El caso Oltra o la perversi¨®n de la justicia
Las maniobras de la pol¨ªtica, donde se ha instaurado el ¡°todo vale¡±, tendr¨ªan poco que hacer si la justicia tuviera mecanismos de filtraje m¨¢s eficaces
¡°Me voy con la cara bien alta y los dientes muy apretados porque esta historia pasar¨¢ a la historia de la infamia pol¨ªtica, jur¨ªdica y medi¨¢tica de este pa¨ªs¡±. Fueron las amargas palabras con las que, con voz entrecortada, M¨®nica Oltra anunci¨® en junio de 2022 que dimit¨ªa como vicepresidenta del Gobierno valenciano y se apartaba de la pol¨ªtica. Se vio forzada a hacerlo por la escandalera que arm¨® la derecha al ser imputada, junto con 14 cargos de su departamento, por supuestas maniobras para encubrir los abusos de su exmarido a una menor tutelada. Y tambi¨¦n por las presiones del Partido Socialista. Dos a?os despu¨¦s, ha sido completamente exonerada. Pero su carrera, y su ¨¢nimo, quedaron destrozados.
En su despedida cit¨® otros casos de imputaciones falsas que truncaron carreras pol¨ªticas, como los de la jueza Vicky Rosell y el diputado canario Alberto Rodr¨ªguez. Y acusaciones falsas destinadas a causar da?o pol¨ªtico, como el caso Neurona contra Podemos, del que sali¨® una esperp¨¦ntica pieza separada sobre si la ministra Irene Montero hab¨ªa contratado de forma fraudulenta a unas ni?eras. Quienes instigaron la persecuci¨®n judicial de Oltra fueron dos personajes de la extrema derecha valenciana: Cristina Segu¨ª, agitadora ultra y cofundadora de Vox, y el abogado Jos¨¦ Luis Roberto, declarado neofascista, que ejercieron las acusaciones popular y particular. Pero no hay que olvidar que un juez y un fiscal dieron cobertura a la acusaci¨®n.
Desde la derrota electoral de 2015, el PP utiliz¨® la v¨ªa judicial para tratar de derribar al gobierno de izquierdas del Bot¨¢nico. Solo Luis Salom, conocido asesor del partido, lleg¨® a promover una quincena de denuncias, varias de ellas contra el alcalde Joan Rib¨®, de Comprom¨ªs, y su equipo. Entre PP y Vox han levantado una veintena de causas y excepto un par todav¨ªa en instrucci¨®n, todas han sido archivadas. Pero han hecho gastar mucho dinero, mucho tiempo y mucho esfuerzo a sus v¨ªctimas para defenderse. Lo mismo le ha ocurrido a Ada Colau en Barcelona. Las 19 querellas presentadas contra ella han sido archivadas, pero le han supuesto un desgaste personal y pol¨ªtico evidente.
?C¨®mo se repara el da?o de esta utilizaci¨®n perversa de la justicia? M¨®nica Oltra habl¨® de infamia pol¨ªtica, jur¨ªdica y medi¨¢tica. Los tres poderes son colaboradores necesarios de la infamia. En pol¨ªtica ya sabemos que el ¡°todo vale¡± se ha instaurado hace tiempo como conducta habitual de la derecha. Pero las maniobras de la pol¨ªtica tendr¨ªan poco que hacer si la justicia tuviera mecanismos de filtraje m¨¢s eficaces. No hablo de las sospechas de politizaci¨®n de la acci¨®n jurisdiccional, que tambi¨¦n las hay. Me refiero a que no sea tan f¨¢cil acusar en vano. Si la presentaci¨®n de acusaciones infundadas tuviera costes, seguro que se reducir¨ªa la querulancia interesada.
Tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n deber¨ªamos hacer una reflexi¨®n. Hubo un tiempo en que adoptamos como criterio no dar por v¨¢lido como base para una noticia el mero anuncio de una querella para evitar la pena de titular. El criterio era esperar a que un juez admitiera la querella para informar sobre ella, porque se supon¨ªa que eso indicaba que hab¨ªa indicios racionales de criminalidad. Ahora, ese criterio ha quedado hecho a?icos. La lista de casos admitidos a tr¨¢mite que han resultado totalmente infundados es escandalosa y el da?o causado, irreparable. La lentitud con que opera la justicia agrava los efectos. De manera que tenemos un problema muy serio. Si queremos sanear la pol¨ªtica y reforzar la democracia, habr¨¢ que buscar mecanismos para que no sea tan f¨¢cil encausar y tan barato destrozar la vida y la carrera pol¨ªtica de alguien que es inocente.
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