Assange nos demostr¨® que tenemos Gobiernos lacayos
La liberaci¨®n del fundador de Wikileaks obliga a Espa?a a hacer justicia con Jos¨¦ Couso
Este lunes, tras 11 a?os de reclusi¨®n, Julian Assange qued¨® en libertad. Su ¡°crimen¡± fue entregar m¨¢s de 200.000 documentos secretos del Gobierno de Estados Unidos a cinco peri¨®dicos, entre el que se encontraba este que leen. Gracias a ellos tuvimos la certeza, entre otras cosas, ¡°de la doble moral de Washington en sus relaciones con los pa¨ªses ¨¢rabes [...] o de sus abusos y ataques a civiles en Irak y Afganist¨¢n¡±, en palabras del que era director de EL PA?S en el momento de aquellas filtraciones. Una de las piezas m¨¢s impactantes que hab¨ªa divulgado anteriormente WikiLeaks fue Asesinato colateral, un v¨ªdeo de 2007 en el que se muestra como el Ej¨¦rcito estadounidense asesina indiscriminadamente a 12 civiles en Bagdad, incluidos dos reporteros de Reuters.
Pero no era la primera vez que Estados Unidos mataba a periodistas en Irak. Cuatro a?os antes, en 2003, el espa?ol Jos¨¦ Couso hab¨ªa sido asesinado por el Ej¨¦rcito americano en esa misma ciudad. Sucedi¨® durante el ataque al Hotel Palestina, donde se alojaba parte de la prensa que cubr¨ªa el conflicto. El blanco fue la habitaci¨®n 1503, en la que estaba alojado Reuters, que daba se?al a todas las televisiones del mundo. Justo antes hab¨ªan atacado las sedes de Al Jazeera, donde asesinaron a otro periodista, y la televisi¨®n de Abu Dabi. Aquellos ataques supusieron un apag¨®n informativo: desde ese momento y hasta que se derrib¨® la estatua de Sadam Husein, no hubo ni una imagen de la toma de las tropas estadounidenses de Bagdad.
A la p¨¦rdida de uno de sus miembros, hijo, hermano, marido y padre de dos ni?os, la familia Couso tuvo que sumar la aberrante gesti¨®n del caso por parte de las autoridades espa?olas. Desde el principio tuvieron la sensaci¨®n de que algunas parec¨ªan torpedear la investigaci¨®n, y sus sospechas se confirmaron cuando los documentos de Assange desvelaron que, en efecto, nuestros gobiernos se pusieron del lado de los asesinos extranjeros en lugar de del espa?ol asesinado.
Gracias a las filtraciones de WikiLeaks supimos de la reuni¨®n de C¨¢ndido Conde-Pumpido, entonces fiscal general del Estado, con el embajador estadounidense, en la que asegur¨® que los fiscales ¡°seguir¨ªan oponi¨¦ndose¡± a las ¨®rdenes de detenci¨®n de los militares que asesinaron a Couso. O de los correos de la embajada a Condoleezza Rice, en los que informaban de que el ejecutivo de Zapatero hab¨ªa ¡°ayudado entre bastidores¡± a que la fiscal¨ªa apelara la decisi¨®n del juez de detener a los asesinos del periodista. Si lo hubieran matado los iraqu¨ªes, Couso habr¨ªa sido un h¨¦roe nacional. Pero como lo asesinaron ¡°los buenos¡±, a nuestras ¨¦lites les incomodaba se?alar y hacer pagar a sus verdugos.
Qued¨® patente entonces que nuestros gobiernos, tanto del PP como del PSOE, actuaron como lacayos a las ¨®rdenes de una potencia extranjera que hab¨ªa asesinado a un ciudadano espa?ol, en un crimen de guerra y contra la libertad de expresi¨®n. Todos ellos han sido c¨®mplices de que, a d¨ªa de hoy, no se haya hecho justicia en memoria de Couso: desde Aznar declarando junto a Bush que cre¨ªa a Estados Unidos, a Zapatero torpedeando el caso. De Rajoy, que cambi¨® la ley para limitar la jurisdicci¨®n universal, a S¨¢nchez, que a¨²n no ha cumplido su promesa de restablecerla. Ahora que celebramos que por fin se ha hecho justicia con Assange, es de ley reclamar lo mismo para Couso, sobre cuyo caso, que est¨¢ recurrido en Estrasburgo, arroj¨® luz. Y se?alar al imperialismo estadounidense como lo que en ambos casos demostr¨® ser: una fuerza criminal, liberticida y embustera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.