C¨®mo ser inmortal
Los fil¨®sofos de la escuela estoica o c¨ªnica ya nos dejaron la f¨®rmula de una eternidad de andar por casa sin pasar por el quir¨®fano. No pensaban nunca en el futuro
La inmortalidad est¨¢ ya al alcance de cualquiera. No se trata de los avances de la ciencia m¨¦dica que van a permitir renovar los ¨®rganos y tejidos del cuerpo como en un taller de autom¨®viles. Dentro de poco uno podr¨¢ guardar en el frigor¨ªfico varios corazones, h¨ªgados, est¨®magos y p¨¢ncreas de repuesto envueltos en papel albal para cuando se necesite sustituirlos por los viejos ya gastados. En realidad, uno podr¨¢ tener una r¨¦plica entera de su cuerpo de 35 a?os, incluido el cerebro con todos los secretos de la memoria guardado en un almac¨¦n gracias a la inteligencia artificial. Morir o seguir en este mundo ser¨¢ un juego a capricho del usuario. Si te aburres, te largas, eso es todo. Solo que los dictadores podr¨¢n perpetuarse indefinidamente en el poder y los idiotas seguir¨¢n haciendo el ganso, los ladrones robando, los asesinos matando, los creyentes rezando, los poetas so?ando, los actores bailando, los ni?os llorando, los pol¨ªticos mintiendo. Esta inmortalidad cl¨ªnica ser¨¢ sumamente grosera y, dado que el mundo seguir¨¢ sin tener sentido, los sabios se ir¨¢n por voluntad propia al m¨¢s all¨¢ a bordo de la barca de Caronte, en una traves¨ªa nocturna en la que no hay ning¨²n faro. Poco importa, porque los fil¨®sofos de la escuela estoica o c¨ªnica ya nos dejaron la f¨®rmula para ser inmortales de andar por casa sin necesidad de pasar por el quir¨®fano. Su experimento era muy sencillo. No pensaban nunca en el futuro. Sab¨ªan que el tiempo solo era un horizonte que pod¨ªan adaptar a sus sue?os. Divid¨ªan el tiempo en d¨ªas, horas, minutos y segundos. A la hora de vivir con plenitud solo le daban importancia en esos ¨²ltimos segundos que fluyen alrededor de los sentidos y a trav¨¦s de ellos descend¨ªan a esa profundidad donde ya no existe ni un antes ni un despu¨¦s, sino el nudo de todos los placeres que a su vez les permit¨ªa ser puros, felices e incontaminados. Por lo dem¨¢s, cre¨ªan, como Marco Aurelio, que la vida solo era una opini¨®n. Mientras est¨¦s vivo ser¨¢s inmortal.
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