Pacto migratorio: trago amargo
Europa endurece sus condiciones de asilo para lograr un consenso insatisfactorio que frene el discurso ultra
El Parlamento Europeo dio el mi¨¦rcoles su visto bueno final al Pacto de Asilo y Migraci¨®n que sentar¨¢ las bases de la pol¨ªtica com¨²n ante las llegadas de inmigrantes irregulares, m¨¢s de 286.000 el a?o pasado, seg¨²n la ONU. La nueva normativa es un compendio de reglamentos que buscan legislar a escala europea todos los pasos del proceso migratorio, desde la llegada del migrante y hasta la decisi¨®n de acogerlo o rechazarlo. El pacto ha costado casi una d¨¦cada de debate y tres a?os de negociaciones, desde que la UE tom¨® conciencia de la necesidad de normas comunes tras la crisis de refugiados de la guerra de Siria en 2015. El precio del acuerdo es un endurecimiento de Europa como lugar de refugio que choca con el relato humanista que la Uni¨®n hace de s¨ª misma.
El resultado, aprobado por una ajustada mayor¨ªa, es un ejercicio de tacticismo que ha dejado insatisfecho a un amplio espectro de los representantes europeos. Muchos reconocieron que votaron tap¨¢ndose la nariz. El pacto no se presenta a los ciudadanos como un paso adelante, sino como un mal menor, el mejor de los posibles. Los partidos centrales del Parlamento, a izquierda y derecha, argumentaron que no resolver ya la cuesti¨®n habr¨ªa regalado argumentos a una extrema derecha en auge ante las elecciones europeas de junio. Dejar la pol¨ªtica migratoria para la pr¨®xima legislatura era, afirman sus defensores, arriesgarse a depender de una mayor¨ªa a¨²n m¨¢s conservadora.
En el centro del acuerdo se encuentra un principio autom¨¢tico de solidaridad en la acogida de inmigrantes. Por un lado, obliga a todos los miembros a contribuir, lo cual por s¨ª solo es un avance, pero se establece la salvaguarda de que un pa¨ªs puede negarse a acoger su cuota con el pago de 20.000 euros por persona, es decir, que puede comprar su insolidaridad. Tambi¨¦n se endurecen las condiciones de asilo con l¨ªmites comunes para el estudio y decisi¨®n de las peticiones y la repatriaci¨®n r¨¢pida de quienes no acrediten los criterios para ser acogidos.
Para la comisaria de Interior y responsable de su negociaci¨®n, la socialdem¨®crata sueca Ylva Johansson, el acuerdo le ha ¡°quitado argumentos¡± a una extrema derecha que tiene la inmigraci¨®n como principal ariete electoral. Aunque muchos reconozcan en voz baja que es un pacto malo porque apuesta por pol¨ªticas fracasadas y reduce las posibilidades de asilo, los principales grupos proeuropeos defienden el acuerdo como una ¡°necesidad estrat¨¦gica aunque no sea id¨®nea¡±, en palabras de uno de sus negociadores, el socialdem¨®crata eslovaco Matjaz Nemec.
Los europarlamentarios han decidido no dar la batalla contra el axioma de que ordenar la inmigraci¨®n es sin¨®nimo de reprimir a los desesperados. Es una derrota de quienes creen que la UE tiene tanta necesidad de inmigrantes como responsabilidad de acogerlos de manera ordenada y digna. El precio de renunciar a los argumentos propios para limitarse a rebajar los de la extrema derecha lo van a pagar con m¨¢s sufrimiento las personas ?desesperadas que huyen de la miseria y la guerra. La nueva pol¨ªtica com¨²n no hace nada por resolver los problemas de fondo que originan la migraci¨®n, ni contribuye a evitar que el Mediterr¨¢neo se convierta en una fosa com¨²n: 3.000 muertos el a?o pasado intentando llegar. No se puede confundir un movimiento t¨¢ctico con una soluci¨®n. Ante una Europa fortificada, los desesperados encontrar¨¢n nuevas rutas, m¨¢s peligrosas, pero no dejar¨¢n de venir porque en un papel diga que no pueden.
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