Banalizaci¨®n del nazismo y el antisemitismo
Putin y Netanyahu despliegan todos los excesos ret¨®ricos para intentar que cale su victimismo
Creer que tienes raz¨®n por haberla tenido. Es lo peor de todo, seg¨²n el soberbio poeta que acu?¨® la sentencia. Sirve para Vlad¨ªmir Putin, que tacha de nazis a cuantos se constituyen en enemigos de sus desmanes y designios. Pero tambi¨¦n para Benjam¨ªn Netanyahu, que convierte en antisemita cualquier cr¨ªtica a su Gobierno.
As¨ª es como la Gran Guerra Patria de la Uni¨®n Sovi¨¦tica contra Hitler deviene autorizaci¨®n para ocultar de nuevo las viejas atrocidades del gulag y justificar las atrocidades presentes de las tropas rusas en Ucrania. Id¨¦ntica funci¨®n le corresponde al Holocausto respecto a la ocupaci¨®n de los territorios palestinos en contravenci¨®n de las resoluciones de Naciones Unidas y la actual destrucci¨®n y matanza perpetradas por el Gobierno extremista de Netanyahu en Gaza.
Nunca han faltado verdaderos nazis y antisemitas, o equivalentes, en Ucrania y en Palestina, pero tambi¨¦n en las propias filas de los que m¨¢s ruido hacen al denunciarlos. Algunos lucen insignias de antifascistas y amigos de Israel habiendo sido e incluso exhibido hasta ayer mismo todo lo contrario. No debiera colar en ning¨²n caso la elevaci¨®n de la parte a expresi¨®n del todo para tachar de nazi a un jud¨ªo ucranio como Zelenski o de antisemita a Antonio Guterres y a la entera organizaci¨®n de Naciones Unidas de la que es secretario general y que fue, por cierto, la que expidi¨® la partida de nacimiento de Israel en 1947.
No pueden ser nazis todos los ucranios o los indefensos manifestantes moscovitas aporreados por la polic¨ªa, arrastrados luego a las comisarias, quiz¨¢s m¨¢s tarde a la celda de castigo en el ?rtico o las trincheras del Donb¨¢s. Ni pueden ser antisemitas todos los palestinos ni cuantos se oponen al Gobierno de Israel, el m¨¢s ultraderechista de la historia, indiferente al sufrimiento ajeno y dispuesto a expulsar a los ¨¢rabes y ocupar toda la tierra entre el Jord¨¢n y el mar. Ni los partidarios de un Estado palestino, del regreso de los refugiados y de Jerusal¨¦n como su capital, a trav¨¦s de acuerdos para la paz, la seguridad y la libre determinaci¨®n de todos, los israel¨ªes que ya la tienen y los palestinos a los que se les ha hurtado hasta ahora.
No son solo excesos verbales los de esa infame ret¨®rica de la que solo se libran los incondicionales de Putin y Netanyahu. En ella se refleja una visi¨®n inmutable y maniquea de la historia, en la que los eternos demonios del fascismo y del antisemitismo atacan a Rusia e Israel, naciones eternas y ang¨¦licas, en combates apocal¨ªpticos. Es la pol¨ªtica de la eternidad de unos l¨ªderes que ¡°sit¨²an a su pa¨ªs en el centro de un victimismo c¨ªclico¡±, seg¨²n un certero concepto del historiador Timothy Snyder (El camino hacia la no libertad, Galaxia Gutenberg).
Todo exceso lleva a la confusi¨®n y al desgaste. Cuando todo es fascismo y antisemitismo nada es fascismo ni antisemitismo y el campo queda ya abonado para que crezcan sigilosamente las aut¨¦nticas y m¨¢s monstruosas plantas totalitarias y racistas.
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