Hacer humor de Dios, s¨ª. Del aborto y del estupro, no, por favor
Para esos insensibles al dolor profundo que solo una mujer es capaz de sentir tras haber concebido fruto de un estupro no cabe ni siquiera la discusi¨®n sobre el tema
El papa Francisco de vez en cuando sorprende a los cat¨®licos m¨¢s conservadores al salirse de los r¨ªgidos c¨¢nones de la Iglesia tradicional, la de las viejas inquisiciones. Lo ha hecho d¨ªas atr¨¢s. Ha sido el primer Papa que se ha reunido con un ej¨¦rcito de humoristas con quienes se ha divertido. Ha hecho bien porque el humor, el inteligente, es siempre liberador, ensancha el alma, quiebra tab¨²es.
El Papa argentino en su reuni¨®n inesperada con los humoristas defendi¨® que uno se puede re¨ªr hasta de Dios o de los dioses sin que sea considerado blasfemia. Lleg¨® a defender la terapia de re¨ªr aunque el tema sea la divinidad.
Hay, sin embargo, una excepci¨®n: la del aborto a causa de un estupro, sobre el que no caben chistes ni siquiera graciosos si ello fuera posible. Es lo que est¨¢ ocurriendo en algunas redes aqu¨ª en Brasil en la dura pol¨¦mica nacional en el Congreso Nacional sobre la propuesta, ya bien explicada en este diario por mi colega Naiara, de una ley que pretende condenar el aborto de una mujer tras un estupro que podr¨ªa llegar hasta a 20 a?os de c¨¢rcel, m¨¢s que el propio estuprador.
La propuesta est¨¢ detenida porque las mujeres de varios colores pol¨ªticos se est¨¢n echando a la calle como protesta ante tal absurdidad, mientras los llamados blogueros se aprovechan para hacer ¡°humor¡± en las redes. El problema es m¨¢s grave en Brasil, donde en este caso se han unido las dos mayores fuerzas religiosas del pa¨ªs: los evang¨¦licos y los cat¨®licos. La Comisi¨®n Episcopal no ha llegado a la absurdidad de aceptar una condena a 20 a?os de la mujer que aborta tras un estupro, pero tras condenar el aborto, hace una propuesta que no s¨¦ si no es peor que la de los evang¨¦licos. Proponen los obispos que la mujer embarazada tras un estupro, d¨¦ a luz a su hijo y despu¨¦s lo entregue para que otra mujer se haga cargo de ¨¦l. Al final la v¨ªctima acaba siempre condenada, no el violador.
S¨ª, el humor sobre la religi¨®n o las religiones, sobre los dioses, los que sean, est¨¢ justificado porque ni sabemos si existen. Es un art¨ªculo de pura fe. Los agn¨®sticos o ateos no tienen por qu¨¦ tener limitaciones en hacer humor sobre el hecho religioso. Pero s¨ª las tienen quienes juegan a divertirse con la sacralidad de la vida humana, con la violencia contra la mujer, a veces, casi una ni?a. Para esos insensibles al dolor profundo que solo una mujer es capaz de sentir tras haber concebido fruto de un estupro no cabe, no digo el humor, pero ni siquiera la discusi¨®n sobre el tema.
Como acaba de recordar el veterano periodista brasile?o Ricardo Noblat, de familia religiosa que se declara agn¨®stico aunque dice que invoca a Dios cuando se siente en peligro: ¡°Brasil es un Estado laico, que asegura la libertad religiosa a todos sus ciudadanos, pero que no permite la interferencia de corrientes religiosas en materias sociopol¨ªticas y culturales. En un Estado as¨ª, abortar no puede ser un crimen¡±. Recuerda que para las Iglesias ¡°el tiempo de la Inquisici¨®n ya pas¨®¡±.
Dado lo que est¨¢ ocurriendo en Brasil, incluso dentro de la Iglesia cat¨®lica cuya jerarqu¨ªa fue en el pasado de las m¨¢s abiertas teol¨®gicamente, lo que s¨ª empieza a parecer claro es que las nuevas levas religiosas, cat¨®licas o evang¨¦licas aparecen con a?oranzas de los viejos tribunales cat¨®licos donde se quemaban vivas a las mujeres y se condenaban los libros que no les gustaban. Mi libro El Dios en quien no creo, publicado primero en Italia, estuvo a punto de entrar en ese antiguo ¨ªndice de libros prohibidos a los cristianos. Eran los tiempos en los que se arrojaban a la cuneta a los te¨®logos que osaban discutir los viejos dogmas en los que ya ni parece creer hoy, por suerte, el papa Francisco que nos convida a re¨ªrnos hasta de Dios.
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