Justos remedios
Las empresas farmac¨¦uticas tienen derecho a proteger sus patentes, pero deben hacerlo sin perjudicar a los ciudadanos
El Tribunal Supremo levant¨® la semana pasada las medidas cautelares que imped¨ªan la comercializaci¨®n del gen¨¦rico del Apixab¨¢n, un anticoagulante sangu¨ªneo que usan unas 350.000 personas en Espa?a. La detentora de la patente del medicamento recurri¨® a un juzgado de lo mercantil de Madrid para frenar una decisi¨®n de otro tribunal de lo civil de Barcelona. Ante el conflicto de jurisdicciones, el Supremo concluy¨® que era la primera decisi¨®n la que contaba y que el juzgado de Madrid era incompetente para intervenir en el caso.
Se estima que el retraso le ha costado a la sanidad p¨²blica espa?ola 23,2 millones de euros. Las comunidades aut¨®nomas se han pasado m¨¢s de un mes financiando medicamentos de marca mientras los gen¨¦ricos esperaban en un almac¨¦n el visto bueno judicial para poder ser enviados a las farmacias. La misma tarde del levantamiento de las medidas cautelares, las primeras cajas llegaban a manos de los farmac¨¦uticos.
La protecci¨®n de las patentes es el alma de la industria farmac¨¦utica. Es lo que mantiene activa la innovaci¨®n permanente: miles de personas en laboratorios de todo el planeta buscan una nueva patente que supere a la anterior y mantenga a la Humanidad en la fr¨¢gil vanguardia de la lucha contra la enfermedad, contra cientos de enfermedades distintas. Pero esa protecci¨®n ha de llevarse a cabo dentro de un marco legal justo y transparente. No parece de recibo que, ante una derrota en los tribunales, se fuerce un conflicto jurisdiccional que tenga que acabar en manos del Supremo para bloquear la distribuci¨®n de un gen¨¦rico. M¨¢xime cuando el principal perjudicado de ese conflicto es el ciudadano: sea aquel que no tenga el medicamento cubierto por la Seguridad Social y deba pagar de m¨¢s, sea el contribuyente que debe cargar con los costes adicionales del compuesto de marca.
Situaciones como esta ponen de relieve el papel de los gen¨¦ricos para el control del creciente gasto farmac¨¦utico espa?ol, un papel que debe ponerse a la altura de los dem¨¢s pa¨ªses europeos. En Espa?a, adem¨¢s, donde los casos de escasez de medicinas en las farmacias se han triplicado en solo dos a?os, la mayor presencia de los gen¨¦ricos en las reboticas permite garantizar alternativas de suministro. En los ¨²ltimos a?os e ha subrayado la necesidad de impulsar la cuota de mercado de los gen¨¦ricos y se han tomado en consideraci¨®n varias medidas, aunque nada ha llegado todav¨ªa al Bolet¨ªn Oficial del Estado.
Todos ¡ªindustria, Administraci¨®n y ciudadan¨ªa¡ª nos beneficiamos de un sistema de innovaci¨®n equilibrado que justifique los costes de desarrollo de nuevos medicamentos y a la vez permita que las patentes ya amortizadas tengan un mercado m¨¢s amplio. Espa?a avanza en esa direcci¨®n. El sector farmac¨¦utico no deber¨ªa ponerle palos en las ruedas.
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