Terrorismo cuqui y autoamnist¨ªa

Gracias a la creatividad del Gobierno de progreso, Espa?a ser¨¢ un pa¨ªs pionero en distinguir entre el terrorismo bueno y el malo (como el colesterol), el blando y el duro (como el turr¨®n), el cuqui y el desagradable. La ley de amnist¨ªa abarcar¨¢ a los acusados de terrorismo si en sus actuaciones no han causado ¡°violaciones graves de derechos humanos¡±. La directiva 2017/541 del Parlamento Europeo se?ala que ¡°los actos terroristas constituyen una de las violaciones m¨¢s graves de los valores universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y el disfrute de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, en los que se basa la Uni¨®n¡±. En otra muestra de nuestra deriva pataf¨ªsica ¡ªla ciencia que se dedica al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes de las excepciones¡ª hemos inventado tambi¨¦n las violaciones leves de derechos humanos: es Carl Schmitt reescrito por los Hermanos Marx.

Este apa?o es una trampa m¨¢s en una ley fraudulenta. La enmienda, a diferencia de la proposici¨®n de ley, la firman tambi¨¦n Esquerra y Junts: se sab¨ªa que era una autoamnist¨ªa, y ahora es todav¨ªa m¨¢s claro. Cuando el Gobierno habla de que aumenta la seguridad jur¨ªdica, habla de la tranquilidad del delincuente. El PSOE neg¨® que fuera a incluir el terrorismo en la amnist¨ªa. Ahora el argumentario cambia: la imputaci¨®n de terrorismo por hechos vinculados al proc¨¦s era excesiva, la enmienda permite corregir una anomal¨ªa. El ministro Bola?os ha dicho que todos sabemos que no se puede comparar el terrorismo del proc¨¦s con el terrorismo sangriento que hemos padecido en Espa?a. Evidentemente, no se puede comparar el asalto al aeropuerto del Prat con el atentado de Hipercor, y el argumento nos recuerda que el PSOE tambi¨¦n pacta con los herederos del atentado de Hipercor. La justicia es la que debe decidir si esos actos eran o no terrorismo, a trav¨¦s de los procedimientos estipulados y no mediante un cortocircuito. Como se?ala V¨ªctor J. V¨¢zquez, uno de los problemas de esta amnist¨ªa es que destruye algunas ficciones compartidas en las que se basa la convivencia: la idea de que el proceso democr¨¢tico est¨¢ basado en la representaci¨®n pol¨ªtica y las propuestas con que los partidos concurren a las elecciones, o de que las Cortes determinan la voluntad de la ley a trav¨¦s de procedimientos parlamentarios caracterizados por la publicidad. Las sustituye por una creciente monta?a de mentiras.