Alcohol y menores: la moral cambia de bando
No creo que las medidas propuestas vayan a inhibir el consumo, y es probable que hagan del beber algo m¨¢s atractivo
¡°Un ?borracho! es un par¨¢sito, ?elimin¨¦mosle!¡±. As¨ª, con la elegancia sutil propia de los tiempos de guerra, con su abuso del modo imperativo y su uso creativo de los signos de admiraci¨®n, el Consejo de Arag¨®n conminaba a los ciudadanos que viv¨ªan bajo su jurisdicci¨®n en 1937 a ejecutar un borrachicidio mediante una campa?a de carteles. El Consejo de Arag¨®n era un Gobierno anarquista (sic) que funcion¨® unos meses en la mitad oriental de Arag¨®n. El cartel expresa la fe radical en la sobriedad que hermanaba a los anarquistas con los puritanos religiosos. Eran una rareza en la izquierda espa?ola, que no ha militado demasiado en la sobriedad. Hasta pr¨¢cticamente ayer, el acto pol¨ªtico m¨¢s popular y relevante de la izquierda madrile?a era la fiesta del Partido Comunista, bacanal proverbial en la que se beb¨ªa hasta el agua de los tiestos.
Salvo los anarquistas del Consejo de Arag¨®n, la mayor¨ªa de la izquierda dejaba los sermones en manos de curas y beatas, pero hace un tiempo que la moral ha cambiado de bando. Los que antes organizaban las fiestas del PCE impulsan hoy anteproyectos de ley para evitar que los menores beban. Como yo beb¨ª bastante en alguna fiesta del PCE siendo menor de edad, puedo constatar en mi propio h¨ªgado ese giro copernicano. Y bien est¨¢ que se hagan cargo de problemas sociales tan graves como el alcoholismo juvenil. No cuestiono las intenciones, tan solo mantengo un escepticismo sobrio por los medios anunciados. Pocos pa¨ªses tienen tan regulada y restringida la venta de alcohol como Estados Unidos, y en pocos se ven tant¨ªsimos borrachos tirados por las calles.
El anteproyecto que pretende apartar de los ni?os el c¨¢liz parece m¨¢s un brindis de cerveza 0,0 al sol. No creo que las medidas propuestas vayan a inhibir el consumo, y es probable que hagan del alcohol algo m¨¢s atractivo, por clandestino y peligroso. Las drogas ilegales tampoco se anuncian, pero en mi barrio solo hac¨ªa falta silbar en una esquina para comprarlas. A lo mejor, en lugar de centrarse en la publicidad y la venta, convendr¨ªa poner todo el peso de la acci¨®n pol¨ªtica en la intervenci¨®n social de las familias m¨¢s fr¨¢giles y de los distritos m¨¢s arrasados por el alcoholismo. Y hacerlo con mesura y realismo, sin esperar grandes cambios de la noche a la ma?ana, sabiendo que el monstruo es muy poderoso y tiene brazos largos. Con ambici¨®n peque?a y esfuerzo constante, tal vez logremos algo y a nadie se le ocurrir¨¢ volver a pegar carteles como los del Consejo de Arag¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.