Matanza yihadista en Mosc¨²
Atentar con niveles elevados de espectacularidad y letalidad en la capital de Rusia satisface al mismo tiempo dimensiones locales y globales de la agenda de Estado Isl¨¢mico
La amenaza terrorista inherente al yihadismo global lo es en la actualidad para todos, occidentales y no occidentales, musulmanes y no musulmanes. Esa amenaza deriva de un movimiento extraordinariamente extendido en el mundo que se encuentra desde hace una d¨¦cada escindido en dos bloques: por una parte, el bloque alineado con Al Qaeda como matriz fundacional y, por otra parte, el bloque que tiene como organizaci¨®n de referencia a Estado Isl¨¢mico. Ambas estructuras rivalizan por la hegemon¨ªa del yihadismo global en su conjunto y compiten entre s¨ª, sobre todo a trav¨¦s de sus respectivas ramas territoriales, aunque se han dado casos de colaboraci¨®n entre componentes de una y de otra e incluso hay ¨¢reas donde parecen haber aceptado una situaci¨®n de impasse y de distensi¨®n.
Ahora bien, Al Qaeda y Estado Isl¨¢mico se diferencian, entre otras cosas, por el alcance geogr¨¢fico sobre el que proyectan su amenaza terrorista. Estado Isl¨¢mico no excluye de su amenaza a ninguna demarcaci¨®n estatal, pero Al Qaeda s¨ª lo hace. Estado Isl¨¢mico, por ejemplo, lleva a cabo atentados en el Afganist¨¢n de los talibanes o en el Ir¨¢n de los ayatol¨¢s. Al Qaeda no lo hace ni en un pa¨ªs ni en el otro. En Afganist¨¢n, debido a una s¨®lida alianza con los talibanes que dura ya casi 30 a?os. En Ir¨¢n, como resultado de un acuerdo con sus autoridades gracias al cual parte de los dirigentes de la estructura yihadista reside en la rep¨²blica isl¨¢mica desde 2002. Por extensi¨®n, Al Qaeda es hoy poco beligerante con pa¨ªses que, como Rusia, mantienen buenas relaciones tanto con Afganist¨¢n como con Ir¨¢n.
Eso no ocurre con Estado Isl¨¢mico, organizaci¨®n para la que Rusia, pese a contar con una considerable minor¨ªa musulmana o de cultura isl¨¢mica ¡ªprincipalmente sun¨ª¡ª, es un pa¨ªs de infieles e implicado la sistem¨¢tica opresi¨®n del islam dentro y fuera de sus fronteras. El ideario y la propaganda de Estado Isl¨¢mico sit¨²an a Rusia como parte constitutiva del mundo cristiano, sin matices entre el ¨¢mbito occidental y el ortodoxo al cual se circunscribe. Adem¨¢s, Rusia intervino militarmente en Siria desde septiembre de 2015 y lo hizo tambi¨¦n en contra de los planes de esa organizaci¨®n yihadista, fundamentalmente porque sus principales prop¨®sitos eran los de apoyar el r¨¦gimen de Bachar el Asad y erosionar el liderazgo de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo.
Estado Isl¨¢mico tambi¨¦n percibe a Rusia como potencia facilitadora de que sus enemigos, los talibanes ¡ªque tildan de ap¨®statas¡ª se consoliden en Afganist¨¢n tras acceder por segunda vez al poder en 2021. Esto es especialmente evidente en la propaganda y las actividades de su rama en la regi¨®n hist¨®rica de Joras¨¢n (ISIS-K por sus siglas en ingl¨¦s), t¨¦rmino utilizado tradicionalmente para delimitar un vasto espacio que comprender¨ªa parte de Ir¨¢n, Afganist¨¢n, Pakist¨¢n y otros pa¨ªses de Asia Central como Tayikist¨¢n y Uzbekist¨¢n. En este sentido, atentar con niveles elevados de espectacularidad y letalidad en la capital de Rusia satisface al mismo tiempo dimensiones locales y globales de la agenda de Estado Isl¨¢mico. Adem¨¢s, la confrontaci¨®n de Rusia con otras ramas territoriales de Estado Isl¨¢mico, mediante las fuerzas mercenarias de Wagner, es inherente a la expansi¨®n de la influencia rusa en el Sahel y ?frica Occidental, donde ha desplazado a Francia o a Estados Unidos.
Por otra parte, la matanza de Mosc¨² ¡ªorquestada en viernes y en Ramad¨¢n¡ª culmina una serie de atentados perpetrados desde 2015, en Rusia o contra blancos rusos en el exterior, asumidos por Estado Isl¨¢mico. En el interior, en parte como continuidad del terrorismo previamente practicado por una organizaci¨®n entonces asociada con Al Qaeda y denominada Emirato del C¨¢ucaso, pero sobre todo por individuos movilizados a partir de 2012, en el contexto del conflicto en Siria e Irak. Su incidencia ha sido mayor en Daguest¨¢n, Chechenia o Ingusetia, sin limitarse a esas zonas. A inicios de este mismo mes de marzo, las fuerzas de seguridad abatieron cerca de Mosc¨² a miembros de una c¨¦lula relacionada con la rama de Estado Isl¨¢mico en Joras¨¢n que ¡ªseg¨²n fuentes oficiales¡ª se preparaban para atentar en una sinagoga de la capital rusa. En torno a esos d¨ªas es cuando las autoridades estadounidenses alertaron a las rusas, sin aparentes consecuencias, de un atentado inminente en alg¨²n lugar concurrido de Mosc¨², posiblemente durante un concierto.
Fuera de Rusia, algunos incidentes resultan especialmente significativos para apreciar la amenaza que Estado Isl¨¢mico ven¨ªa suponiendo para nacionales e intereses del pa¨ªs antes de lo sucedido en Mosc¨². Uno se remonta a octubre de 2015, cuando una bomba hizo estallar una aeronave comercial rusa que sobrevolaba la pen¨ªnsula del Sina¨ª, matando a 224 personas, en su mayor¨ªa turistas rusos que regresaban a casa tras unas vacaciones en Egipto. Otro, m¨¢s reciente, se produjo en septiembre de 2022, cuando la rama de Estado Isl¨¢mico en Joras¨¢n asumi¨® un atentado suicida junto a la Embajada rusa en Kabul que ocasion¨® al menos seis muertos, empleados de la sede diplom¨¢tica entre ellos. En abril de 2023, por cierto, la Audiencia Nacional conden¨® a cuatro integrantes de una c¨¦lula conectada con Estado Isl¨¢mico que fueron detenidos mientras se preparaban para atentar contra yates de magnates rusos amarrados en el puerto de Barcelona.
El presidente Putin, expuesto por una inusitada brecha en la seguridad nacional rusa, trata de ligar a Ucrania con el atentado en Mosc¨², incluso despu¨¦s de ser reivindicado por Estado Isl¨¢mico, al sostener que los autores intentaban huir hacia ese pa¨ªs. Pero esto tiene otra explicaci¨®n. Naciones Unidas public¨® en enero su decimoctavo informe sobre la amenaza de esa organizaci¨®n yihadista para la seguridad internacional. El punto 43 del informe expresa preocupaci¨®n por individuos ¡°de origen norcauc¨¢sico y centroasi¨¢tico¡± que viajan desde Afganist¨¢n por Ucrania hacia Europa occidental, entre quienes pueda haber terroristas de Estado Isl¨¢mico. Pero el punto alude a tr¨¢nsitos il¨ªcitos a trav¨¦s de Ucrania ¡ªy Rusia, por tanto¡ª debido a la guerra. No a que autoridades o instituciones ucranias est¨¦n implicadas en movilizar yihadistas. El documento menciona el caso de individuos relacionados con Estado Isl¨¢mico ¡ªentre ellos, tayikos¡ª que llegaron as¨ª a Alemania, donde fueron detenidos en el verano de 2023, lo que desbarat¨® sus planes terroristas.
A los espa?oles, lo ocurrido en Mosc¨² nos interpela en al menos tres aspectos. Primero, sobre c¨®mo debieron haber recibido la Polic¨ªa Nacional, la Guardia Civil y los Mossos d¡¯Esquadra aquella notificaci¨®n urgente de las autoridades antiterroristas de Estados Unidos en mayo de 2017, advirtiendo de que Estado Isl¨¢mico planeaba atentar ese verano en Barcelona, espec¨ªficamente en La Rambla. Segundo, sobre la conveniencia de que, adem¨¢s de hablar del peligro de los llamados lobos solitarios, retengamos que las expresiones m¨¢s cruentas del terrorismo yihadista ocurren cuando los lobos act¨²an en manada. Por ¨²ltimo ¡ªahora que se insiste en asociar la amenaza yihadista con Gaza¡ª, sobre el hecho de que los terroristas act¨²an movidos tanto por menoscabos infringidos a sus organizaciones como por agravios que afectan a poblaciones musulmanas en conflicto. Pero estos agravios se acumulan a perpetuidad en el imaginario radical y su incidencia no necesariamente es coyuntural.
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