La lengua, la cultura y el mestizaje
En el Congreso de La Lengua de C¨¢diz reflexionamos sobre la identidad global del espa?ol en una ¨¦poca en la que conviene tomarse en serio los nombres, los pronombres y las personas del verbo y el lugar que ocupan
Si la poes¨ªa es un modo de preguntar sobre el yo y la identidad, no puede extra?arnos que la palabra madre aparezca con frecuencia en la orilla de un regreso: ¡°Madre, me voy ma?ana a Santiago, / a mojarme en tu bendici¨®n y en tu llanto. / Acomodando estoy mis desenga?os y el rosado / de llaga de mis falsos trajines¡±, escribi¨® el poeta peruano C¨¦sar Vallejo. Los trajines suelen ser falsos si nos han mantenido alejados del lugar en el que nuestra lengua nos trajo al mundo. Frente al sentimiento maternal, es una tentaci¨®n cargar las causas del desarraigo en la autoridad paterna de las realidades: ¡°El mar. La mar / El mar. ?S¨®lo la mar! / ?Por qu¨¦ me trajiste, padre a la ciudad?¡±.
Es verdad que en las palabras caben muchas cosas, sobre todo cuando se ven sometidas por la poes¨ªa al movimiento musical de los oleajes de la vida. ¡°El mar, La mar / El mar¡¡±. La tensi¨®n se agrava en los viajes de ida y vuelta que nos van haciendo y deshaciendo. Exiliado desde 1939, residente en Argentina desde 1940, el poeta gaditano a?or¨® en Am¨¦rica la otra orilla, su orilla, pero al cabo de los a?os, mientras las nubes le tra¨ªan el mapa de Espa?a, tom¨® conciencia de que en su identidad hab¨ªa entrado tambi¨¦n una nueva forma de ser: ¡°Barrancas del Paran¨¢: conmigo vendr¨¦is el d¨ªa / que vuelva a pasar la mar¡°.
Cosas de exiliado, pero no cosas que dependen ¨²nicamente del exilio. El maestro Francisco Ayala puso los ojos sobre el siglo XX en un art¨ªculo de 1948, ¡°?Para qui¨¦n escribimos nosotros?¡±, en el que plante¨® que la palabra de los exiliados, por ejemplo, la suya, representaba en el fondo la situaci¨®n de la identidad movediza, sin arraigo, que caracteriza a los ciudadanos de la modernidad, extremo de una existencia en la que la velocidad ha quebrado las viejas estabilidades. Por eso me atrevo a afirmar aqu¨ª que los asuntos que va a tratar el Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola, el mestizaje y la interculturalidad, el mar o la mar por medio, nos invitan a tomar conciencia desde la lengua y la cultura de todos los debates fundamentales heredados del siglo XX y ensanchados con la transformaci¨®n digital en el siglo XXI.
Lo que supuso para la identidad humana la revoluci¨®n industrial de las grandes ciudades se ve ahora redefinido por las navegaciones de una nueva revoluci¨®n digital. Una lengua tan s¨®lida como el espa?ol puede aspirar a mantener el adjetivo materna en las corrientes de la globalizaci¨®n.
La lengua espa?ola, territorio com¨²n de lo uno y lo diverso, mantiene a lo largo de los a?os su unidad y respeta los matices de sus 500 millones de hablantes y sus mundos anchos, pero nunca ajenos. Es un buen punto de referencia para plantearnos de qu¨¦ materia est¨¢n hechos los sue?os y las realidades que llevan nuestro nombre. Algunos te¨®ricos se incomodan con la palabra mestizaje porque piensan que esconde en su interior una ofensa al ind¨ªgena. Sin desconocer que hay mucho mestizo que desprecia al ind¨ªgena, igual que hay mucho blanco supremacista que desprecia al mestizo, me atrevo a asumir otra conciencia del mestizaje: un modo de reconocer los procesos hist¨®ricos y abordar nuestra propia identidad como un sentido de pertenencia abierto, un modo de conformar el yo que puede vincularse con la vida en com¨²n sin considerar al otro como una amenaza.
Viaje de ida y vuelta, Arequipa en C¨¢diz y C¨¢diz en Arequipa. Como director del Instituto Cervantes agradezco a las autoridades de la canciller¨ªa peruana todo el esfuerzo realizado desde 2019 para la realizaci¨®n de este congreso y al Ministerio de Exteriores del Gobierno de Espa?a su compromiso fraternal para llevarlo a cabo cuando las circunstancias hicieron inviable su realizaci¨®n en Arequipa. C¨¢diz desde luego es un buen lugar para seguir reflexionando sobre los lazos de mestizaje panhisp¨¢nico y pueden, adem¨¢s, abrirse a otros asuntos relacionados con Europa, el norte de ?frica y los lazos y la tensi¨®n que las migraciones evidencian en las din¨¢micas de la interculturalidad.
Podemos hacer aqu¨ª una afirmaci¨®n de panhispanismo interpretando un poco las palabras de los dos primeros art¨ªculos de la Constituci¨®n de 1812. Art¨ªculo 1: ¡°La comunidad panhisp¨¢nica es la reuni¨®n de todos los hablantes de espa?ol en ambos hemisferios¡±. Art¨ªculo 2. ¡°El espa?ol es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ning¨²n pa¨ªs, ni familia, ni persona¡±. Y ya que hablamos de identidades abiertas, unidad y diversidad en el siglo XXI, bueno ser¨¢ tambi¨¦n recordar el Art¨ªculo 13: ¡°El objeto del gobierno es la felicidad de la Naci¨®n, puesto que el fin de toda sociedad pol¨ªtica no es otro que el bienestar de todos los individuos que la componen¡±.
Qu¨¦ buen Episodio nacional le dedic¨® Benito P¨¦rez Gald¨®s al C¨¢diz liberal de 1812. Y qu¨¦ buena materia es la lengua materna para reflexionar sobre nuestra manera de ser y nuestro derecho a la felicidad, un asunto inevitablemente unido, el mar, la mar, el mar, s¨®lo la mar, a las relaciones entre la intimidad, lo privado y lo p¨²blico, o entre la primera, segunda y tercera persona de los verbos. ¡°Si me quer¨¦is, irse¡±, pidi¨® Lola Flores a las personas que estaban invadiendo y entorpeciendo una celebraci¨®n de familia. Para celebrar ahora el centenario de su nacimiento podemos afirmar con rigor filol¨®gico que las palabras de La Faraona responden a un modo de hablar de la Andaluc¨ªa occidental en el que el pronombre se, que es un pronombre de tercera persona, se desplaza a la segunda persona. Pero podemos darle tambi¨¦n una vuelta a lo que supone el sentimiento de que irse sea un modo de querer, planteamiento que nos devuelve a los trajines que provoca el amor materno.
Empezaba en aquellos a?os en Espa?a a extenderse con fuerza la sociedad del espect¨¢culo, el impudor rosa de las mezclas entre lo privado y lo p¨²blico en las din¨¢micas de la comunicaci¨®n y la venta medi¨¢tica de la felicidad, aunque no del bienestar, como un producto envuelto en papel de vida glamurosa. Con los mismos mecanismos, aunque en otros papeles, se envuelven hoy los discursos del odio, el racismo, el irracionalismo y la mentira. As¨ª que conviene tomarse en serio los nombres, los pronombres y las personas del verbo y el lugar que ocupan en cada tiempo y cada espacio.
La defensa de los derechos humanos y de los valores democr¨¢ticos es una tarea principal de los que amamos la lengua materna y la comunidad que habla en espa?ol. Cuando celebramos el Congreso de La Lengua anterior, en C¨®rdoba, Argentina, tuvimos la oportunidad de visitar la casa de Alta Gracia en la que Falla vivi¨® su exilio y trabaj¨® su m¨²sica mestiza entre lo cl¨¢sico y el folclore andaluz. Desde all¨ª nos traemos a C¨¢diz su magisterio en un viaje de ida y vuelta. Pero no resisto la tentaci¨®n de traerme algo m¨¢s. El poeta cordob¨¦s Daniel Salzano, que vivi¨® durante muchos a?os en Espa?a, convirti¨® en consigna su verso ¡°los poetas no se rinden jam¨¢s¡±. Si hablamos de mestizaje, interculturalidad y lengua, me gustar¨ªa que este Congreso hiciese suya una consigna que el C¨¢diz Club de F¨²tbol populariz¨® hace ya unos a?os: ¡°La lucha no se negocia¡±. Que as¨ª sea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.