Si Feij¨®o rompiera con el t¨¢ndem Ayuso-Aznar

Alberto N¨²?ez Feij¨®o se ha vuelto un misterio como l¨ªder nacional. Tan pronto lanza gui?os a Junts, o se filtra la idea de que dar¨ªa un indulto condicionado a Carles Puigdemont, como se pone a la cabeza contra la ley de amnist¨ªa. Y quiz¨¢s la clave est¨¦ ah¨ª: pudo haber sido un cad¨¢ver pol¨ªtico la noche del 23-J, pero sobrevivi¨® abrazando el favor de Isabel D¨ªaz Ayuso, as¨ª como el todav¨ªa predicamento del aznarismo en la derecha actual. Ambos t¨®tems atenazan ahora el discurso y la permanencia del presidente del Partido Popular.

Basta su historial como bar¨®n regional para ver que algo chirr¨ªa. Desde aquel Feij¨®o ¡°moderado¡±, colaborador con el Ejecutivo en la pandemia de la covid, o desde aquel PP que tend¨ªa la mano al PSOE en temas de Estado y que jam¨¢s habr¨ªa dejado el CGPJ sin renovar, mucho ha cambiado para llegar a la voladura de puentes presente. De un lado, est¨¢ la gran dependencia que el PP tuvo de Vox tras el 28-M para ganar poder auton¨®mico y municipal. Del otro, la necesidad de Feij¨®o de contar con apoyos medi¨¢ticos en Madrid tras su fracaso en la investidura, para lo que adopt¨® el discurso que muchos quer¨ªan escuchar: duro contra la amnist¨ªa, indulgente con la ultraderecha, y acr¨ªtico frente a la baronesa de Madrid. Feij¨®o pudo ser otro con aliados distintos, pero uno es tambi¨¦n lo que decide escoger y, en este caso, apost¨® por la salvaci¨®n como l¨ªder nacional.

As¨ª que el presidente del PP conjuga las dos almas en pugna de la derecha espa?ola en la actualidad. A un lado, est¨¢ el t¨¢ndem del ayusismo y el aznarismo, entendido como corriente cuasidoctrinal y propia del histri¨®nico Madrid capitalino, basada en la premisa de que ¡°a la izquierda y a los independentistas, ni agua¡±. Del otro, est¨¢n los nost¨¢lgicos del bipartidismo, m¨¢s cercanos a Mariano Rajoy, o al Feij¨®o de Galicia, cuando no hab¨ªa problema en pactar con el PSOE o con los nacionalistas. La duda es si Feij¨®o podr¨ªa emanciparse alguna vez del predicamento del ayusismo y el aznarismo, que abraz¨® tras el 23-J.

Algunas voces han querido ver esa voluntad de distanciamiento. Por ejemplo, cuando Feij¨®o admiti¨® que el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no gestion¨® ¡°bien¡± el atentado del 11-M, entrevista que qued¨® sepultada por el comunicado de FAES asegurando que jam¨¢s lleg¨® ¡°ning¨²n documento oficial que descartase definitivamente la autor¨ªa etarra¡±. Da igual la l¨ªnea que tome el actual PP; el aznarismo tiene la ¨²ltima palabra, como tambi¨¦n tiene Ayuso el lema para cada manifestaci¨®n.

Sin embargo, Feij¨®o ha lanzado algunos ¨®rdagos en este tiempo. Nunca se supo si la filtraci¨®n del indulto condicionado a Puigdemont, en mitad de los comicios gallegos del 18-F, fue un error o algo premeditado. Ahora bien, si el PP no hubiese revalidado la mayor¨ªa absoluta, el ruido de sables se habr¨ªa hecho notar. No ocurri¨®. Por eso, la victoria de un PP ruralista y galleguista debe entenderse ya como un triunfo de la l¨ªnea regionalista de Feij¨®o: otra derecha es posible, esa capaz de conjugar otros sentires bajo de la categor¨ªa de espa?ol, a diferencia del giro tan intransigente que enarbolaron el partido centralista Ciudadanos y el nacionalista Vox.

La prueba de que Feij¨®o buscaba otro PP es que est¨¢ alej¨¢ndose del debate sobre la amnist¨ªa. Habl¨® en 2022 de relanzar en Catalu?a un partido que apelara al ¡°catalanismo constitucionalista¡±, es decir, una l¨ªnea m¨¢s integradora, mientras se pod¨ªa leer entre l¨ªneas cierta nostalgia de los tiempos del Pacto del Majestic. Convocadas las elecciones catalanas del pr¨®ximo 12 de mayo, en cambio, eligi¨® a Alejandro Fern¨¢ndez, un candidato muy cr¨ªtico con los acercamientos a Junts, que en verdad Feij¨®o ha mantenido m¨¢s por urgencia que por convicci¨®n. En cambio, la situaci¨®n actual en Euskadi, donde la pugna no pivota ya tanto sobre el conflicto nacional, permite recuperar una suerte de PP regionalista o moderado y centrarse en propuestas econ¨®micas y de gesti¨®n, en competici¨®n con el PNV.

A la facci¨®n de poder madrile?a le pone los pelos de punta pensar en un acercamiento a Junts: dicen que eso ser¨ªa ¡°ir en contra de la base social del PP¡±. La derecha est¨¢ ah¨ª tambi¨¦n partida en dos: la corriente ayusista piensa que el partido de Puigdemont es equiparable a Bildu ¡ª¡±con ellos, ni a la vuelta de la esquina¡±¡ª y considera que en el refer¨¦ndum del 1-O de 2017 qued¨® constatada la imposibilidad de integrar jam¨¢s al nacionalismo.

En consecuencia, muchos se preguntan cu¨¢ndo podr¨ªa llegar la ruptura de Feij¨®o con el t¨¢ndem del ayusismo y el aznarismo. En esencia, cuando Vox no sea tan necesario para gobernar. Otras voces, incluso, aluden a que el episodio de la pareja de Ayuso podr¨ªa mermar las posibilidades de esta de optar por La Moncloa alguna vez, aunque la memoria del votante es m¨¢s bien cortoplacista. No es balad¨ª tampoco el contrapeso que supone Juan Manuel Moreno Bonilla para que el PP perif¨¦rico aten¨²e la fuerza del PP de Madrid. Pero no es la derecha quien m¨¢s debe temer a una independencia del dirigente gallego, sino la izquierda que se beneficia del veto de Junts al PP ¡ªalgo que la amnist¨ªa ha empezado a atenuar en los discursos de Puigdemont¡ª. Es Pedro S¨¢nchez, y no Ayuso o Aznar, quien m¨¢s tiene que perder si alguna vez llega a producirse la emancipaci¨®n de Feij¨®o.