Jarabe ultra de fruta
Irene Montero y Pablo Iglesias vuelven a ser tendencia en X, esta vez por el juicio contra su presunto acosador
Sostiene Pablo Iglesias que de haber sido ¨¦l y su pareja, Irene Montero, ministros del PSOE o del PP no hubieran sido objeto del acoso al que les sometieron un grupo de ultras que se apostaron durante m¨¢s de ocho meses frente a su domicilio familiar. Es muy probable que as¨ª fuera en 2020, cuando se produjo el hostigamiento denunciado por los entonces vicepresidente segundo del Gobierno y responsable de Igualdad, pero hoy resulta m¨¢s dudoso. La pol¨ªtica espa?ola no ha dejado de emponzo?arse, adoptando formas m¨¢s agresivas de intervenci¨®n, como el asedio prolongado a sedes socialistas, en una deriva coincidente con el ascenso de la extrema derecha en Espa?a y en Europa. Tambi¨¦n son condenables los insultos, asechanzas, boicoteos, persecuciones e incluso alguna agresi¨®n a otros pol¨ªticos, tambi¨¦n de derechas, como se denuncia en las redes sociales desde que el lunes empez¨® el juicio contra Miguel ?ngel Frontera por acosar presuntamente a los dirigentes de Podemos, pero son mayoritariamente ocasionales y puntuales.
Ninguno resulta comparable a la brutal persecuci¨®n contra Iglesias y Montero, que se extiende tambi¨¦n a trav¨¦s de las redes sociales y de un frente de casos judiciales que se han ido archivando y que lleg¨® a afectar a una supuesta ni?era de sus hijos. La capacidad de resistencia de la pareja es incuestionable. ?Por qu¨¦ tienen que aguantar que les insulten y amenacen en la cara, trasluciendo odio, como hizo el pasado lunes un ultra a las puertas del juzgado? Ambos se encararon con ¨¦l y para algunos medios ese fue el titular. Ambos protagonizan, como sucede con frecuencia, varias tendencias en X (antes Twitter) a trav¨¦s de etiquetas como #Pablo Iglesias o #Jarabe.
Lo de ¡°jarabe¡± viene por aquello que dijo Iglesias en 2014 de que los escraches organizados contra dirigentes de la derecha, en el contexto de las consecuencias de la crisis financiera, como el aumento de los desahucios, eran ¡°el jarabe democr¨¢tico de los de abajo¡±. Algunos usuarios recuerdan el acoso a la entonces delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, o el escrache que sufri¨® en su casa familiar la entonces vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, ambas del PP. Entonces exist¨ªa una discusi¨®n en el seno de la izquierda sobre si resultaban l¨ªcitas en aquellas circunstancias de emergencia social ese tipo de protestas. Pero si el fin no justifica los medios (o s¨ª, seg¨²n Maquiavelo), no se deber¨ªa escrachar en el dominio privado y familiar. Y si Iglesias ha dicho muchas cosas que ahora chocan, ?su locuacidad y sus posibles contradicciones justifican ese hostigamiento, frente al cual otros casos destacados por los tuiteros m¨¢s belicosos palidecen?
?Qu¨¦ hubiese pasado si tal asedio se hubiera producido durante meses ante el domicilio de la pareja de Isabel D¨ªaz Ayuso, donde vive la presidenta madrile?a, al grito tan re¨ªdo de ¡°me gusta la fruta¡±? Algunos mensajes emplean esa f¨®rmula del condicional, pero son muchos m¨¢s los que critican una ¡°doble moral o rasero¡± del exdirigente de Podemos, mensajes como ¡°Lo que le ha pasado hoy a Pablo Iglesias es el jarabe democr¨¢tico de los de abajo. Lo que pasa es que, para los del doble rasero, Podemos, no es lo mismo darlo que recibirlo¡±; o ¡°En la India le llaman karma, o m¨¢s cient¨ªficamente, la ley de acci¨®n y reacci¨®n, de toda la vida de Dios¡±. Tambi¨¦n hay numerosos tuits de apoyo como el del exportavoz de Podemos en el Congreso Pablo Echenique: ¡±Cuando alguien te diga la bobada esa de que acosar ni?os peque?os en su propia casa durante m¨¢s de un a?o es ¡®un escrache¡¯ y que Soraya y que Rosa D¨ªez y que todo es lo mismo y que ¡®jarabe democr¨¢tico¡¯ y que blablabl¨¢, le pasas esto que dije hoy en @todoesmentiratv de mi parte¡±. O el del escritor Manuel Rivas: ¡°Cualquier persona, de la idea que sea, deber¨ªa solidarizarse con Irene Montero y Pablo Iglesias. Es un test de decencia democr¨¢tica. Lo ocurrido ayer a las puertas de un juzgado en Madrid es un aviso m¨¢s ante la barbaridad ultra.¡±