Nubarrones sobre Gaza
El meollo invisible de la negociaci¨®n es el destino final de la Franja, de su administraci¨®n y de su reconstrucci¨®n
La niebla es espesa. Si es dif¨ªcil saber qu¨¦ ocurre en el campo de batalla, entre las ruinas urbanas de Gaza y los t¨²neles de Ham¨¢s, m¨¢s todav¨ªa obtener informaci¨®n fiable de las negociaciones en curso en El Cairo de una segunda tregua para intercambiar rehenes israel¨ªes por prisioneros palestinos. La oscuridad, la propaganda y la intoxicaci¨®n son de rigor en una contienda que ha cerrado Gaza al periodismo, se ha cobrado un centenar de vidas de profesionales palestinos y ha conducido a la expulsi¨®n de Al Jazeera de Israel.
Solo est¨¢ claro el creciente balance de muerte y sufrimiento. Afecta a todos, aunque a cada uno, como en todas las guerras, le duelan solo los suyos y sea escasa su piedad hacia el adversario. La tregua podr¨ªa aliviar esa tensi¨®n con la liberaci¨®n de los rehenes, de un lado, y al menos una pausa en los bombardeos y la invasi¨®n, del otro. Un vientecillo de alivio se levant¨®, incluso en la Casa Blanca, cuando Ham¨¢s acept¨® los t¨¦rminos del alto el fuego pactado por el propio director de la CIA, William Burns. Las calles de Gaza vibraron con la alegr¨ªa de una poblaci¨®n que se alimenta del m¨¢s leve signo de esperanza. Pero por poco tiempo. La pelota estaba en el tejado de Ham¨¢s, seg¨²n la Casa Blanca, pero esta vez fue Netanyahu quien se mostr¨® insatisfecho, empe?ado en su prometida ofensiva sobre Rafah, y decidi¨® a volver a las andadas en vez de dar por buena la tregua.
El borrador, fruto de una cuidadosa e inteligente negociaci¨®n, es perfectamente ambiguo. Se trata de obtener ¡°una calma sostenible¡± en tres etapas de 40 d¨ªas cada una, obtener la progresiva liberaci¨®n de los rehenes y el correspondiente intercambio por prisioneros palestinos, sin cerrar la puerta a su transformaci¨®n en la tregua definitiva ni prejuzgar el desenlace. No es una breve pausa como las que acepta Netanyahu, ni una tregua permanente que lleve a la retirada definitiva del ej¨¦rcito israel¨ª, como exig¨ªa Ham¨¢s. La ayuda humanitaria, la suerte de los rehenes, las resoluciones de Naciones Unidas, incluso el cese de las hostilidades son piezas de una negociaci¨®n en la que al final solo cuenta la definici¨®n de la victoria, a la que no renuncian ni Ham¨¢s ni Israel. Para Netanyahu es la liquidaci¨®n de Ham¨¢s, o al menos de su jefe militar, Yahya Sinwar. Para Ham¨¢s, la retirada israel¨ª y la probable ca¨ªda del primer ministro a falta de los votos de los 14 diputados de ultraderecha que le exigen seguir la guerra e incluso la ocupaci¨®n permanente de Gaza.
El verdadero e invisible meollo de la negociaci¨®n, en la que ni siquiera se sabe si han entrado los negociadores, es el destino final de Gaza, de su administraci¨®n y de su reconstrucci¨®n. Todo son divergencias y dificultades insalvables a la hora de discutir sobre el papel de la Autoridad Palestina y de la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos); el futuro del campo ideol¨®gico que representa Ham¨¢s, ahora hegem¨®nico; el cuidado del orden p¨²blico y de la seguridad; y, finalmente, la baza ineludible para alcanzar la paz, es decir, el Estado palestino. Sin resolver estos enigmas, persistir¨¢ el incendio b¨¦lico que ahora est¨¢ en marcha y nadie puede apagar.
Israel¨ªes y palestinos pueden estar condenados a entenderse alg¨²n d¨ªa, pero en el punto actual solo puede salir victorioso uno de los dos caudillos enfrentados, Netanyahu o Sinwar, y ambos est¨¢n dispuestos a sacrificar tantas vidas como sea necesario a cambio de su supervivencia. Tambi¨¦n del desenlace y de la fecha en que se produzca depende el futuro de Biden. Tiene en sus manos enormes palancas para presionar al primer ministro israel¨ª, pero las est¨¢ utilizando con gran cautela, como ha sucedido con una peque?a partida de munici¨®n, 3.500 bombas, retenida mientras se preparaba la entrada en Rafah. Si noviembre llega todav¨ªa bajo los negros nubarrones de la guerra, con los dem¨®cratas divididos y los j¨®venes airados contra el suministro masivo de armas a Israel, su presidencia caer¨¢ como fruta madura en manos de Trump.
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