El debate | ?Son demasiado caras las entradas de los conciertos?
El precio de la m¨²sica en directo est¨¢ aumentando muy deprisa en los ¨²ltimos a?os y empieza a ser normal pagar cientos de euros por las mejores entradas de los artistas m¨¢s conocidos, aunque el fen¨®meno afecta a toda la industria, nacional e internacional
Taylor Swift actuar¨¢ este mi¨¦rcoles y jueves en Madrid ante un estadio Santiago Bernab¨¦u lleno, con precios de venta oficial entre 80 y los 500 euros por entrada. Aunque sea el espect¨¢culo m¨¢s deseado del momento, la cantante estadounidense es el exponente m¨¢ximo de una inflaci¨®n de precios en las entradas de la m¨²sica en directo que se ha acelerado en los ¨²ltimos a?os y que afecta tanto a espect¨¢culos internacionales como nacionales. ?Est¨¢n justificados los precios actuales para ver a los artistas en vivo?
El periodista musical Nando Cruz, autor del libro Macrofestivales. El agujero negro de la m¨²sica, argumenta que hay una concentraci¨®n en el negocio que fomenta el abuso en los precios. Por su parte, el promotor de conciertos Alfonso Santiago, CEO de Last Tour, defiende que los precios son caros o no en funci¨®n de la categor¨ªa del espect¨¢culo, y que hay variables que no son percibidas por los espectadores que afectan al precio final de la entrada.
Producto de lujo, experiencia a granel
Nando Cruz
La vida est¨¢ muy cara, s¨ª. Y la vivienda. Y la gasolina. Y el aceite. Pero la econom¨ªa no es fruto del azar. Las nubes y los anticiclones vienen y van el ser humano puede hacer poco m¨¢s que preverlos, pero el alza y ca¨ªda de los precios no son fen¨®menos meteorol¨®gicos, sino el resultado de acciones y decisiones de determinadas personas. Y, en un mercado tan poco regulado como el de la m¨²sica en vivo, hay varios factores que explican porqu¨¦ los conciertos son cada vez m¨¢s caros. El primero es que las giras son hoy la principal y a veces la ¨²nica fuente de ingresos de los grupos. El segundo, la aparici¨®n de las empresas vendedoras de entradas y sus gastos de gesti¨®n. El tercero, una creciente concentraci¨®n de poder que facilita pr¨¢cticas monopol¨ªsticas de todo tipo.
El cuarto y m¨¢s determinante es que la industria del espect¨¢culo ha decidido que, si estamos es un mercado libre y la m¨²sica en vivo no es un producto de primera necesidad, cada concierto puede valer lo que el p¨²blico est¨¦ dispuesto a pagar. Y hay gente dispuesta a pagar much¨ªsimo dinero para asistir a determinados eventos. De hecho, un porcentaje muy significativo del p¨²blico de macroconciertos son extranjeros con notable poder adquisitivo para los que viajar a Espa?a para ver a su grupo favorito es un combo estupendo: turismo musical.
Michael Rapino, presidente de la todopoderosa promotora estadounidense Live Nation (asociada desde 2009 con Ticketmaster, la tiquetera m¨¢s importante del mundo), afirm¨® hace justo un a?o que las entradas a¨²n son baratas y justificaba su provocativa declaraci¨®n en la reventa. Si su empresa vende las entradas de Madonna a 200 euros y alguien las revende a 800, Live Nation est¨¢ perdiendo 600. As¨ª calculan los grandes ejecutivos del sector. Por eso ya est¨¢n implantando los precios din¨¢micos, un mecanismo similar al que usan las compa?¨ªas a¨¦reas seg¨²n el cual las entradas subir¨¢n de precio si detectan mucha demanda.
No hay mejor excel para calibrar el encarecimiento de los conciertos que el de Pearl Jam. Su debut en Madrid de 1992 val¨ªa 1.800 pesetas. En 1996 cobraron 2.800 y en 2000, 4.000. Muerta la peseta, verlos en 2006 cost¨® 38 euros (6.322 pesetas). Una d¨¦cada despu¨¦s, la industria del disco se hab¨ªa desmoronado por completo, los festivales ya distorsionaban la cotizaci¨®n real de las bandas, los gastos de gesti¨®n campaban a sus anchas y la industria empezaba a tantear el fil¨®n de las zonas VIP. El directo de Pearl Jam en 2018 cost¨® entre 55 y 85 euros con gastos de gesti¨®n de 7 a 10,50. Vistas hoy, son cifras rid¨ªculas. La entrada m¨¢s barata para verlos este verano en Barcelona es m¨¢s cara que la m¨¢s cara de 2018. ?Las hay a 232 euros! Y hablamos de un grupo que en 1995 se enfrent¨® a Ticketmaster por unas pr¨¢cticas abusivas y monopol¨ªsticas que solo ahora empiezan a ser cuestionadas por la justicia estadounidense.
M¨²ltiples maniobras han convertido la m¨²sica en vivo en un art¨ªculo de lujo solo al alcance de bolsillos holgados. Y, sin embargo, las condiciones en las que celebran esas actuaciones no siempre est¨¢n a la altura del precio a pagar: recintos gigantescos, ac¨²stica deficiente, visibilidad escasa resuelta mediante pantallas, colas¡ La gran paradoja de este negocio es que cuanto m¨¢s grandes son los conciertos y m¨¢s obst¨¢culos generan entre el espectador y el artista, m¨¢s caras son las entradas. Pero la forma m¨¢s f¨¢cil de obtener los m¨¢ximos beneficios con un concierto es reunir al m¨¢ximo de gente, as¨ª que si alguien se niega a verlo y o¨ªrlo en condiciones inc¨®modas, siempre puede pagar dos o tres veces m¨¢s.
El circuito de la m¨²sica en vivo est¨¢ cada vez m¨¢s controlado por menos manos y se encamina a una suerte de futbolizaci¨®n. Por un lado, se est¨¢ configurando una primera divisi¨®n de espect¨¢culos y artistas que cobran precios astron¨®micos, generan beneficios millonarios y son inalcanzables para la inmensa mayor¨ªa de p¨²blico. Y, en paralelo a esta Champions, peque?as canchas y locales acogen modestas liguillas y giras cuyos protagonistas asumen la profesionalizaci¨®n como algo es inalcanzable y quiz¨¢ ni pueden plantearse cobrar entrada.
La especulaci¨®n de toda la vida, en versi¨®n pop.
Costoso no es lo mismo que caro
Alfonso Santiago
De siempre, dentro de mi educaci¨®n y valores decir de algo o alguien que era superficial era claramente despectivo, se correspond¨ªa a la definici¨®n de la RAE: ¡±Que se preocupa solo de la superficie o aspecto externo de las cosas. Fr¨ªvolo, vacuo, liviano, sin profundidad¡±. Siempre han existido personas o informaci¨®n superficial, pero posiblemente la era de la comunicaci¨®n digital ha acentuado la superficialidad. Todo es r¨¢pido, es preciso comunicar con urgencia, tratar de generar virilidad o construir titulares que impacten y generen tr¨¢fico online. La profundidad o la verdad han tomado un papel secundario para muchos periodistas o informadores. Y eso alimenta a toda una sociedad que vive en una mara?a informativa donde trata de construir su propia opini¨®n y la informaci¨®n que llega poco ayuda.
Yendo al tema en cuesti¨®n. Prefiero ser concreto y entrar en temas espec¨ªficos, no quiero caer en la superficialidad generalizando. Creo que ello penaliza a los profesionales honestos, coherentes y equilibrados de la industria de la m¨²sica, que son muchos; y enmascara a los que son todo lo contrario, que los hay.
Voy a hacer mi reflexi¨®n en torno a dos conciertos que este a?o tienen lugar en Espa?a. El primero es de una artista que ofrece un concierto de m¨¢s de tres horas en un estadio; con un gran elenco de algunos de los m¨²sicos m¨¢s cualificados a nivel mundial; un buen n¨²mero de bailarines, coristas y figurantes; la m¨¢s alta tecnolog¨ªa audiovisual del momento y decenas de los mejores profesionales en realizaci¨®n, edici¨®n, emisi¨®n o fotograf¨ªa; los mejores dise?adores esc¨¦nicos y de iluminaci¨®n; cerca de 100 trailers para mover toda esa tecnolog¨ªa y material t¨¦cnico para hacer posible los shows con sus consiguientes choferes y combustible; cerca de 1.000 personas de seguridad y carga/descarga que trabajan durante d¨ªas para cada show; m¨¢s de 100 profesionales de alta cualificaci¨®n que llevan involucrados m¨¢s de 18 meses en un concierto de esta tipolog¨ªa en temas de comunicaci¨®n, administraci¨®n, ventas, marketing, booking o producci¨®n; miles de habitaciones de hotel para alojar a los trabajadores de gira durante varios d¨ªas y sus consiguientes dietas; uno de los mejores estadios del mundo; un porcentaje importante de costes en impuestos directos, indirectos y seguros; y teloneros que podr¨ªan figurar en la parte alta de los m¨¢s grandes festivales nacionales. Un concierto de esta envergadura conlleva los mejores profesionales, la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada y el mejor recinto. La mayor¨ªa de tickets est¨¢n entre los 80 euros y 120 euros.
El segundo ejemplo es un artista nacional de largo recorrido, ofrece un concierto de cerca de dos horas en un pabell¨®n, con un telonero emergente, se desplazan 16 personas en furgoneta con la estructura b¨¢sica de profesionales, con planteamientos t¨¦cnicos de calidad, pero sin grandes alardes. Un show simple con un n¨²mero limitado de personas implicadas en la producci¨®n y con una entrada de unos 50 euros.
Desde la superficialidad, multiplicar y sumar es f¨¢cil, lo profundo es entender las restas y divisiones que afectan a las facturaciones de conciertos. Existen conciertos caros y baratos o de precio razonable. Igual que existen conciertos costosos y asequibles. Para mi forma de entender, son cuatro variables diferentes y todas ellas act¨²an entrelazadas. Si tuviese que aventurar una opini¨®n con los datos que he apuntado respecto al precio de estos conciertos, el primero de estadio dir¨ªa tiene una entrada algo costosa con un precio claramente barato o equilibrado. El segundo en un pabell¨®n, aun teniendo un ticket mucho m¨¢s bajo que el primero, me parece menos costoso, pero bastante m¨¢s caro.
Por favor, tratemos de ser m¨¢s profundos y busquemos la verdad. Es la forma de construir una sociedad mejor en que no generalicemos poniendo un velo negro sobre todo un sector y as¨ª podremos denunciar con solidez las pr¨¢cticas abusivas y la codicia de algunos. Que s¨ª, igual que en otros sectores, tambi¨¦n los hay en la industria musical.
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