?D¨®nde dejar¨ªa a Europa una victoria de Trump?
Si el aspirante republicano saliera elegido en noviembre, pondr¨ªa en evidencia m¨¢s que ninguna otra cosa la escasa inversi¨®n europea en defensa. La urgencia inmediata ser¨¢ cubrir el d¨¦ficit de financiaci¨®n para Ucrania
Uno sabe que est¨¢ en apuros cuando su seguridad depende de que alguien no salga elegido. En 2016, la elecci¨®n de Donald Trump supuso una sorpresa total para los europeos. Afortunadamente, Trump era entonces demasiado ca¨®tico como para causar da?os irreversibles. Cuatro a?os despu¨¦s, los europeos volvieron a apostar por que Trump no saldr¨ªa reelegido, y esta vez acertaron, pero por los pelos. Ahora mismo no apuestan, pero tampoco se preparan.
Si Trump sale elegido, tendr¨¢ un equipo mucho m¨¢s centrado. Esta vez no faltan operativos pol¨ªticos trumpistas. Su amenaza m¨¢s cre¨ªble, desde una perspectiva europea, es poner fin al apoyo financiero y militar a Ucrania. Tambi¨¦n es posible que redoble su amenaza anterior de no cumplir los compromisos adquiridos en virtud de la cl¨¢usula de defensa mutua de la OTAN.
Coincido bastante con la sugerencia de Rob Jetten, un ministro del Gobierno holand¨¦s saliente que quiere que la UE establezca un pilar formal dentro de la OTAN que pueda separarse en caso necesario. Tambi¨¦n ha se?alado que la UE gasta el triple que Rusia en defensa y, sin embargo, no es capaz de defenderse a s¨ª misma.
Una capacidad defensiva europea independiente requerir¨ªa un aumento masivo del gasto en defensa, del 1%-2% del PIB actual al 3% o m¨¢s, el nivel b¨¢sico durante la Guerra Fr¨ªa.
Y como insinuaba Jetten, los pa¨ªses europeos tendr¨ªan que gastar el dinero de forma m¨¢s eficiente. Si la UE se tomara en serio la pol¨ªtica de defensa, deber¨ªa incorporar las adquisiciones de defensa al mercado ¨²nico. La UE dio un peque?o paso en esa direcci¨®n el a?o pasado con un reglamento que recompensa a los Estados miembros cuando cooperan en sus pol¨ªticas de adquisiciones. Es un programa peque?o para pa¨ªses peque?os. Tienen que ponerse serios.
Una victoria de Trump pondr¨ªa en evidencia, m¨¢s que ninguna otra cosa, la escasa inversi¨®n europea en defensa. La urgencia inmediata ser¨¢ cubrir el d¨¦ficit de financiaci¨®n para Ucrania. Estados Unidos ha comprometido hasta ahora 71.400 millones de euros (para estos y otros datos, ver), m¨¢s de la mitad en forma de ayuda militar. El n¨²mero dos es Alemania, con 21.000 millones de euros, seguida del Reino Unido, con 13.300 millones. Noruega ocupa el cuarto lugar. Los tres mayores donantes europeos son todos miembros de la OTAN, pero solo Alemania es miembro de la UE.
Aqu¨ª radica el problema. Alemania no es lo suficientemente grande como para llenar por s¨ª sola el vac¨ªo dejado por Estados Unidos. Francia solo ha comprometido 2.000 millones de euros para ayudar a Ucrania. El plan de ayuda de la UE por valor de 50.000 millones de euros para cuatro a?os acaba de superar el veto de Viktor Orb¨¢n, el primer ministro h¨²ngaro. Aunque Estados Unidos pusiera fin definitivamente al suministro de armas, Ucrania podr¨ªa defenderse con la ayuda europea, aunque dudo de que esta fuera suficiente para recuperar todos los territorios ocupados por Rusia. Cuando termine la guerra, Rusia no supondr¨¢ una amenaza inmediata para Europa, pero podr¨ªa serlo m¨¢s adelante. El Ej¨¦rcito ruso tardar¨¢ algunos a?os en recuperarse. Este escenario dejar¨ªa a la UE solo unos a?os de margen para apuntalar su propia defensa.
El principal obst¨¢culo para una respuesta europea conjunta es la falta de intereses comunes de Francia y Alemania. Francia es el ¨²nico Estado miembro de la UE con armas nucleares y el ¨²nico con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, Alemania es el pa¨ªs m¨¢s grande. Gasta m¨¢s dinero en defensa en t¨¦rminos absolutos: 71.000 millones de euros en el presupuesto de 2024 frente a los 47.000 millones del presupuesto de defensa franc¨¦s.
Olaf Scholz ha reorientado la cooperaci¨®n alemana en materia de defensa, alej¨¢ndola de Francia y acerc¨¢ndola a Estados Unidos. El plan para un futuro avi¨®n de combate francoalem¨¢n a¨²n est¨¢ por ver, al igual que el futuro de la cooperaci¨®n francoalemana para desarrollar una nueva generaci¨®n de tanques. Las adquisiciones de defensa se han estado moviendo en la direcci¨®n exactamente opuesta a la que tendr¨ªan que moverse si Trump fuera elegido. La previsible cantera de l¨ªderes alemanes y franceses actuales y futuros tampoco me hace albergar esperanzas. Si Scholz es derrotado en las elecciones alemanas de 2025, lo m¨¢s probable es que su sucesor sea Friedrich Merz, cuyo instinto le llevar¨ªa a arreglar las relaciones con Trump, en lugar de buscar una soluci¨®n europea. Por otra parte, en Francia acechan Marine Le Pen y una serie de populistas j¨®venes.
En la actualidad, la especial relaci¨®n francoalemana es en gran medida un artilugio hist¨®rico. Se mantiene viva en ocasiones festivas como el funeral en memoria de Wolfgang Sch?uble, antiguo l¨ªder de la CDU y ministro de Finanzas, fallecido el mes pasado. Los dos pa¨ªses han establecido fuertes v¨ªnculos, pero siguen estrategias econ¨®micas incompatibles en materia de pol¨ªtica fiscal y energ¨ªa nuclear. Sus econom¨ªas son divergentes, y tambi¨¦n lo es su pol¨ªtica. Dudo que la elecci¨®n de Trump cambie esta situaci¨®n.
Las divisiones francoalemanas tambi¨¦n hacen que a Europa le resulte m¨¢s dif¨ªcil liberarse de la hegemon¨ªa financiera de Estados Unidos, que este aprovecha para presionar a terceros pa¨ªses. Independizarse de Estados Unidos requerir¨ªa una fuerte uni¨®n de los mercados de capitales y una deuda p¨²blica a escala europea.
Mi consejo ser¨ªa no obsesionarse con Trump y pensar en los intereses a largo plazo. La UE no puede contar con el apoyo militar permanente de Estados Unidos, con o sin Trump. No creo que la UE vaya a seguir este consejo. Joe Biden dio a los europeos la esperanza de un renacimiento del transatlantismo de posguerra, una peligrosa ilusi¨®n a la que los l¨ªderes de la UE siguen aferr¨¢ndose. Lo que supongo que ocurrir¨¢ es que los europeos responder¨¢n a la pr¨®xima presidencia de Trump exactamente igual que respondieron a la anterior: con una mezcla de arrogancia y rechazo, y la esperanza de que los viejos tiempos vuelvan alg¨²n d¨ªa.
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