Los debates internos ocultan el escenario donde nos jugamos el futuro: Ucrania y Palestina
La invasi¨®n, bajo las ¨®rdenes de Putin, y la masacre, bajo las de Netanyahu, son los dos acontecimientos que m¨¢s probabilidades tienen de influir en nuestra vida
La invasi¨®n de Ucrania por tropas rusas bajo las ¨®rdenes de Putin y la masacre que sufren desde hace tres meses los palestinos en Gaza por tropas israel¨ªes bajo las ¨®rdenes de Netanyahu son los dos acontecimientos que m¨¢s probabilidades tienen de influir en nuestra vida (y muy especialmente en la de la generaci¨®n de 18 a 40 a?os). Sin embargo, la atenci¨®n de la mayor¨ªa de los ciudadanos en los pa¨ªses europeos, y en Estados Unidos, est¨¢ centrada en problemas pol¨ªticos internos.
Las opiniones p¨²blicas parecen entregadas totalmente a la contemplaci¨®n de una polarizaci¨®n pol¨ªtica que aumenta a?o a a?o, hasta el extremo, como explica Ivan Krastev (Instituto de Ciencias Humanas de Viena) en una reciente entrevista, de que el mayor problema para las democracias ¡°es que cada elecci¨®n est¨¢ empezando a parecer un cambio de r¨¦gimen¡±.
En cada vez mayor n¨²mero de pa¨ªses, los partidos que han perdido las elecciones act¨²an ¡°como si nunca hubieran visto el resultado de las urnas¡±, dice Krastev. Sucede en Estados Unidos, donde los republicanos bloquean todo lo que est¨¢ a su alcance; en Polonia, donde el PIS, los ultranacionalistas que perdieron las elecciones hace pocos meses, combaten, mil¨ªmetro a mil¨ªmetro, al Gobierno de Tusk, o en Espa?a, donde el PP, cuando solo han pasado tres meses de la formaci¨®n del Gobierno de Pedro S¨¢nchez, ya exige su dimisi¨®n. La actitud ¡°puede que tengas una mayor¨ªa, pero eso no significa que te dejemos gobernar¡± se est¨¢ convirtiendo en la nueva realidad en la pol¨ªtica europea, advierte el analista b¨²lgaro.
Todos estos problemas internos son serios, pero est¨¢n actuando como una cortina de humo que impide que los ciudadanos presten la necesaria atenci¨®n a los dos problemas internacionales que realmente pueden cambiar radicalmente sus vidas: Ucrania y Gaza. En los dos lugares se juega el derecho internacional y el de dos pueblos a organizarse libremente, aplastados por otros Estados que ni tan siquiera les reconocen como tales. El Gobierno de Rusia cree que Ucrania es parte de su imperio y el de Israel, que los palestinos no tienen los mismos derechos humanos que los jud¨ªos y que pueden ser expulsados de su tierra. La derrota de los ucranios y de los palestinos supondr¨ªa la desestabilizaci¨®n del marco institucional creado tras la II Guerra Mundial e ignorarlo colocar¨ªa a Europa (y seguramente a Asia) en el escenario m¨¢s peligroso posible. De manera abrumadora, las mismas personas que creen que Rusia ganar¨¢ la guerra, tambi¨¦n creen que no habr¨¢ Uni¨®n Europea dentro de 20 a?os, explica Krastev.
Ayudar a los ucranios a defenderse es tan urgente como cualquier problema de pol¨ªtica interna. En el caso de los palestinos, no se trata de que se defiendan, algo que no est¨¢ a su alcance frente al inmisericorde ej¨¦rcito israel¨ª, sino de evitar que sean aplastados por un r¨¦gimen de apartheid que Israel ha ido levantando ante los distra¨ªdos ojos de Europa y que, si se consolida, destruir¨¢ la raz¨®n de ser de la misma Uni¨®n Europea cara al mundo. Hoy es urgente lograr que la definici¨®n de antisemitismo no incluya la cr¨ªtica a las pol¨ªticas del Estado de Israel (algo que reclama, con mucha raz¨®n, Josep Borrell), sino que implique ¡°la hostilidad o la violencia contra los jud¨ªos por el hecho de ser jud¨ªos (o contra las instituciones jud¨ªas por el hecho de ser jud¨ªas)¡±, como afirma la Declaraci¨®n de Jerusal¨¦n sobre Antisemitismo, firmada en 2020 por 200 especialistas. ¡°Antisemitismo es negar el derecho de los jud¨ªos a existir y florecer, colectiva e individualmente, como jud¨ªos, de acuerdo con el principio de igualdad, en el Estado de Israel¡±, explica ese texto, donde el concepto de igualdad es fundamental.
La compasi¨®n parece ser el sentimiento con el que los europeos miran a Ucrania y a Palestina. Pero la compasi¨®n, como escribi¨® Susan Sontag, es una emoci¨®n inestable y precisa traducirse en acci¨®n o se marchita. No es f¨¢cil ser optimista sobre la capacidad de los europeos para actuar frente a las dos mayores y reales amenazas que sufren. Lo importante, de nuevo, es saber lo que los historiadores demuestran una y otra vez: nada est¨¢ predeterminado.
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