20 de diciembre de 1973
El mismo d¨ªa en que se iniciaba el juicio a diez sindicalistas de CC OO en el llamado Proceso 1001, ETA atentaba contra Carrero Blanco, dos acontecimientos que marcar¨ªan el devenir hist¨®rico de Espa?a
El 20 de diciembre se cumplen 50 a?os del comienzo del juicio del Tribunal de Orden P¨²blico contra diez sindicalistas de Comisiones Obreras, el llamado Proceso 1001. A la misma hora de ese d¨ªa, ETA atentaba contra el presidente del Gobierno de Espa?a, Luis Carrero Blanco, en una calle de Madrid, acabando con su vida. Estos dos acontecimientos marcar¨ªan el devenir hist¨®rico de nuestra naci¨®n.
En mi condici¨®n de ser uno de los condenados del Proceso 1001 me atrevo a discernir sobre estos hechos. Tratar¨¦ de aclarar por qu¨¦ aquellos sucesos estaban entrelazados; por qu¨¦ la organizaci¨®n terrorista ETA escogi¨® aquel d¨ªa para llevar a cabo su acci¨®n. La petici¨®n de una condena de 162 a?os de prisi¨®n contra los diez sindicalistas de CC OO detenidos en una reuni¨®n en un convento de Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid) hab¨ªa provocado una ola de protestas y movilizaciones no s¨®lo entre amplios sectores de la clase trabajadora, sino en diferentes capas de la sociedad espa?ola, que trataban de combatir al r¨¦gimen franquista. Este movimiento ten¨ªa previsto confluir el 20 de diciembre con un protagonismo importante de la clase trabajadora, cuyo objetivo era realizar huelgas en los centros de trabajo y manifestaciones en las calles, haci¨¦ndolas coincidir con el comienzo del juicio. En paralelo, en los pa¨ªses democr¨¢ticos europeos, y tambi¨¦n en Estados Unidos, Australia o Jap¨®n, los sindicatos democr¨¢ticos y otros sectores progresistas iniciaron numerosas protestas contra el r¨¦gimen franquista exigiendo la libertad de los procesados.
Ante esta movilizaci¨®n sin precedentes, la organizaci¨®n terrorista ETA decidi¨® aprovechar la coyuntura con una gran dosis de oportunismo; trat¨® de quitar protagonismo al movimiento democr¨¢tico de amplios sectores de la sociedad espa?ola contra la dictadura. Al hacer coincidir el atentado contra Carrero Blanco con nuestro juicio, ETA provoc¨® un ambiente de rebeli¨®n de la extrema derecha y la neutralizaci¨®n de las luchas democr¨¢ticas previstas, evitando as¨ª el debilitamiento que dichas acciones hubieran hecho a las estructuras del r¨¦gimen. Se crearon adem¨¢s condiciones para la represi¨®n y el terror contra los procesos y sus allegados, y coadyuv¨® al mantenimiento de la condena de 162 a?os de prisi¨®n.
La incoaci¨®n por parte de las estructuras gubernamentales y judiciales de la dictadura de esas brutales condenas, ten¨ªan como objetivo el escarmiento represivo al movimiento sindical y democr¨¢tico que protagonizaba Comisiones Obreras desde los primeros a?os sesenta.
Durante el juicio pudimos comprobar c¨®mo se manten¨ªan las pr¨¢cticas totalitarias de la dictadura. Al elegir una fecha muy cercana a las fiestas navide?as, se buscaba el aislamiento del juicio a todos los niveles.
El d¨ªa 20 nos trasladaron, esposados, desde la c¨¢rcel en un furg¨®n al Palacio de Justicia y, al entrar en la sala de vistas, nos dimos cuenta del ambiente tenso y enrarecido. Se notaba en la bancada de los abogados y en el estrado de los jueces; tambi¨¦n nos extra?¨® que no hubiese p¨²blico. Algo grave estaba pasando, porque nos trasladaron de nuevo a los calabozos del edificio. All¨ª nos enteramos del atentado contra Carrero Blanco. Al cabo de un rato vimos acercarse a un capit¨¢n de la Polic¨ªa Armada, pregunt¨® qui¨¦n era Marcelino Camacho y le comunic¨® que estaba all¨ª para garantizar nuestra seguridad personal y nos se?al¨®, al fondo del pasillo, un destacamento de la Polic¨ªa fuertemente armado. Pasada la hora del almuerzo volvieron a llevarnos a la sala de juicio. El ambiente segu¨ªa tenso, pero la sala ya estaba llena de personas y pudimos ver a nuestros familiares en las primeras filas. Un ujier nos coloc¨® en el banquillo seg¨²n la petici¨®n de condena. A Marcelino Camacho y los procesados que ten¨ªan mayor petici¨®n fiscal, delante, y a los dem¨¢s, detr¨¢s.
Me di cuenta de que se intentaba proteger a Marcelino de un posible atentado por la espalda. Las facciones de la extrema derecha violenta que, tras conocerse el atentado contra Carrero, hab¨ªan acudido a la plaza de las Salesas para amenazar a nuestros familiares y abogados, se?alando las pistolas que ten¨ªan ocultas, hab¨ªan entrado en la sala del juicio.
La culminaci¨®n del atropello judicial del r¨¦gimen contra el Proceso 1001 se cerrar¨ªa el 27 de diciembre con la sentencia. El tribunal, ante una petici¨®n fiscal de 162 a?os de c¨¢rcel por una reuni¨®n de diez sindicalistas de Comisiones Obreras, se tom¨® poco tiempo para deliberar. Se trataba de dar un castigo ejemplar a Comisiones Obreras. En cierta manera tambi¨¦n nos condenaban por el atentado contra el presidente del Gobierno.
Tras nuestro recurso ante el Tribunal Supremo en febrero de 1975, las condenas fueron rebajadas. La dictadura segu¨ªa debilit¨¢ndose y la sentencia de este tribunal se ajustaba a la propia legalidad judicial franquista, que ellos mismos hab¨ªan infringido el 20 de diciembre. Lo consideramos una gran victoria y al final de ese mismo a?o todos los condenados del Proceso 1001 est¨¢bamos en libertad. La llegada de la democracia estaba m¨¢s cerca que nunca despu¨¦s de 36 a?os de dictadura.
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