Karol G y el estalinismo
Ya sabemos que todo vale y que si no consumes de todo es que eres una persona llena de prejuicios
Hace unos meses, cuando salieron a la venta las entradas para los conciertos en el Santiago Bernab¨¦u de Karol G, una c¨®mica, analista y podcaster public¨® en redes sociales su momento de angustia ante la fat¨ªdica perspectiva de quedarse sin tiques para poder ir a ver a la colombiana actuar en la morada de Belceb¨².
Al parecer, recibi¨® un pu?ado de cr¨ªticas ¡ªel que las sufre en redes siempre dice que son muchas; creerles es un acto de fe¡ª sobre sus gustos musicales, algo que no le sent¨® demasiado bien, pues los reguetoneros tienen un prurito que r¨ªete de los fans de U2 en los ochenta. Al cabo de unas horas, subi¨® a sus cuentas una respuesta en la que, indignada, atacaba a todos aquellos esnobs que hab¨ªan osado cuestionar su pasi¨®n por Karol G. Y no se le ocurri¨® otra que calificarles de fans de¡ ?Arde Bogot¨¢! De verdad, ?hemos llegado a un punto en el que a los gafapastas se nos respeta tan poco que se cree que podemos ser fans de Arde Bogot¨¢? Neu!, amiga, escuchamos a Neu!
Todo empez¨® hace m¨¢s o menos una d¨¦cada, cuando en uno de los giros de guion m¨¢s inesperados vistos por el universo cultural desde que a Pitchfork le gust¨® un tema de La Oreja de Van Gogh, empezaron a circular por las redes listas con las mejores pel¨ªculas de la historia en las que se inclu¨ªa en puestos de honor a Los Goonies. Lo que parec¨ªa un chiste fue cogiendo cuerpo y retuits, y quienes propon¨ªan el filme de Richard Donner de 1985 como una de las cimas del s¨¦ptimo arte, superior a, yo qu¨¦ s¨¦, Ciudadano Kane o Los 400 golpes, se empezaron a armar de algo que result¨® incluso m¨¢s sorprendente que su boutade: argumentos. Aquello de ¡°si no se puede bailar, no es mi revoluci¨®n¡±, pero hecho de plastilina. No contentos con eso, empezaron a reivindicar el legado musical de Operaci¨®n Triunfo, desarrollaron sesudos an¨¢lisis alrededor de los sencillos de La Oreja de Van Gogh y certificaron La casa de papel como la mejor serie de la historia. Un verdadero Chern¨®bil cultural, cuya radiaci¨®n no tiene visos de remitir.
Algunos a todo esto lo llaman insurrecci¨®n. Una bien rara que nace de una mezcla de revanchismo, ignorancia y complejo de inferioridad mal metabolizado. Solo as¨ª se explica que 20 a?os despu¨¦s de su nacimiento, y en un momento en el que domina la industria, a¨²n haya gente quej¨¢ndose de la mala fama del reguet¨®n, argumentando desde una posici¨®n de debilidad cuando no hay nada m¨¢s poderoso, rentable y omnipresente que esta m¨²sica. ?Qu¨¦ m¨¢s quieren? ?Quemar nuestros discos de Gang Of Four? Ya muri¨® la cultura del experto, ya se enterr¨® al canon, ya sabemos que todo vale y que si no consumes de todo, no es que tengas cierto criterio, es que eres una persona llena de prejuicios que se est¨¢ perdiendo el lado soleado de la vida, encerrado en casa revisitando Ordet.
Nos domina la gente esa que se planta en un restaurante y, cuando le preguntan si come de todo, miente y dice s¨ª. En el imperio del populismo cultural ya no se pone el sol, y su r¨¦gimen es casi m¨¢s cruel que el que instaur¨® el esnobismo cuando levant¨® aquel imperio en el que nunca sal¨ªa el sol. Se hacen tiktoks ridiculizando a los sesudos cr¨ªticos de cine, se publican listas de los mejores discos de la historia en las que la mitad de los primeros puestos est¨¢n ocupados por ¨¢lbumes que se lanzaron ayer. De los zares al estalinismo.
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