Derechos de las mujeres
Los lectores escriben sobre la importancia de preservar los derechos femeninos, la brecha digital, el estr¨¦s de las capitales y los gu¨ªas tur¨ªsticos
Hace unos d¨ªas, escuch¨¢bamos a Meryl Streep decir que una gata tiene m¨¢s derechos que una mujer en Afganist¨¢n, y es cierto. Como tambi¨¦n lo es que en ?msterdam es un reclamo tur¨ªstico su barrio rojo, en el que la mercanc¨ªa que se alquila son mujeres: mujeres desnudas al alcance de cualquiera que pague por ellas. La esclavitud se aboli¨® hace 150 a?os. Desde entonces est¨¢ prohibido comerciar con seres humanos, siempre que esos seres humanos no sean mujeres o sus beb¨¦s. Acaba de entrar en vigor la ley que proh¨ªbe vender perros, gatos y hurones en Espa?a. Sin embargo, y casi al mismo tiempo, el Tribunal Supremo aprueba que los bebes nacidos por vientres de alquiler puedan registrarse como nacidos en Espa?a. Ojal¨¢ el mundo haga algo ante el patriarcado que no entiende que los derechos humanos son tambi¨¦n para las mujeres.
Lourdes Pastor Mart¨ªnez. C¨®rdoba
Autonom¨ªa arrebatada
Rara vez saco efectivo en el banco y no me asusto cuando olvido la cartera. Tengo una aplicaci¨®n con la que pago y suelo acceder a mi banca digital. Ahora, lo relacionado con la econom¨ªa diaria es m¨¢s f¨¢cil. ?Para todos? A veces me detengo a pensar en los desplazados por la modernidad, personas que nacieron en tiempos diferentes a los actuales y que sufren los efectos de una banca digitalizada, con menos capital humano y recursos para la atenci¨®n presencial. Estas personas dependen de ayuda para gestionar algo tan suyo como su propio dinero. Es imposible luchar contra la evoluci¨®n, pero como sociedad deber¨ªamos reflexionar m¨¢s sobre aquellos a quienes la modernidad les ha arrebatado la autonom¨ªa.
Jos¨¦ Mar¨ªa Parrado Guti¨¦rrez. Puerto Real (C¨¢diz)
Abandonar Madrid
Me encontr¨¦ en una cafeter¨ªa con una joven que hab¨ªa vuelto a Soria despu¨¦s de un tiempo trabajando en Madrid, reconociendo que su vida se hab¨ªa convertido en una rutina de supervivencia: trabajar, comer y dormir. Me record¨® a mis tiempos de estudiante. Cuando finalic¨¦ mis estudios, tambi¨¦n abandon¨¦ Madrid. No me identifiqu¨¦ con su velocidad. Quiz¨¢s fue su car¨¢cter distante, la man¨ªa de hacernos insignificantes, de tratarnos como zombis de asfalto. Mientras Madrid resiste su peso, las personas que vivimos en la Espa?a rural intentamos zafarnos de ese magnetismo letal hacia su coraz¨®n arr¨ªtmico.
Ana Bel¨¦n P¨¦rez Villa. Soria
Visitas guiadas
He estado unos d¨ªas en la bella ciudad de Almagro. Siguiendo mi costumbre, hemos hecho una visita guiada, la mejor forma de conocer la ciudad. Quiero poner en valor la red de gu¨ªas tur¨ªsticos que tenemos en Espa?a que, de forma apasionada, nos cuentan piedra por piedra el presente y el pasado de su lugar.
Carlos Gallego Fern¨¢ndez. Madrid
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