Acercarse a Kosovo
Espa?a acierta al alinearse con la UE y reconocer los pasaportes de Pr¨ªstina, pero Exteriores no ha explicado ese giro
Las autoridades kosovares celebraron la semana pasada el giro dado por el Gobierno espa?ol al reconocer como v¨¢lidos los pasaportes de sus ciudadanos. Espa?a era el ¨²nico pa¨ªs del espacio Schengen que se resist¨ªa a hacerlo, lo que le convert¨ªa ya en una anomal¨ªa europea. No obstante, la resistencia de los sucesivos gobiernos de Madrid a reconocer ...
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Las autoridades kosovares celebraron la semana pasada el giro dado por el Gobierno espa?ol al reconocer como v¨¢lidos los pasaportes de sus ciudadanos. Espa?a era el ¨²nico pa¨ªs del espacio Schengen que se resist¨ªa a hacerlo, lo que le convert¨ªa ya en una anomal¨ªa europea. No obstante, la resistencia de los sucesivos gobiernos de Madrid a reconocer la independencia de Kosovo ¡ªy tambi¨¦n sus documentos oficiales¡ª responde a una cierta l¨®gica. La rep¨²blica balc¨¢nica naci¨® en 2008 tras la implosi¨®n de Yugoslavia (1989-1990), que desemboc¨® en un tr¨¢gico conflicto con 250.000 muertos. Para Espa?a, el problema reside en que Kosovo declar¨® su independencia de manera unilateral, algo que tradicionalmente se ha considerado un posible precedente para los movimientos soberanistas en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco.
La UE no solo ha reconocido mayoritariamente la soberan¨ªa de Kosovo, sino que durante la primavera del a?o pasado tanto la Comisi¨®n Europea como la Euroc¨¢mara aprobaron la entrada de Pr¨ªstina en el espacio Schengen y destacaron que solo Espa?a exig¨ªa ya el visado a los turistas kosovares, una intransigencia por motivos nacionales que le asimilaba a Rusia y China.
La zona de los Balcanes sigue siendo un ¨¢rea inflamable. Las disputas de Pr¨ªstina con Belgrado son habituales, bien porque los serbokosovares del norte de Kosovo no reconocen los resultados de los comicios locales, bien porque Pr¨ªstina no acepta las matr¨ªculas serbias. La OTAN, que mantiene sus tropas en la zona, sigue vigilante. La relaci¨®n de los mandatarios de ambos pa¨ªses ¡ªel serbio Aleksandar Vucic y la kosovar Vjosa Osmani¡ª es extremadamente tensa, y la invasi¨®n de Ucrania est¨¢ afectando gravemente a la relaci¨®n de fuerzas entre Bruselas y Mosc¨². Serbia ha sido siempre un fiel aliado del Kremlin, y ese v¨ªnculo especial es ahora un riesgo a?adido para Europa.
La Uni¨®n Europea ha adoptado la v¨ªa diplom¨¢tica para apaciguar la regi¨®n, al igual que Estados Unidos. Dos rep¨²blicas de la antigua Yugoslavia ¡ªEslovenia y Croacia¡ª son ya parte de los Veintisiete, y Serbia es pa¨ªs candidato desde 2012. En las cumbres UE-Balcanes Occidentales participan tanto Serbia como Kosovo, incluso cuando esas reuniones las preside Espa?a. Propiciar el di¨¢logo entre Pr¨ªstina y Belgrado es hoy una importante l¨ªnea de trabajo. La estrategia m¨¢s inteligente es la de acoger en su seno a rep¨²blicas antes enfrentadas. De alguna manera, se trata de facilitar la convivencia dentro de la UE de quienes se masacraron en el pasado.
Reconocer los pasaportes kosovares supone un giro de calado en la pol¨ªtica exterior espa?ola. Las declaraciones oficiales insisten en negar que tal iniciativa constituya un primer paso hacia el reconocimiento oficial de la soberan¨ªa kosovar, pero resulta ingenuo ignorar esa hip¨®tesis cuando son tantas las democracias que reconocen a un pa¨ªs ya consolidado.
Lo sorprendente de la nueva posici¨®n espa?ola es el secretismo con el que se ha tomado la decisi¨®n. De hecho, fue el vice primer ministro kosovar, Besnik Bislimi, el que dio la noticia el pasado d¨ªa 7. El Ministerio de Exteriores la ha confirmado, pero ni adelant¨® la decisi¨®n a la opini¨®n p¨²blica ni la ha explicado. Sorprende esa opacidad por parte de un Gobierno que ha tomado medidas mucho m¨¢s pol¨¦micas.