Por qu¨¦ la cooperaci¨®n internacional importa
El espacio iberoamericano es naturalmente diverso y heterog¨¦neo. Pero la evidencia muestra cada vez mejor cu¨¢les son las pr¨¢cticas, pol¨ªticas e intervenciones que puede tener un impacto positivo
El otorgamiento del Premio Princesa de Asturias 2024 a la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (OEI) sucede en un momento particularmente complejo para la regi¨®n en tres aspectos centrales: la urgente necesidad de mejorar la calidad educativa como condici¨®n indispensable para elevar el crecimiento y la productividad de las econom¨ªas; la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ de los lugares comunes y las recomendaciones can¨®nicas a la hora de generar conocimiento en un mundo vertiginoso, convulso y cambiante, y comprender el sentido estrat¨¦gico de la cooperaci¨®n internacional, por la cual la OEI ha recibido este galard¨®n, como mecanismo de cohesi¨®n entre pa¨ªses diversos que, sin embargo, est¨¢n unidos por valores e intereses comunes.
El trabajo que la OEI ha desarrollado a lo largo de m¨¢s de siete d¨¦cadas ha acompa?ado e impulsado la evoluci¨®n de la Iberoam¨¦rica de habla espa?ola y portuguesa en t¨¦rminos que pocos habr¨ªan podido anticipar entonces. En 1949, el mundo ven¨ªa saliendo de la Segunda Guerra Mundial; surge el sistema bipolar sostenido en dos grandes potencias; nace la Rep¨²blica Popular China; empiezan los di¨¢logos iniciales que dos a?os m¨¢s tarde dar¨ªan origen a la Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero y mucho despu¨¦s a la Uni¨®n Europea; Am¨¦rica Latina apenas empezaba a atisbar un destino propio, en medio de una variada transici¨®n entre arquitecturas pol¨ªticas, econ¨®micas y urbanas que no acababan de morir y otras que no acababan de nacer, y ten¨ªa sistemas educativos que, quiz¨¢ con la excepci¨®n de Argentina y Uruguay, lentamente iniciaban su construcci¨®n. Ese es el a?o fascinante e incierto en que se funda la OEI, primero como una agencia internacional de Educaci¨®n Iberoamericana y poco despu¨¦s ya como un organismo intergubernamental de cooperaci¨®n multilateral.
Desde entonces, la OEI ha sido un promotor, impulsor y protagonista principal de los cambios, reformas y transformaciones educativas que hoy est¨¢n en el primer lugar de los desaf¨ªos de la agenda p¨²blica del espacio iberoamericano, muy en especial el de una educaci¨®n con calidad, equidad e inclusi¨®n, a trav¨¦s de la ejecuci¨®n de 650 proyectos anuales que han beneficiado a m¨¢s de 12 millones de personas en los ¨²ltimos cinco a?os o bien con la formaci¨®n de 40.000 docentes en el aula. Su acci¨®n ha abarcado ¨¢reas cr¨ªticas tanto en la desigualdad en el acceso a oportunidades educativas; la deserci¨®n escolar; el combate al analfabetismo y la instrumentaci¨®n de reformas educativas dirigidas a la calidad en el aprendizaje como en otras, m¨¢s sofisticadas o de tercera generaci¨®n, como la transformaci¨®n digital, la educaci¨®n para la productividad, y la promoci¨®n y defensa de la democracia, los derechos humanos y la igualdad desde la perspectiva de la educaci¨®n y la ciudadan¨ªa.
Si bien los retos son muchos y las condiciones de cada pa¨ªs distintas, lo cierto tambi¨¦n es que en todos hay una decisi¨®n expl¨ªcita por mejorar la educaci¨®n, fortalecer el desarrollo cient¨ªfico y la innovaci¨®n tecnol¨®gica y digital, y robustecer las pol¨ªticas y las nuevas industrias culturales. Con distintas velocidades, Iberoam¨¦rica ha comprendido que la educaci¨®n de calidad es la mejor inversi¨®n y la m¨¢s duradera para llegar a mayores niveles de equidad y movilidad social y econ¨®mica.
El espacio iberoamericano es naturalmente diverso y heterog¨¦neo. Pero la evidencia, buena parte reunida o generada desde la OEI mediante sus informes y reportes, muestra cada vez mejor cu¨¢les son las pr¨¢cticas, pol¨ªticas e intervenciones cuya adecuada instrumentaci¨®n puede tener un impacto muy positivo en la b¨²squeda de los resultados deseados, con relativa independencia de las particularidades nacionales. En otras palabras, como afirm¨® Mariano Jabonero, utilizar la evidencia para la construcci¨®n de pol¨ªticas educativas pertinentes y eficaces.
Para reflexionar sobre el estado que guarda la educaci¨®n en nuestra regi¨®n, datos de la propia OEI permiten observar que, si bien hay avances significativos en la educaci¨®n primaria y secundaria baja, los otros grandes pendientes est¨¢n en la educaci¨®n inicial, preescolar y secundaria alta, as¨ª como en la calidad y pertinencia de la educaci¨®n superior. La cobertura en Educaci¨®n Inicial presenta avances lentos en la regi¨®n, por debajo del 50%, y en la educaci¨®n preescolar la media en la regi¨®n es de 64%. En cuanto a la eficiencia terminal, la tasa regional en secundaria alta es del 61%, en contraste con el 94% en primaria y el 88% en secundaria baja. Estas cifras revelan que los esfuerzos de los pa¨ªses Iberoamericanos deber¨¢n concentrarse en implementar pol¨ªticas educativas tendientes a que m¨¢s adolescentes contin¨²en y culminen sus estudios.
Estos son, en suma, algunos ejemplos de los desaf¨ªos que tanto Iberoam¨¦rica como la OEI tienen por delante. En otras palabras, avanzar para lograr mayor calidad, movilidad, equidad e inclusi¨®n con un compromiso fuerte de la sociedad real que componen hombres y mujeres, padres de familia, ciudadanos individuales y de carne y hueso. Si el gran logro del siglo XX fue por una cobertura universal en la educaci¨®n b¨¢sica, ahora la gran batalla del siglo XXI es por la calidad con equidad e inclusi¨®n.
En ese itinerario, la cooperaci¨®n multilateral ha sido y seguir¨¢ siendo decisiva por varias razones. Una es que una cooperaci¨®n efectiva permite servir como vaso comunicante de conocimiento, pr¨¢cticas e innovaciones entre pa¨ªses y regiones muy heterog¨¦neas con las cuales se construyan soluciones reales y sostenibles. Es bien sabido que los promedios regionales ocultan importantes diferencias entre los estados y es dif¨ªcil, por ejemplo, hacer comparaciones equilibradas entre, por ejemplo, un pa¨ªs de las dimensiones de Brasil con otro del tama?o de Guatemala. Las asimetr¨ªas regionales son un problema m¨²ltiple que enfrentamos todos los d¨ªas para calibrar bien la naturaleza de algunos de los retos educativos pero tambi¨¦n para el dise?o, la formulaci¨®n y la ejecuci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas m¨¢s eficaces para el logro de mejoras en los aprendizajes claves, a lo cual contribuye centralmente la cooperaci¨®n de la OEI y otros organismos internacionales.
Y un segundo aspecto es que, desde la cooperaci¨®n, es posible proporcionar ideas e instrumentos para fortalecer la energ¨ªa y la calidad del liderazgo p¨²blico con que se instrumenten las mejoras educativas as¨ª como darle mayor nivel y peso pol¨ªtico a escala internacional. Es decir, ayudar a remover cuellos de botella en la implementaci¨®n de reformas, superar debilidades en la capacidad de gesti¨®n dentro de los sistemas educativos y dotar de legitimidad y sostenibilidad a las buenas pol¨ªticas.
Ese es el sentido, justamente, de la cooperaci¨®n: que suceda e incida en el mundo real de pa¨ªses, comunidades y personas. Una educaci¨®n de calidad pretende sobre todo mejorar los aprendizajes de los estudiantes e impulsar su movilidad social y econ¨®mica. Y para ello exige tener maestros profesionales y mucho m¨¢s preparados; ofrecer mejores contenidos; contar con mejores y m¨¢s modernos espacios f¨ªsicos, recursos digitales y materiales did¨¢cticos pertinentes; ense?ar en la diversidad y el respeto a quienes ven y viven el mundo de manera distinta y diversa.
Formar, en suma, a un genuino ciudadano del mundo que, como dijo alguna vez Edward Said, sea ¡°un c¨²mulo de flujos y corrientes¡±.
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