Primer paso hacia el deshielo
La reuni¨®n entre Pedro S¨¢nchez y Alberto N¨²?ez Feij¨®o no puede ser algo excepcional sino la norma en una democracia
Que un encuentro entre el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y el l¨ªder de la oposici¨®n, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, sea algo excepcional dice mucho del clima bronco que domina nuestras instituciones. Que las cosas hayan llegado a un punto en el que uno de los dos acuerdos alcanzados por ambos dirigentes sea la mediaci¨®n de la Comisi¨®n Europea para cumplir con una obligaci¨®n constitucional incumplida desde hace m¨¢s de cinco a?os demuestra el preocupante deterioro de su relaci¨®n y del enfrentamiento que mantienen.
Sobre todo, porque se trata del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), bloqueado por la negativa del Partido Popular en el Congreso a votar su obligada renovaci¨®n. No es en un mediador, sino en la Constituci¨®n, donde habr¨ªa que buscar el marco institucional que facilitara la negociaci¨®n entre las dos fuerzas pol¨ªticas con mayor representaci¨®n en el Parlamento. Que el encuentro, a pesar de todo, sea un gesto importante de deshielo entre ellas es igualmente revelador del nivel hasta el que hemos bajado el list¨®n, pues el di¨¢logo entre el presidente del Gobierno y el l¨ªder de la oposici¨®n es una obligaci¨®n institucional de ambos. Con todo, cabe valorar de forma positiva que finalmente se hayan visto y hablado. Es de esperar que se trate del primer paso hacia la normalizaci¨®n y la mesura.
El otro acuerdo de m¨ªnimos al que llegaron S¨¢nchez y Feij¨®o es la reforma puntual de la Constituci¨®n para modificar en enero el art¨ªculo 49 con el objeto de eliminar el t¨¦rmino ¡°disminuidos¡± y sustituirlo por ¡°personas con discapacidad¡±, algo que podr¨ªa sentar las bases para abrir un canal de trabajo en el que ambos dirigentes no sean un obst¨¢culo sino los facilitadores de acuerdos. Entre ellos, por ejemplo, el que exige otro tema de m¨¢xima relevancia en la agenda pol¨ªtica como es el nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, un rompecabezas que lleva nueve a?os sin resolverse debido a la falta de consenso. Ser¨ªa dif¨ªcil de explicar que el PP, como partido con mayor poder territorial, no se mostrara dispuesto a solucionarlo mientras critica los acuerdos a los que llega el presidente S¨¢nchez con los nacionalistas vascos y catalanes, y que en lugar de eso utilizara a las comunidades aut¨®nomas en las que gobierna como un instrumento de frentismo contra el Gobierno de la misma forma que hace con el Senado.
La vitalidad del sistema pol¨ªtico creado en torno a la Constituci¨®n requiere que las fuerzas parlamentarias con vocaci¨®n de gobierno practiquen la contenci¨®n y la tolerancia mutua, algo que se ha visto seriamente deteriorado por un clima de polarizaci¨®n asim¨¦trica propagada por el Partido Popular desde que est¨¢ en la oposici¨®n: no solo se ha negado a cumplir con sus obligaciones constitucionales, sino que no ha cejado de sembrar dudas sobre la legitimidad del Gobierno.
El contexto internacional con dos guerras abiertas, el reto migratorio y una desaceleraci¨®n econ¨®mica en el horizonte son cuestiones lo suficientemente relevantes como para que exista un marco institucional normalizado en el que PP y el PSOE conversen, hagan pol¨ªtica y lleguen a consensos o simplemente planteen sus discrepancias. La l¨®gica de bunkerizaci¨®n en la que se han instalado es poco democr¨¢tica, adem¨¢s de comprometer seriamente nuestro parlamentarismo. Como su nombre indica, el Parlamento es el recinto de la palabra, el lugar en el que debe predominar la deliberaci¨®n en busca de acuerdos. No solo por imperativo institucional, sino tambi¨¦n por respeto a toda la ciudadan¨ªa.
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