Mesa soberanista ajena a la realidad catalana
Los partidos independentistas pactan una representaci¨®n en el ¨®rgano de gobierno del Parlament que no refleja el resultado electoral
La legislatura catalana ech¨® a andar ayer con la constituci¨®n del Parlament salido de las elecciones auton¨®micas del 12 de mayo. En una controvertida votaci¨®n, los tres principales partidos independentistas (Junts, ERC y la CUP) se aliaron para hacer presidente de la c¨¢mara a Josep Rull, un veterano pol¨ªtico que, tras ser indultado, est¨¢ pendiente de que la ley de amnist¨ªa borre sus antecedentes en la condena derivada de su participaci¨®n en el refer¨¦ndum ilegal de 2017. Esos mismos partidos, ante la ausencia de alianzas alternativas del constitucionalismo, obtuvieron una vicepresidenta y dos secretarios, lo que configur¨® un ¨®rgano de mayor¨ªa independentista que contrasta con el resultado de las elecciones, en las que por primera vez los partidos secesionistas perdieron la mayor¨ªa absoluta y en las que result¨® vencedor el socialista Salvador Illa, que en los comicios europeos de ayer volvi¨® a ganar holgadamente.
Aparte del desajuste entre las preferencias electorales de los ciudadanos y la votaci¨®n de los diputados para elegir su ¨®rgano de gobierno, lo llamativo de la sesi¨®n de ayer es el nuevo acto de desprecio de los independentistas tanto por las normas que rigen el Parlament como por el Tribunal Constitucional. Esto se reflej¨® en una votaci¨®n que desacata una reciente resoluci¨®n del Tribunal Constitucional que proh¨ªbe la delegaci¨®n de voto de los ausentes que no cumplan los requisitos establecidos en el reglamento de la c¨¢mara, b¨¢sicamente motivos de salud o incapacidad grave. A pesar de ello, la Mesa de Edad ¡ªesta vez con mayor¨ªa independentista¡ª permiti¨® el voto de Carles Puigdemont y Llu¨ªs Puig, que permanecen fuera de Espa?a para evitar la acci¨®n de la justicia. El presidente de esa Mesa, Agust¨ª Colomines, de Junts, desoy¨® las peticiones de reconsideraci¨®n que formularon PP y Vox. Al mismo tiempo, incurriendo en una falta de decoro parlamentario, impidi¨® que los disconformes pudieran expresar sus quejas p¨²blicamente.
Los primeros pasos de la nueva c¨¢mara no responden pues a la normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica en Catalu?a reclamada por las urnas. Mas all¨¢ de las medidas que pueda adoptar el Constitucional, los independentistas han querido regalarse un gesto anacr¨®nico antes de que la aplicaci¨®n de la ley de amnist¨ªa permita a todos los electos intervenir en el pleno sin limitaciones. Una vez esto ocurra ¡ªsi la tendencia al ensimismamiento de los soberanistas no fuerza nuevas elecciones¡ª, nadie podr¨¢ recurrir al victimismo para tapar su incapacidad de llevar a cabo sus postulados. Lo que se ver¨¢ es que en las elecciones de mayo los catalanes eligieron una mayor¨ªa no independentista y, con ello, un cambio de ciclo. Aceptar la nueva situaci¨®n ser¨¢ ineludible para partidos que en demasiadas ocasiones se han arrogado una representatividad que las urnas no les han otorgado. Solo as¨ª la vida pol¨ªtica de Catalu?a podr¨¢ discurrir dentro de la normalidad que los ciudadanos han reclamado reiteradamente en el ¨²ltimo ciclo electoral.
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