La tercera v¨ªa llega a Catalu?a
En una fase avanzada del desmontaje de la respuesta penal del ¡®proc¨¦s¡¯ es posible el inicio de una nueva etapa
Hace a?os que el independentismo pierde apoyos de manera sostenida. Nada m¨¢s revelador que lo ocurrido en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas: no hay mayor¨ªa nacionalista en el Parlament, algo que no ocurr¨ªa desde 1984. Tras ese 12 de mayo y despu¨¦s de las elecciones al Parlamento Europeo, una vez concluido un ciclo electoral completo, este retroceso no pod¨ªa dejar de forzar cambios estrat¨¦gicos ¡ªcomo subray¨® la secretaria general de Esquerra Republicana en su intervenci¨®n tras darse a conocer el resultado de la consulta a las bases¡ª. Porque el comportamiento del votante ha acabado siendo m¨¢s racional que el de los partidos a los que vot¨®: si la tensi¨®n con el Estado se llev¨® a un l¨ªmite na¨ªf y el resultado de esa estrategia no fue negociaci¨®n alguna sino la intervenci¨®n de la Generalitat, ?por qu¨¦ seguir apostando por una v¨ªa fallida? En el per¨ªodo posterior a 2017, por lealtad a unos l¨ªderes que estaban sufriendo persecuci¨®n, c¨¢rcel preventiva y condena por pilotar una revuelta de la que participaron la gran mayor¨ªa de esos votantes. Pero situados en una fase avanzada del desmontaje de la respuesta penal ¡ªindultos, reforma del c¨®digo penal, amnist¨ªa¡ª era posible el inicio de una nueva etapa.
Los sondeos del Instituto de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales han sido un buen indicador para saber c¨®mo espera la mayor¨ªa que sea esta nueva etapa. Hace una d¨¦cada las expectativas sobre una posible independencia eran m¨¢s altas que nunca. Ante ese desaf¨ªo, el PSOE, con el estadista Rubalcaba a la cabeza, estableci¨® una discusi¨®n con un PSC en horas bajas y propuso una alternativa federal. Luego, la program¨¢tica Declaraci¨®n de Granada acumular¨ªa polvo en el caj¨®n de alg¨²n despacho de Ferraz mientras los hechos se precipitaban en Catalu?a. Pero all¨ª una cosa era lo que se deseaba como fin del proc¨¦s y otra distinta lo que se cre¨ªa que ocurrir¨ªa. Este divorcio entre la realidad y el deseo ya era significativo tras 2017, cuando los que so?aban que ese ciclo acabar¨ªa con la ruptura empezaron a ser cada vez menos. En los gr¨¢ficos del ICPS nunca dej¨® de visualizarse que el final m¨¢s plausible era un acuerdo con el Gobierno central. Para decirlo con una expresi¨®n que huele a naftalina, lo que se esperaba era transitar por una tercera v¨ªa: una cesi¨®n mutua en virtud de la cual el autogobierno catal¨¢n sal¨ªa reforzado y as¨ª, por fin, nuestro estado compuesto se resetear¨ªa.
Hasta ahora no se hab¨ªan dado las condiciones para que esa tercera v¨ªa pudiera concretarse. Porque la losa del pasado no dejaba avanzar. Porque se part¨ªa de la desconfianza personal y operaba el chantaje emocional. Por la c¨¢rcel y tantos juicios pendientes. Porque los bloques estaban petrificados e incluso lleg¨® a ser tab¨² darse la mano entre pol¨ªticos constitucionalistas e independentistas. Porque la aritm¨¦tica parlamentaria, con la mayor¨ªa soberanista operando desde 2012 hasta hace tres meses, parec¨ªa obligar a la repetici¨®n de una f¨®rmula de gobierno que la experiencia hab¨ªa demostrado que no funcionaba y, al mismo tiempo, aquel partido llamado Ciudadanos actuaba como un irritado Frankenstein que solo sab¨ªa bailar con el cad¨¢ver del proc¨¦s. Pero esa realidad inmovilizadora ya no es la de hoy. La despolarizaci¨®n catalana se ha producido. La Generalitat presidida por Pere Aragon¨¨s intent¨® interpelar al conjunto de la sociedad y, a diferencia de Junts, no solo a una mitad c¨®mplice porque hizo una lectura m¨¢s compleja de la realidad de Catalu?a. La voluntad de Salvador Illa de ser presidente negociando el s¨ª de Esquerra implicaba la predisposici¨®n a transaccionar para explorar un nuevo espacio entre el statu quo y la secesi¨®n. Despu¨¦s de tanto tiempo perdido, ser¨ªa una l¨¢stima malbaratar esta oportunidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.