Un gu¨ªa poco orgulloso
Los lectores escriben sobre una visita a la casa de Dal¨ª, la situaci¨®n de Gri?¨¢n, los espacios de di¨¢logo y las pol¨ªticas de Milei
Hace unos d¨ªas, visit¨¦ con mi hijo y su novio la casa de Salvador Dal¨ª en Portlligat. El gu¨ªa se esforz¨® en mostrar una relaci¨®n de amor id¨ªlica entre Dal¨ª y Gala; dijo que ella era su musa, que la cuid¨® hasta que falleci¨®, que tras su muerte ¨¦l se fue de la casa y ya nunca m¨¢s volvi¨®. Cuando llegamos al dormitorio, mi hijo se sorprendi¨® de que hubiera dos camas y dijo: ¡°No dorm¨ªan juntos en la misma cama¡±, a lo que el gu¨ªa respondi¨® que ten¨ªan una relaci¨®n abierta: ¡°Gala ten¨ªa muchos amantes¡±. Ante ese comentario, yo dije: ¡°Y Dal¨ª era gay y tuvo una relaci¨®n con Lorca¡±. El gu¨ªa, visiblemente contrariado, respondi¨® que eso no estaba demostrado. No quise discutir con ¨¦l. En nuestro grupo iba m¨¢s gente y no hablaban castellano. Me sorprendieron e indignaron sus comentarios. Un discurso carente de rigor, mis¨®gino y hom¨®fobo. Desconozco si expresa su opini¨®n o cuenta lo que le dice la Fundaci¨®n Gala-Salvador Dal¨ª que cuente. Les he escrito comentando lo ocurrido; a¨²n no tengo respuesta.
Ana D¨ªaz Garc¨ªa. Alicante
Merece la pena
En la p¨¢gina final de su libro Cuando ya nada se espera (Galaxia Gutenberg, 2022), Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, ahora de actualidad por motivos nuevos que celebramos much¨ªsimos, dedica unos p¨¢rrafos a su hijo Manuel: ¡°S¨¦ que para m¨ª casi todo est¨¢ consumado, pero s¨¦ que, llegado el final, no morir¨¢ lo que he vivido, sino lo que no llegu¨¦ a vivir. Y si me diera por hacer balance, seguramente concluir¨ªa que la m¨ªa ha sido una vida larga y rica en acontecimientos, una vida buena. (¡) He contado tambi¨¦n con una indisimulada alegr¨ªa de vivir, una forma humor¨ªstica de afrontar los problemas y el amor por las peque?as cosas. Por eso nunca he tenido miedo de ¡®quedarme con mi dolor a solas¡¯. En verdad, cr¨¦eme, Manolo: mereci¨® la pena¡±. Merece la pena, adem¨¢s, leer el libro entero para compartir ahora la visi¨®n con la que Gri?¨¢n afront¨® la historia de su pa¨ªs de siempre y, tambi¨¦n, el de ahora.
Juan Cruz Ruiz. Madrid
Espacios de di¨¢logo
Edificios p¨²blicos y jardines, lugares de reuni¨®n e intercambio de ideas. As¨ª era el ¨¢gora griega. Hoy destruimos espacios naturales y proliferan la sobreconstrucci¨®n y especulaci¨®n urbana. Ir¨®nicamente, se pone de moda el estoicismo, nacido en las estoas donde Zen¨®n ense?aba. Qu¨¦ paradoja: atacamos los pulmones c¨ªvicos mientras el estoicismo se trivializa. Influencers como Llados y Andrew Tate distorsionan a Marco Aurelio con fines superficiales. ?Se est¨¢ convirtiendo el estoicismo en una caricatura consumista, fruto de la desconexi¨®n y poca reflexi¨®n? Hacen falta m¨¢s ¨¢goras y menos lugares ¨¢ridos.
Paula Mu?oz Llet¨ª. Llaur¨ª (Valencia)
Porosidad pol¨ªtica
Milei habla de la porosidad de los pol¨ªticos. La porosidad de la clase pol¨ªtica argentina lleva el suficiente tiempo instalada como para que un pa¨ªs tan rico casi no levante cabeza desde hace a?os. Pero la paradoja es que su anfitriona y su partido parecen de piedra p¨®mez, por su historial y asuntos dom¨¦sticos. L¨¢stima que la falta de permeabilidad social de ambos cada vez es m¨¢s acentuada en nombre de la libertad¡ ?Carajo!
Agust¨ªn Garc¨ªa. M¨¢laga
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