Apoyo rotundo a Ucrania
Espa?a escenifica con la visita de Zelenski a Madrid la ayuda militar internacional m¨¢s importante de la democracia
El Gobierno espa?ol ha dado a Volod¨ªmir Zelenski, el presidente de Ucrania, los m¨¢ximos honores en su viaje a Madrid para firmar el acuerdo de seguridad que garantiza a Kiev el suministro de armamento y munici¨®n de fabricaci¨®n espa?ola por m¨¢s de 1.100 millones de euros, el mayor de este tipo que haya rubricado Espa?a. El Rey recibi¨® en persona a Zelenski y resumi¨® as¨ª la trascendencia del viaje: ratificar el compromiso de mantener la ayuda espa?ola ¡°hasta que cese este ataque no solo contra Ucrania, sino contra la comunidad internacional en su conjunto¡±.
Es el d¨¦cimo acuerdo internacional de este tipo que firma Ucrania, fruto de una recomendaci¨®n del G-7, bajo el patrocinio financiero de la UE. Adem¨¢s de proporcionar ayuda militar urgente ante la ofensiva de primavera lanzada por Putin, sirve para estrechar las relaciones de los aliados atl¨¢nticos con su futuro socio de la OTAN. El mensaje de los aliados, al que se a?ade ahora Espa?a, se dirige especialmente a Rusia, justo cuando est¨¢ acrecentando sus bombardeos sobre objetivos civiles. Ucrania no se quedar¨¢ sola mientras se encuentre bajo el ataque ruso, ni siquiera si se produce un cambio en la Casa Blanca en noviembre que conduzca al distanciamiento de Estados Unidos.
El documento firmado tiene una vigencia de dos a?os prorrogables a tres. No es un tratado bilateral, sino un memor¨¢ndum de entendimiento. Seg¨²n asegur¨® S¨¢nchez en la rueda de prensa, esta cuesti¨®n formal no resta fuerza pol¨ªtica ni compromiso al acuerdo, pero es con lo que justifica no llevar al Congreso de los Diputados una decisi¨®n de esta envergadura. El Ejecutivo se ahorra as¨ª una nueva exhibici¨®n de las divergencias con Sumar, su socio de coalici¨®n, y el debate con una oposici¨®n que, m¨¢s all¨¢ del leg¨ªtimo derecho a discrepar, convierte cada cuesti¨®n en un memorial de agravios esencialista. Es un lamentable d¨¦ficit m¨¢s de nuestra democracia parlamentaria, ocupada siempre en asuntos a veces irrelevantes que sirven para la confrontaci¨®n, en vez de la construcci¨®n de consensos sobre los temas de Estado. Si hay un territorio pol¨ªtico especialmente necesitado del debate p¨²blico y de la deliberaci¨®n democr¨¢tica es el de la pol¨ªtica exterior, donde Pedro S¨¢nchez ha invertido mucho esfuerzo, pero con el d¨¦ficit de grandes debates parlamentarios y ofertas de consenso que corresponde hacer, en primer lugar, al Ejecutivo.
El Gobierno de coalici¨®n ha conseguido eficacia a costa de pasar de puntillas sobre los disensos en materias a veces muy sensibles, incluso, como ahora, sin transparencia dentro del Ejecutivo. Sumar asegura que desconoc¨ªa el destino de esta partida presupuestaria. Si ha avanzado en sus prop¨®sitos ha sido gracias a la concentraci¨®n casi exclusiva de la pol¨ªtica exterior en manos del presidente, lo que no ha evitado que afloren las divisiones dentro de la coalici¨®n y de la mayor¨ªa de investidura, y a eludir la obligada oferta de acuerdo al PP en cuestiones que exigen continuidad de Estado. Y a partir de ah¨ª que cada uno asuma su responsabilidad. Esta falta de debate y transparencia deja mermadas sus impecables posiciones multilateralistas en defensa de la legalidad internacional, tanto ante la invasi¨®n rusa de Ucrania como ante el castigo desproporcionado de Israel a la franja de Gaza, dos guerras igualmente injustas.
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