El presidente Milei y su novela negra
Muchos argentinos ¨Cya lo anunci¨® su nuevo presidente¨C van a sufrir mucho: todo depende, una vez m¨¢s, de cu¨¢nto quieran y puedan soportar, cu¨¢nto quieran y puedan esperar
Tem¨ªamos la motosierra, la dolarizaci¨®n, la voladura del Banco Central, la venta de ¨®rganos. Y ahora, por momentos, pareciera que lo m¨¢s temible de Javier Milei es que ser¨¢ un Macri cualquiera ¨Co un Menem o un Videla.
El licenciado Javier Gerardo Milei ya es el Excelent¨ªsimo Se?or Presidente de la Rep¨²blica Argentina. La ceremonia de traspaso tuvo la pompa ef¨ªmera que suelen tener estos jabones: un se?or feliz porque empieza, un se?or amargado porque ya nunca empezar¨¢. Aquel verso triste de Calamaro, ¡°Todo lo que termina, termina mal¡±, debe haber sido escrito para los gobiernos ?americanos: en las ¨²ltimas 18 elecciones una sola vez gan¨® el oficialismo ¨Cy fue, con perd¨®n, en Paraguay.
Como asumi¨® deb¨ªa hablar y, en lugar de hacerlo frente a diputados y senadores y gobernadores, supuestos representantes del pa¨ªs, lo hizo frente a unos pocos miles de seguidores en la Plaza del Congreso. Su discurso era transmitido por esa televisi¨®n y radio p¨²blicas que pretende privatizar, y empez¨® diciendo que ¡°hoy comienza una nueva era en la Argentina¡± ¨Cy se qued¨® pegado a la palabra era, era, era, era. Pero en cuanto pudo se lanz¨® a su espacio de supuesto saber, la econom¨ªa. Para decir que hab¨ªa recibido una herencia tremenda, la peor de la historia, y lanzar una catarata de n¨²meros horribles ¨Csiempre en miles de millones de d¨®lares¨C y enredarlos en unas multiplicaciones muy dudosas y, as¨ª, terminar profetizando una inflaci¨®n del 15.000% anual ¡°la cual vamos a luchar contra u?as y dientes para erradicarla¡±, dijo, literal.
Y que, entonces, el ajuste es inevitable y no puede ser gradual sino modelo shock, todo de golpe. El centro de su pol¨ªtica, ahora, parece consistir en amenazar con un futuro tan oscuro que un futuro negro ser¨ªa su gran triunfo. Anuncia meses de sufrimientos econ¨®micos brutales y que ¡°naturalmente eso impactar¨¢ de modo negativo¡±, dijo, ¡°sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes¡±. Pero que habr¨¢ ¡°una luz al final del camino¡±, remat¨®, equivocando de nuevo la met¨¢fora.
O mintiendo, como cuando repiti¨® por en¨¦sima vez que a principios del siglo XX ¡°la Argentina fue la primera potencia mundial¡±, dato absolutamente falso. O cuando dijo que ¡°en materia de seguridad, la Argentina se ha convertido en un ba?o de sangre¡±, hablando de un pa¨ªs con cinco homicidios cada 100.000 habitantes por a?o, por debajo de la media mundial, muy por debajo de los Estados Unidos, Chile o Uruguay ¨Cy el p¨²blico o pueblo gritaba ¡°polic¨ªa, polic¨ªa¡±.
Y, por supuesto, le echaba la culpa de todo el desastre actual al estatismo, eludiendo otro hecho significativo: en la Argentina, en el ¨²ltimo medio siglo, hubo tres gobiernos privatizadores: el de los militares (1976-83), el de Carlos Menem (1989-99) y el de Macri (2015-19). O sea que casi la mitad de este medio siglo el pa¨ªs estuvo gobernado por neoliberales ¨Cque, en realidad, tomaron medidas mucho m¨¢s en¨¦rgicas e influyentes que los estatistas. Pero una cosa es la realidad y otra el discurso, y el discurso actual es que la ¨²nica forma de solucionar los problemas argentinos es volver a hacer ¨Ccon mayor furia¨C lo mismo que se hizo en 1976, 1989, 2015. Cuyos resultados, cada vez, fueron cat¨¢strofes.
* * *
El discurso fue, de todos modos, una an¨¦cdota menor. Ahora se trata de saber qu¨¦ har¨¢ el se?or Milei con su gobierno. Para empezar, su equipo: de sus diez ministros, cinco fueron altos funcionarios de Macri y cuatro integraron la administraci¨®n de Menem. Son pura ¡°casta¡±, la tan odiada casta. Solo la canciller no ha tenido cargos p¨²blicos previos y todos ellos ¨Cy sus subordinados cercanos¨C exhiben m¨¢sters de negocios en universidades privadas; la mayor¨ªa trabaj¨®, en alg¨²n momento, para bancos y grandes fondos de inversi¨®n. Mientras tanto, los personajes peculiares que armaron al principio el partido ganador ¨Cy que le daban ese aire entre delirante y renovador que tanto lo ayud¨®¨C se quedaron sin cargos. El ¨²nico que desentona un poco, entre ex funcionarios y ex ejecutivos de negocios, es un tal Javier Milei. Todo consistir¨¢ en ver, en estos meses, qui¨¦n logra usar a qui¨¦n. Si la casta que tanto denunci¨® lo manipula, si ¨¦l consigue desasirse de ella, si pretende hacerlo.
No parece, porque ahora, adem¨¢s de su gabinete, las medidas que estar¨ªa por tomar dejar¨ªan su campa?a reducida a una farsa excelente. (Y ser¨ªa un alivio, porque entonces no dolarizar¨¢ ni volar¨¢ el Banco Central ni liberar¨¢ las armas ni se vender¨¢n ¨®rganos humanos). Pero, en tal caso, el resultado ser¨ªa un magn¨ªfico enga?o: que, para imponer la cuarta encarnaci¨®n neoliberal ¨Ctras Videla, Menem y Macri¨C un se?or embarc¨® a millones con el cuento de la motosierra cuando lo que va a hacer es consolidar el poder de los que siempre tuvieron el poder en la Argentina.
Si es as¨ª, nos queda la discusi¨®n in¨²til: ?lo plane¨® desde el primer momento o las circunstancias se lo fueron imponiendo? O, incluso: si fue planeado, ?lo plane¨® ¨¦l mismo o solo fue una pieza en un engranaje mucho m¨¢s complejo?
Es otro debate anecd¨®tico. Ahora, con toda su fuerza, el futuro avanza. Para tratar de reconocerlo juega un dato menor: parece seguro que Milei confirm¨®, en su reciente visita a Washington, la compra a Estados Unidos de 24 aviones de combate F-16. Para un proyecto cuya gran promesa es recortar el gasto p¨²blico la medida es curiosa.
Pero nos faltan datos, todav¨ªa. El nuevo gobierno hab¨ªa anunciado que este lunes 11, primer d¨ªa de sesiones extraordinarias del Congreso, mandar¨ªa su ley ¨®mnibus con la gran mayor¨ªa de los medidas econ¨®micas, pero ahora dice que tardar¨¢n unos d¨ªas m¨¢s.
Mientras tanto, hay tres grandes sectores ¨Cgrosso modo¨C que impulsan y celebrar¨ªan que al se?or Milei le fuera bien.
El principal es el poder empresario y sus grandes canales: esos medios de prensa que semanas atr¨¢s se espantaban con sus espantos y que ahora lo ven m¨¢s alto y m¨¢s rubio y con posibilidades de salvar a la patria en peligro. Han descubierto un ¡°mile¨ªsmo pragm¨¢tico¡± que, tras la limpieza de imagen y las concesiones del nuevo presidente, les permite tomarlo como uno de los suyos, el que podr¨ªa beneficiarlos con sus medidas econ¨®micas y la permisividad de un mercado sin controles.
Despu¨¦s est¨¢ el n¨²cleo duro de los j¨®venes mile¨ªstas, los apasionados de la motosierra, que quer¨ªan con buenas razones romper todo. Y est¨¢n, por fin, muchos millones de argentinos que no tienen nada muy a favor ni muy en contra de Milei salvo la evidencia de que ¨¦l es ahora el que manda y la esperanza de que si a su gobierno le va bien a ellos les ir¨¢ menos mal.
Pero los tres sectores podr¨ªan chocar contra rompientes muy molestas. Los empresarios, si la situaci¨®n econ¨®mica de ¡°esfuerzos y sacrificios¡± que promete Milei se les vuelve en contra y la inflaci¨®n reduce a¨²n m¨¢s el consumo y pierden las obras p¨²blicas y no les alcanza con echar empleados y la apertura de las exportaciones los hunde un poco m¨¢s.
Los motosierros, si descubren que su ¨ªdolo, m¨¢s que romper, va a consolidar las estructuras que los hacen vivir como viven. ?Qu¨¦ pasar¨¢ si los muchachos mile¨ªstas ¨Cesos tan cacareados j¨®venes de clase baja y media baja, menores de 30, sin trabajos formales¨C ven que el Le¨®n que se iba a comer el mundo a dentelladas se ha transformado en un Macri con melena y decisi¨®n? ?Cu¨¢nto tiempo van a esperar tranquilos que se desencadene esa furia justiciera que el furibundo les prometi¨® a los gritos? ?Cu¨¢nto durar¨¢ la paciencia de los que votaron la impaciencia m¨¢s rabiosa?
Y queda, por supuesto, la decepci¨®n m¨¢s silenciosa, m¨¢s profunda de los millones que esperan algo porque siempre es mejor esperar algo, si descubren que no pueden pagar el agua o la luz o el transporte sin subsidios o simplemente pierden el empleo o las ayudas que les permit¨ªan comer de vez en cuando.
Todas estas variables est¨¢n abiertas y se van a jugar en los pr¨®ximos meses. Muchos argentinos ¨Cya lo anunci¨® su nuevo presidente¨C van a sufrir mucho. Todo depende, una vez m¨¢s, de cu¨¢nto quieran y puedan soportar, cu¨¢nto quieran y puedan esperar. Ya lo dijo el presidente Milei: la Argentina comenz¨® una nueva era ¨Cy se parece tanto a las de antes.
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