga a cada uno de los ¨®rganos de gobierno cierta capacidad de veto. En el caso de Milei, al tratarse de un pol¨ªtico outsider, su partido, La Libertad Avanza (LLA), apenas re¨²ne cerca del 15% de diputados en la C¨¢mara baja y el 11% de los senadores en la C¨¢mara alta. Se trata de una situaci¨®n excepcional. Desde la vuelta a la democracia en 1983, lo m¨¢s frecuente es que el partido que gana la presidencia acumule cerca o m¨¢s de la mitad de los diputados, y en el caso de los gobiernos peronistas la mayor¨ªa en el Senado. Milei est¨¢ obligado pues a tejer alianzas con los que fueron sus contrincantes pol¨ªticos. El apoyo previo a la segunda vuelta por parte del expresidente Macri y de quien fue la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich, allanan el camino, pero no es suficiente. Para gobernar, Milei tambi¨¦n tendr¨¢ que buscar acuerdos con sectores del peronismo y hacer equilibrios con sus socios preferentes. No hay alternativa. Gobernar a golpe de decretos presidenciales no es una v¨ªa con demasiado recorrido, pues, a pesar de darle m¨¢s margen de tiempo para desplegar sus pol¨ªticas (y esperar buenos resultados), aquellos requieren la convalidaci¨®n del poder legislativo.
El segundo l¨ªmite con el que se encontrar¨¢ Milei es la propia estructura federal del Estado. En la Argentina los gobernadores de las provincias (el equivalente a las comunidades aut¨®nomas en Espa?a) poseen mucho poder pol¨ªtico y, como en cualquier estructura de gobierno multinivel, requiere de su colaboraci¨®n para el desarrollo de muchas pol¨ªticas p¨²blicas. A su vez, y a diferencia de lo que sucede en Espa?a, los gobernadores ejercen un importante control sobre los legisladores de su circunscripci¨®n en el Congreso de la naci¨®n, teniendo la capacidad de pactar, al margen de la disciplina de partido, pol¨ªticas que beneficien a sus propios territorios. En la actualidad, ninguna de las provincias est¨¢ bajo el mando de un gobernador de LLA, lo que implica una importante fuente de debilidad. Pero puede que Milei encuentre en la gesti¨®n del anunciado recorte de la obra p¨²blica y en la actual necesidad de financiaci¨®n de las provincias cierta fortaleza para negociar algunos apoyos.
El tercer obst¨¢culo a la gobernabilidad de Milei es la propia situaci¨®n del espacio opositor en el centroderecha. Tras la derrota en la primera vuelta de las elecciones, la coalici¨®n JxC implosion¨®. El sector m¨¢s cercano a Macri se aline¨® r¨¢pidamente con Milei, pero ciertas corrientes de su partido ¡ªel PRO¡ª se desvincularon de dicho compromiso. Asimismo, la otra gran pata de la coalici¨®n, la Uni¨®n C¨ªvica Radical (UCR), se neg¨® a apoyar la candidatura de Milei. El resultado es que tanto en las negociaciones en las c¨¢maras como con los gobernadores el nuevo Gobierno no se enfrentar¨¢ a un actor homog¨¦neo, sino a una amalgama de corrientes con diferentes intereses dif¨ªcilmente de contentar y equilibrar con cierta coherencia.
El cuarto problema para la gobernabilidad del nuevo Ejecutivo ser¨¢, sin duda, la contestaci¨®n social: la calle. Sin saber a¨²n qu¨¦ podr¨¢ hacer y qu¨¦ no, lo que es seguro es que Milei intentar¨¢ aplicar una terapia de shock para frenar y revertir la inflaci¨®n, conseguir equilibrio fiscal y poner en marcha su dr¨¢stica reestructuraci¨®n del Estado (la motosierra), la desregulaci¨®n de la econom¨ªa, y sus ¡°pol¨ªticas culturales¡±, por ejemplo, revertir la ley del aborto. T¨¦ngase en cuenta que los niveles de movilizaci¨®n y protesta pol¨ªtica en la Argentina son de por s¨ª altos, y cuando el peronismo ha estado fuera del poder siempre ha sabido pulsar a la calle para dificultar la gobernabilidad de sus oponentes. Es dif¨ªcil pensar que en esta ocasi¨®n sea diferente. Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, se han mostrado especialmente beligerantes contra los movimientos sociales. Un escenario de violencia en las calles es especialmente da?ino para la convivencia social y letal para la estabilidad gubernamental.
Por ¨²ltimo, el factor tiempo. No ser¨ªa descabellado pensar que Javier Milei se juega su Gobierno en los primeros 12 meses de mandato. Argentina est¨¢ al borde de la hiperinflaci¨®n y estabilizar la econom¨ªa es el objetivo inmediato del nuevo Ejecutivo. Para ello necesitar¨¢ presentar una estrategia integral de reformas que conlleva important¨ªsimos costes para la sociedad. Fundamentalmente, un recorte fiscal abrupto y profundo. En campa?a, Milei argumentaba que esos costes los pagar¨ªa ¡°la casta¡±, pero eso ya no le vale. De hecho, esas reformas, para salir adelante, necesitan del apoyo de la casta. Como apunt¨¢bamos antes, Milei depende de la concurrencia de legisladores peronistas y gobernadores que apoyen el paquete de medidas para la estabilizaci¨®n. Quiz¨¢s, en estos primeros meses, entre la luna de miel y el proceso de reconfiguraci¨®n del peronismo a¨²n abierto, Milei pueda encontrar espacios para el acuerdo. Pero el paso del tiempo encarece el precio de la concertaci¨®n. En 2015, Macri naufrag¨® en su intento de hacer reformas estructurales. Milei hoy lo tiene a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. Tiene una sola carta que tiene que jugar r¨¢pido y con acierto.
En definitiva, el nuevo Ejecutivo nace con mucha legitimidad, pero d¨¦bil. Los l¨ªmites a la gobernabilidad obligar¨¢n a Milei a dejar de ser Milei: apartar sus propuestas basadas en patear completamente el tablero, tejer alianzas, llegar a compromisos transversales y no alimentar el conflicto social.
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