No se te ocurra confesar que de peque?a quisiste ser una india
La apropiaci¨®n, el mestizaje, es lo que ha enriquecido todas las culturas del mundo. ?Existe algo m¨¢s racista que prohibir que gente de otra cultura use elementos de la tuya?
Cuenta Jens Balzer en su reciente ?tica de la apropiaci¨®n cultural (Herder) que, un d¨ªa, Bettina Jarasch, la cabeza de lista de Los Verdes en las elecciones a la presidencia del Estado federal de Berl¨ªn, a la pregunta de un periodista acerca de qu¨¦ quer¨ªa ser antes de ser candidata, respondi¨® ingenua: ¡°Yo, de ni?a, quer¨ªa ser jefa india¡±. Ni que decir tiene que en la ¨¦poca posmoderna de la sinraz¨®n en la que vivimos no tardaron ni u...
Cuenta Jens Balzer en su reciente ?tica de la apropiaci¨®n cultural (Herder) que, un d¨ªa, Bettina Jarasch, la cabeza de lista de Los Verdes en las elecciones a la presidencia del Estado federal de Berl¨ªn, a la pregunta de un periodista acerca de qu¨¦ quer¨ªa ser antes de ser candidata, respondi¨® ingenua: ¡°Yo, de ni?a, quer¨ªa ser jefa india¡±. Ni que decir tiene que en la ¨¦poca posmoderna de la sinraz¨®n en la que vivimos no tardaron ni un minuto en ponerla de vuelta y media record¨¢ndole que era discriminatorio utilizar un t¨¦rmino como ¡°indio¡± y que ridiculizaba a personas de otra raza y cultura. La an¨¦cdota de los sue?os de infancia de Jarasch podr¨ªa haber quedado ah¨ª, pero ¡ªya no me sorprende nada¡ª ella y su partido no quisieron parecer ¡°racistas¡± y, en menos de dos horas, no solo eliminaron ese corte en el v¨ªdeo, sino que hicieron p¨²blica una disculpa que a?ad¨ªa: ¡°Condeno los recuerdos espont¨¢neos de mi infancia¡±. Hagan la prueba; no lo encontrar¨¢n.
Hace unos a?os, en Barcelona, en las populares fiestas de Gr¨¤cia, tuvo lugar un fen¨®meno similar. Es tradici¨®n que en las fiestas de verano de ese barrio algunas calles se engalanen tem¨¢ticamente. En esa ocasi¨®n, una de las asociaciones del barrio tuvo a bien adornar la calle en homenaje a los ind¨ªgenas americanos. Error: una veintena de personas protestaron por considerar que eran racistas sus referencias a los nativos americanos de una reserva, que hab¨ªan hecho apropiaci¨®n cultural. Acabaron destrozando los adornos.
Me pregunto, vista la reacci¨®n de unos y de otros, a qu¨¦ extremos hemos llegado para que una frase, una imagen, pueda acabar siendo censurada por la polic¨ªa de lo pol¨ªticamente correcto con la excusa de la apropiaci¨®n cultural. Las palabras crean realidades, dicen los posmodernos, y estas realidades, las m¨¢s de las veces ¡°sentidas¡± (o sea, de discutible realidad), pueden hacernos dudar de o incluso borrar lo que hemos cre¨ªdo toda la vida. Los sue?os de una ni?a, el homenaje de unos vecinos, son proscritos, incinerados en el altar de la correcci¨®n pol¨ªtica, cancelables pues.
Por resumir, explicar¨¦ que apropiaci¨®n cultural es aquello que, dicen, se da cuando uno recurre a saberes y tradiciones de otros para beneficiarse de ellos. Los hay que incluso a?aden que es un robo colonial que activa una herida hist¨®rica. Todo ello en el marco de una cultura minoritaria, claro, frente a otra que se considera dominante.
Mil y una dudas y preguntas surgen de inmediato frente a esta definici¨®n que destila victimismo: ?Tienen propiedad intelectual las expresiones culturales? ?Qui¨¦n establece que algo pertenece a una cultura o a otra para poder ser utilizado sin cometer herej¨ªas culturales? ?Por qu¨¦ hemos de pensar que el uso de referencias de tradiciones pertenecientes a una cultura que no es la propia se hace con intenci¨®n de ridiculizar al otro? ?No podr¨ªa ser un homenaje? Es m¨¢s, y creo que aqu¨ª est¨¢ la verdadera piedra de toque: ?De verdad en pleno siglo XXI alguien puede creerse que existen culturas tan aisladas como para existir sin reflejar el contacto con otra? ?Existe una cultura pura?
Es evidente que el sentido com¨²n deber¨ªa defender que, en realidad, la apropiaci¨®n cultural, llam¨¦mosla si preferimos mestizaje cultural, es lo que ha hecho ricas a todas las culturas del mundo. S¨ª, incluso los sue?os de infancia o las calles engalanadas. ?Hubiera sido Elvis Presley uno de los iconos musicales del siglo XX de no haberse dejado influir por el g¨®spel o el blues? ?Puedo te?irme con henna sin que se me acuse de apropiaci¨®n cultural? ?Ser¨ªa Rosal¨ªa lo que hoy es sin sus influencias flamencas, del reguet¨®n, el hip hop o el jazz? ?Tiene Eric Clapton derecho a tocar blues? ?Es il¨ªcito que un estadounidense cocine una fabada o se estar¨ªa apropiando de la cultura de los asturianos?
Parece claro que la apropiaci¨®n solo es un caso m¨¢s del desnortado panorama en el que estamos inmersos, donde, por momentos, una tiene la sensaci¨®n de que la acusaci¨®n de apropiaci¨®n cultural termina siendo una forma de racismo y discriminaci¨®n por parte de las v¨ªctimas tradicionales del racismo y la discriminaci¨®n. ?Existe algo m¨¢s racista y supremacista que prohibir que gente de otra cultura utilice elementos de la tuya?
Quiz¨¢s por eso la realidad se impone de nuevo, y lo que habr¨ªa que preguntarse es si no ser¨¢ que todo aquel que vea apropiaci¨®n en el intercambio y enriquecimiento cultural no estar¨¢ imbuido de un sentir supremacista que convierte su sentimiento de pureza en modelo y medida de todas las cosas. Y no solo eso, sino que si lo propio de cada cultura resulta que solo puede ser utilizado por aquellos que pertenecen a ella, ?acaso no estaremos negando lo que justamente enriquece a la cultura, que es el intercambio y el eclecticismo, o sea aprender, disfrutar y crear de la experiencia del contacto con el otro?
La conclusi¨®n parece de Perogrullo, pero ah¨ª va: prohibir la apropiaci¨®n es cortarle las alas a toda creaci¨®n cultural; de lo contrario, estaremos atacando la libertad de creaci¨®n y de expresi¨®n. Quienes denuncian apropiaciones culturales no est¨¢n protegiendo ninguna cultura hist¨®rica; est¨¢n atacando el futuro de todas.